Miles de personas hicieron cola durante horas ayer en Londres para dar su último adiós a la reina Isabel II, que falleció el jueves pasado a los 96 años, cuyo féretro se encuentra en el Parlamento. La prensa británica estima que aproximadamente 750.000 personas esperarán pacientemente para despedirse de la reina, en filas que se extenderán a lo largo de unos 10 kilómetros a orillas del río Támesis, día y noche, hasta el 18 de septiembre. El féretro de la monarca permanecerá durante cinco días en la sede del Parlamento británico antes del funeral y entierro previstos para el 19 de septiembre.
“Estoy preparado para estar unas 10 o 15 horas”, señaló un hombre de 65 años, vestido de traje negro, con una sombrilla y una silla, a la prensa. El público solo podrá ingresar en la capilla ardiente con una pequeña mochila, pero sin agua ni comida.
“La reina era nuestra protectora, la extrañaremos. Ella dio todo por esta nación”, dijo otro hombre de 40 años. En la víspera, miles de personas desafiaron la lluvia para recibir con aplausos y las luces de sus celulares la llegada del féretro al Palacio de Buckingham. Entre el martes y el lunes más de 33.000 personas pasaron por la primera capilla ardiente instalada en Edimburgo, capital de Escocia, en la previa a su llegada a la capital británica.
Mientras tanto, trascendió que el rey Carlos III mandó avisos de despedido a al menos 100 trabajadores de la Corona. El motivo sería el traslado de las oficinas de Clarence House, la antigua residencia de la reina, al Palacio de Buckingham. Entre los afectados se encuentran secretarios privados, la oficina de finanzas, el equipo de comunicaciones y empleados de la residencia, quienes manifestaron su disconformidad.
“Todos están absolutamente furiosos, incluso los secretarios privados y el equipo de mayor rango. Desde el pasado jueves, todos los empleados trabajaron muy duro hasta tarde, para enterarse de esto. La gente quedó visiblemente alterada”, dijo uno de los afectados.