Claudia Sheinbaum aguardará hasta después de su asunción presidencial -el 1° de octubre- para fijar posición pública frente a la orden ejecutiva firmada ayer por Joe Biden que prohíbe el ingreso de migrantes indocumentados a Estados Unidos.
Esta orden ejecutiva prohíbe que los inmigrantes tramiten el asilo en la frontera cuando se hayan presentado un promedio de 2.500 solicitudes diarias a lo largo de una semana. Los totales por día ya superan esa cifra, y eso implica que la frontera podría cerrarse inmediatamente y que los agentes fronterizos estarían en condiciones de repeler hacia México a los miles de migrantes que pretenden permanecer en territorio estadounidense.
La presidenta electa de México no coincide con la iniciativa migratoria de Biden, pero recién exhibirá sus diferencias de criterio cuando suceda a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en el Palacio Nacional.
Sheinbaum pretende negociar con la Casa Blanca una herramienta jurídica que no transforme a México en un campo de refugiados, y que permita a los mexicanos sin antecedentes legales cruzar la frontera e instalarse en Estados Unidos.