Israel bombardeó ayer por lo menos tres viviendas en Rafah, lo que aumentó el temor entre las más de un millón de personas que se refugian en el extremo sur de la Franja de Gaza de que pueda avecinarse un asalto terrestre con el que se amenaza desde hace tiempo.
Los combates en Gaza han continuado sin pausa, pese que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el lunes una resolución que reclama un “alto el fuego inmediato” y la liberación de unos 130 rehenes israelíes que permanecen en Gaza, incluyendo a 34 que, se presume, murieron. La abstención de Estados Unidos fue clave para que se apruebe esa resolución, lo que generó un fuerte malestar en el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu.
Al respecto, el premier israelí dijo ayer que la cancelación de una visita prevista a Washington por parte de sus principales colaboradores esta semana tenía como objetivo demostrar a Hamás que Israel no cederá a la creciente presión internacional para detener la guerra en Gaza. “Fue un mensaje ante todo para Hamás: ‘No apuestes por esta presión, no va a funcionar’”, dijo en comentarios grabados en vídeo en una reunión con el senador estadounidense Rick Scott, que está de visita en el país.
Mientras Israel ataca el sur de Gaza, las amplias excepciones del servicio militar obligatorio de que gozan los hombres ultraortodoxos reabrieron una profunda división en el país e inquietan a la coalición de gobierno, en tanto los compañeros de Netanyahu en el Gabinete de Guerra se oponen firmemente a la nueva ley de reclutamiento que él propone.
Cabe recordar que la mayoría de los hombres judíos están obligados a hacer el servicio militar durante casi tres años y las mujeres judías cumplen dos años obligatorios. Pero los ultraortodoxos, políticamente poderosos y representativos del 13% de la sociedad israelí, tradicionalmente quedan exceptuados si estudian a tiempo completo en seminarios religiosos.
Estados Unidos insiste con un alto el fuego
Las relaciones de Israel y Estados Unidos pueden haber alcanzado un punto de inflexión, pero no de ruptura porque su carácter es “inquebrantable”. Así las definió el secretario de Defensa, Lloyd Austin, tras reunirse con su homólogo israelí, Yoav Gallant.
Las fricciones entre los dos aliados por las presiones de la Casa Blanca al Gobierno de Benjamín Netanyahu llevaron la relación bilateral a mínimos en mucho tiempo. La insistencia de Washington en que Israel aminore la intensidad de su ofensiva sobre Gaza para minimizar el sufrimiento de la población civil recorrió también el encuentro entre Gallant y Austin.
“Hoy en día, en Gaza, el número de víctimas civiles es demasiado elevado y la cantidad de ayuda humanitaria, demasiado escasa”, declaró Austin a los periodistas antes de reunirse con su homólogo en el Pentágono. “Gaza está sufriendo una catástrofe humanitaria y la situación está empeorando aún más”, dijo el secretario de Defensa.
No obstante, subrayó también Austin, Israel tiene derecho a defenderse y Estados Unidos siempre estará a su lado porque el vínculo bilateral es “inquebrantable”. Y cerró: “Estados Unidos es el amigo más cercano de Israel y eso no cambiará”.