El Ejército israelí confirmó ayer la muerte de Hashem Safieddine, posible sucesor del también asesinado Hassan Nasrallah al frente de Hezbollah, del que había sospechas de su muerte en la ofensiva israelí en Líbano desde principios de este mes.
El portavoz en árabe de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Avichay Adraee, confirmó su muerte, en un ataque el pasado 4 de octubre, asegurando: “Hemos llegado a Nasrallah, a su sucesor y a la mayoría de líderes de Hezbollah. Vamos a alcanzar a cualquiera que amenace a los civiles del Estado de Israel”.
Horas antes, Hezbollah había reivindicado el ataque con drones del sábado contra la residencia privada del primer ministro israelí, Benjamin Nentayahu, en el centro de Israel.
Hezbollah declaró su “total, completa y única responsabilidad en la operación de Cesarea contra el criminal de guerra Netanyahu”, dijo Mohamad Afif, responsable de las relaciones con la prensa del grupo islamista proiraní, en una rueda de prensa.
El gobierno de Israel hizo público el sábado que la residencia del primer ministro fue atacada con drones desde Líbano, aunque ni él ni su esposa se encontraban en la residencia.