Siria celebró este lunes el primer aniversario del fin del régimen de Bashar al Assad, con actos oficiales, desfiles militares y manifestaciones ciudadanas en Damasco y otras ciudades del país.
El evento principal tuvo lugar en la capital, donde el presidente de transición, Ahmed al Shara, encabezó la ceremonia desde la Mezquita de los Omeyas, acompañado de representantes del gobierno, líderes religiosos y jefes militares.
Al Shara, quien lideró las fuerzas de Hayat Tahrir al Sham en la ofensiva final contra el régimen, destacó que la nueva etapa exige “reconstruir Siria como una nación fuerte”, prometiendo priorizar la justicia, el apoyo a los más afectados y la unidad del país ante los desafíos que persisten.
El 8 de diciembre de 2024 marcó el fin del régimen de la familia Assad, en el poder desde 1971. Bashar al Assad abandonó el país rumbo a Rusia, mientras las fuerzas rebeldes y yihadistas, partiendo desde Idlib, capturaban Damasco, poniendo fin a décadas de dictadura caracterizadas por represión, guerras civiles y crisis humanitarias. Inmediatamente se estableció un gobierno provisional encabezado por Al Shara, que busca apoyos internacionales para la reconstrucción y la formación de nuevas instituciones.
La conmemoración tuvo un fuerte componente simbólico. Al Shara, que había reemplazado los uniformes militares por ropa civil desde su llegada al poder, regresó a su traje de combate para su discurso central, evocando el momento en que entró triunfante a la capital hace un año.
“Reconstruiremos Siria obedeciendo a Dios, en apoyo a los oprimidos y garantizando la justicia entre los sirios”, afirmó. Además, presentó públicamente una pieza de la Kaaba, obsequio de Arabia Saudita, como símbolo de la nueva etapa.
Miles de personas participaron en desfiles militares y festividades en Alepo, Homs, Hama, Idlib, Latakia y Damasco, con presencia destacada de helicópteros y paracaidistas.
El ministro del Interior, Anas Jatab, señaló que Siria “está escribiendo una nueva página de su historia” y calificó la fecha como “el inicio de la batalla de la reconstrucción”, recordando que “la liberación no es el final, sino el comienzo de un país nuevo”.
La conmemoración también puso de relieve los retos pendientes. La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) indicó que, aunque más de tres millones de personas han regresado a sus hogares, millones de desplazados y refugiados aún enfrentan barreras para retornar.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, sostuvo que la transición representa “una oportunidad única para poner fin a una de las peores crisis humanitarias del mundo”, pero advirtió que sin un respaldo internacional decidido, la emergencia continuará.
La comunidad internacional reaccionó con mensajes centrados en una transición democrática inclusiva, que respete los derechos de todos los grupos étnicos y religiosos.
El secretario general de la ONU, António Guterres, elogió la resiliencia de la población y la posibilidad histórica de sanar divisiones.
La Unión Europea (UE) urgió al diálogo nacional y destacó los avances institucionales, como la aprobación de la Declaración Constitucional, aunque expresó preocupación por recientes episodios de violencia y denuncias de ejecuciones extrajudiciales.
Estados Unidos, representado por el enviado especial Thomas Barrack, instó a que la transición incluya a todas las comunidades tradicionales y minoritarias, subrayando la importancia de unidad y pluralidad en el futuro de Siria.









