Decenas de miles de personas colmaron el domingo el Zócalo, la plaza principal de la Ciudad de México, por segunda vez en cuatro meses, para manifestar su rechazo a una reforma electoral impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador (Amlo).
Bajo la consigna “Mi voto no se toca”, una multitud vestida de blanco y rosa, los colores institucionales del organismo electoral, llenó gran parte del paseo y varias calles aledañas del centro histórico de la capital.
La protesta fue convocada por varias organizaciones políticas y civiles agrupadas en el Frente Cívico Nacional, que criticó las medidas de seguridad en torno del Zócalo dispuestas por las autoridades.
Cabe mencionar que la oposición rechaza las reformas alentadas por López Obrador y que fueron aprobadas el miércoles pasado por el Congreso, dominado por el oficialismo y sus aliados.
El Instituto Nacional Electoral (INE) sostuvo que con esos cambios será eliminado 85% de su personal de carrera y se reducirá su capacidad operativa.
El INE es considerado el gran artífice de la transición democrática que permitió a partir de 2000 la alternancia de diversos partidos en el gobierno tras los 70 años de hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En cambio, López Obrador -quien hoy estaba de gira en el interior del país- sostiene que el INE es caro y toleró fraudes en el pasado.
Ayer, López Obrador minimizó la multitudinaria protesta y aseguró que los manifestantes se oponen porque “no quieren que acabe la corrupción”. En esa línea, agregó que “lo que no quieren es que se acabe la corrupción, quieren seguir robando porque la mayoría de ellos son unos corruptos”.
El mandatario mexicano afirmó además que a quienes lideran las manifestaciones “no les importa la democracia, sino lo que quieren es que continúe el predominio de una oligarquía, es decir, un gobierno de los ricos, de los potentados”.