El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aprovechó este jueves el 50º aniversario de la muerte de Francisco Franco para reivindicar los avances democráticos de España y advertir sobre el resurgimiento de discursos que idealizan el pasado autoritario.
En una reflexión pública, el mandatario instó a “proteger la democracia” frente a la creciente polarización y las nostalgias revisionistas que atraviesan a parte de la sociedad.
En un artículo publicado en el medio digital eldiario.es, Sánchez escribió que la muerte del dictador el 20 de noviembre de 1975 “no sólo supuso el fin de una era oscura”, sino también “el inicio del camino que permitió recuperar libertades, reconstruir instituciones y consolidar un país que hoy es ‘una historia de éxito colectivo’”.
“España es un logro democrático que no debemos dar por sentado”, subrayó.
El líder socialista advirtió que, en un contexto en el que ciertos sectores -especialmente entre los jóvenes- expresan simpatías hacia modelos autoritarios, es necesario “dar un paso adelante” en la defensa de las libertades.
“Hay quien idealiza un pasado que nunca fue. Por eso es ahora cuando más debemos reafirmar nuestro compromiso con la democracia”, afirmó. Más tarde, en un mensaje en la red X, resumió su postura: “Defendamos nuestra democracia. Es nuestro poder”.
El aniversario llega en un momento de ascenso del partido ultraderechista Vox, que en apenas una década ha pasado de ser una fuerza marginal a convertirse en la tercera formación del país.
Paralelamente, se ha observado un aumento de mensajes nostálgicos sobre el franquismo en redes sociales, especialmente entre usuarios jóvenes.
Una encuesta difundida por El País esta semana muestra que casi uno de cada cuatro jóvenes entre 18 y 28 años considera que un régimen autoritario puede ser preferible a una democracia en determinadas circunstancias.
La percepción del franquismo también revela una sociedad partida: alrededor del 40% tiene una imagen positiva o neutra del régimen, mientras un 55% lo evalúa negativamente.
Esta división se mantiene desde hace medio siglo, marcada por el debate sobre la memoria histórica: por un lado, quienes exigen justicia para las víctimas del franquismo; por otro, quienes sostienen que insistir en ello “reabre heridas” del pasado.
La polémica se intensificó en los últimos días tras la publicación de las memorias de Juan Carlos I, en las que el rey emérito -designado sucesor por Franco- dedica valoraciones consideradas elogiosas hacia el dictador, lo que desató críticas en el arco progresista.
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, señaló en la televisión pública que “en España sigue habiendo una derecha que no ha asumido una condena clara de la dictadura”, algo que, según dijo, contrasta con lo ocurrido en otros países europeos con pasados autoritarios.
Desde el Partido Popular, la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso afirmó en la Asamblea regional que millones de españoles “ni quisieron la Guerra Civil ni desean volver a un clima de enfrentamiento”, y alertó contra el “guerracivilismo” que a su juicio domina parte del debate político actual.
Como cada año, decenas de simpatizantes del franquismo acudieron al cementerio donde yacen los restos del dictador desde su exhumación del antiguo mausoleo del Valle de los Caídos (hoy Cuelgamuros), en 2019.









