La gobernadora del estado estadounidense de Nuevo México, Michelle Luján Grisham, suspendió ayer por 30 días el derecho a portar armas de fuego en Albuquerque y el condado de Bernalillo, invocando una orden sanitaria de emergencia.
La medida se produjo en respuesta a un reciente aumento de tiroteos mortales, incluidos los incidentes que involucraron a una niña de 13 años en julio, otra de cinco años en agosto y un tercer niño de 11 años este mes, en Albuquerque.
La suspensión se aplica a la mayoría de los lugares públicos, incluidas las aceras de la ciudad y los parques recreativos urbanos, en un área donde históricamente se permitió el uso de armas de fuego.
A fines de agosto, el gobierno de Estados Unidos anunció una nueva propuesta que aumenta las regulaciones para la venta de armamentos a civiles a fin de eliminar el “agujero legal de la exhibición de armas”.