El ex presidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dimitri Medvedev, aseguró ayer que habrá un “castigo inevitable” contra Ucrania tras la muerte del teniente general Igor Kirillov, jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, quien falleció junto a uno de sus asistentes en un ataque atribuido a Kiev.
“Los intentos de intimidar a nuestro pueblo, detener el avance del Ejército de Rusia y azuzar el miedo están destinados al fracaso”, sostuvo Medvedev, afirmando que este “atentado” contra Ucrania busca “prolongar la guerra y la muerte”.
El ex presidente ruso además señaló que “este ataque terrorista es la agonía del régimen de (Stepan) Bandera”, en referencia al líder ultraderechista de la Organización de Nacionalistas Ucranianos, alineada con movimientos fascistas y nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
“Con sus últimas fuerzas, está intentando justificar su inútil existencia frente a sus amos occidentales”, afirmó Medvedev. “Dándose cuenta de la inevitabilidad de su derrota militar, está dando golpes cobardes y viles en ciudades pacíficas”, criticó, según recogió la agencia rusa de noticias TASS.
En contrapartida, y previo a la cumbre que celebrarán los países miembros de la OTAN esta semana en Bruselas, el secretario general de la alianza, Mark Rutte, y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, mantuvieron un encuentro en el que debatieron el apoyo y la entrega de armamento al país en guerra.
Como suele hacer en este tipo de encuentros, Zelenski aprovechó para pedir a Europa adoptar una posición “única” y “conjunta” en lo que respecta al envío de armamento y equipamiento militar para sus tropas, en especial los sistemas de defensa antiaérea, que permiten neutralizar los fuertes ataques rusos.
Asimismo, el mandatario consideró esta una “buena oportunidad” para hablar sobre “garantías de seguridad” para su país, tanto “hoy como mañana”, una vez finalice la guerra.