La Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que todavía no se registraron muertes a causa de la variante Ómicron del coronavirus, que sin embargo mantiene en vilo al mundo, con casos reportados desde los cinco continentes.
La organización dependiente de las Naciones Unidas solicitó, de todas maneras, que los fabricantes de vacunas comiencen a ajustar los fármacos existentes con una advertencia: “No esperar hasta que suene la campana de alarma final”.
El portavoz de la OMS Christian Lindmeier expresó este viernes durante una sesión informativa de la ONU en Ginebra: “Aún no he visto informes de muertes relacionadas con la variante Ómicron. Es muy recomendable que los fabricantes de vacunas ya comiencen a planificar con anticipación la probabilidad de tener que ajustar la vacuna existente. Es mejor no esperar hasta que suene la campana de alarma final”.
“Teniendo en cuenta que muchos países incrementan sus test para intentar detectar la nueva variante tendremos seguro más casos, más informaciones y, ojalá que no, posiblemente fallecidos”, agregó.
África fue enfocada como el origen, aunque después se descubrió que la variante del virus circulaba desde antes en Europa y pronto comenzaron a llegar noticias desde diferentes lugares del mundo.
La Organización Mundial de la Salud le fue asignando nombres, en principio un código, en tanto que la rotuló como variante de preocupación.
Se contabilizaron los casos que iban apareciendo en cada país por unidad, pero en las últimas 24 horas llegaron noticias de Brasil y los Estados Unidos, África, Israel y Europa en cantidad, referidas fundamentalmente a la propagación de Ómicron o a los esfuerzos que se llevan adelante por evitarla.
En el balance parcial, Delta fue mucho más devastadora ya que sí produjo víctimas fatales. Sin embargo, la OMS considera que la probabilidad de que Ómicron se extienda por todo el mundo es «elevada» aunque hay muchas incógnitas sobre la peligrosidad y la transmisibilidad reales de esta variante.
La aparición de esta nueva variante del coronavirus, detectada pronto en un número creciente de países y regiones de todo el mundo, llevó a los gobiernos a endurecer sus restricciones e imponer nuevas prohibiciones de viaje.