No es un secreto el nivel de violencia que vive México. Lo alertan las organizaciones de derechos humanos, los activistas y analistas, se evidencia cada día contando muertos en periódicos y noticiarios.
Solo en 2024, Chiapas se convirtió en una frontera tomada, Sinaloa es presa de una batalla campal entre grupos del crimen organizado y la matanza de policías y políticos se repite en Guanajuato y Guerrero.
A eso se suma una violencia cotidiana que, en total, dejó un rastro de más de 30.000 asesinatos al año. La crisis del país se evidencia también fuera de sus fronteras.
La organización de mapeo y análisis de violencia ACLED situó en su informe de 2024 a México como el cuarto país con el nivel de conflicto más extremo del mundo, solo por detrás de Palestina, Birmania y Siria.