En un giro inesperado en el conflicto en Medio Oriente, el grupo palestino Hamás anunció el viernes su disposición a liberar a todos los rehenes israelíes, aceptando en principio los términos del acuerdo de paz propuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Tras el anuncio, el mandatario afirmó el sábado que Israel ha suspendido temporalmente sus bombardeos en la Franja de Gaza para facilitar el cumplimiento del plan de 20 puntos y permitir la liberación de los cautivos. “Hamás debe actuar rápidamente, o de lo contrario todas las apuestas serán canceladas”, advirtió Trump en su red Truth Social.
“No toleraré retraso… Hay que hacerlo, rápido”, agregó. En otra publicación, el presidente indicó que, tras negociaciones, Israel aceptó la línea de retirada inicial, la cual ya fue presentada a Hamás. «Cuando Hamás lo confirme, el cese al fuego entrará en vigor inmediatamente, el intercambio de rehenes y prisioneros se iniciará, y se crearán las condiciones para la siguiente etapa de retirada», indicó.
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró que espera anunciar la liberación de todos los rehenes «en los próximos días», mientras delegaciones de ambas partes se preparan para retomar conversaciones indirectas este lunes en Egipto. “Nuestro objetivo es contener esas negociaciones en un plazo de unos pocos días”, dijo en un comunicado emitido este sábado por la noche, donde confirmó el envío de una delegación a El Cairo “para finalizar los detalles técnicos”.
Las autoridades egipcias, anfitrionas del diálogo, manifestaron su esperanza de que las negociaciones logren “poner fin a la guerra y al sufrimiento del pueblo hermano palestino, que se ha prolongado por dos años consecutivos”.
Mientras tanto, Israel anunció que suspendía todas sus operaciones ofensivas en la ciudad de Gaza y pasaba a un modo puramente defensivo. Sin embargo, Hamás denunció el sábado que los bombardeos israelíes continúan y acusó al gobierno de Netanyahu de mentir sobre la reducción de las hostilidades. “El bombardeo continuo y las masacres de la ocupación exponen las mentiras de Netanyahu sobre reducir las operaciones militares contra civiles”, expresó el grupo en un comunicado.
El viernes, Trump había dado un ultimátum a Hamás para aceptar el acuerdo antes del domingo a las 18:00 (hora del Este de EE.UU.), advirtiendo que, de no hacerlo, “todo el infierno, como nunca antes se ha visto, se desatará contra Hamás”.
La propuesta fue aceptada en principio por el grupo palestino, que manifestó su disposición a iniciar conversaciones con mediación internacional. La comunidad internacional celebró el gesto e instó a ambas partes a avanzar hacia una solución definitiva que ponga fin a la guerra y al sufrimiento civil.
El plan contempla que, una vez aceptado públicamente, Hamás deberá liberar a todos los rehenes -vivos y muertos- en un plazo de 72 horas. A cambio, Israel liberará a 250 prisioneros condenados a cadena perpetua y a otros 1.700 palestinos detenidos desde el 7 de octubre de 2023. Los miembros de Hamás que renuncien a la lucha armada recibirán amnistía y, si lo desean, podrán salir de Gaza hacia terceros países.
Según las autoridades sanitarias de Gaza, desde el inicio de la ofensiva israelí han muerto 67.074 personas y otras 169.430 han resultado heridas. En las últimas 24 horas, dos niños fallecieron por inanición, elevando a 459 las muertes relacionadas con la escasez de alimentos, entre ellas 154 niños.
El anuncio de Hamás y la respuesta israelí marcan un posible punto de inflexión tras meses de violencia devastadora, pero la fragilidad del momento no permite triunfalismos. A pesar de la presión internacional y de los términos aparentemente aceptados por ambas partes, la desconfianza mutua, las diferencias profundas y el sufrimiento acumulado siguen siendo obstáculos enormes para una paz duradera.
Si el acuerdo logra implementarse, no solo representará un alivio inmediato para las víctimas del conflicto, sino que también pondrá a prueba la capacidad real de las partes -y de la comunidad internacional- para construir un futuro que vaya más allá de la tregua. El reloj corre, y con él, la esperanza de que esta vez, el alto el fuego no sea apenas una pausa, sino el comienzo de un cambio más profundo.