Cientos de miles de fieles despidieron al papa Francisco en una ceremonia que ya forma parte de la historia y desde hoy los fieles forman largas filas para pasar frente a la tumba en la Basílica de Santa María la Mayor.
La misa exequial en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, reunió a más de 400.000 personas, 50 jefes de Estado, 10 monarcas y más de 170 delegaciones internacionales, rindiendo homenaje al primer papa latinoamericano. El féretro, cargado de significado y simbolismo, recorrió seis kilómetros por las calles de Roma en un papamóvil abierto antes de llegar al lugar de su descanso definitivo.

Allí, en una ceremonia íntima presidida por el cardenal camarlengo Kevin Farrell, y acompañado por familiares y allegados, Francisco fue inhumado, convirtiéndose en el primer pontífice enterrado fuera del Vaticano desde León XIII, en 1903.
En un emotivo gesto final, migrantes, personas trans, pobres y reclusos -invitados especiales de Cáritas del Vaticano y de la Comunidad de Sant`Egidio- esperaron el paso del cortejo fúnebre con rosas en sus manos, símbolo de los valores que definieron el pontificado de Francisco: inclusión, compasión y justicia social.
Desde este domingo, la tumba de Francisco estará abierta al público en Santa María la Mayor, una de las principales basílicas romanas, de 7 a 19 horas y ya hay una gran afluencia de fieles, en medio de estrictas medidas de seguridad. Mientras tanto, los cardenales que participarán en el cónclave ofrecerán su propio homenaje privado esta tarde, como cierre espiritual previo a la elección del nuevo pontífice.

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