En una nueva decisión que refuerza su postura contra el aborto, el gobierno de Donald Trump anuló una recomendación emitida por la administración de Joe Biden que protegía la realización de abortos en situaciones de emergencia médica, incluso en estados con restricciones estrictas.
La norma, impulsada por Biden en julio de 2022 tras la anulación del fallo Roe vs. Wade por la Corte Suprema, interpretaba que la Ley de Tratamiento Médico de Emergencia y Trabajo de Parto (EMTALA), por sus siglas en inglés) obligaba a los hospitales a practicar abortos si la salud de la paciente corría riesgo. Esta directriz buscaba garantizar el acceso a la atención médica en casos críticos, más allá de las leyes estatales restrictivas.
Sin embargo, una división del Departamento de Salud encabezada por el secretario Robert F. Kennedy Jr. resolvió revocar esa interpretación. El nuevo memorando mantiene el texto general de la ley federal, que asegura el derecho de cualquier persona a ser atendida en una sala de emergencias, pero elimina la mención explícita a los abortos como parte de ese derecho.
«Los pacientes, incluidas las personas embarazadas, conservan los derechos y protecciones otorgados por esta ley federal», señala el nuevo documento, sin referirse directamente al acceso al aborto.
Esta medida se suma a otras adoptadas recientemente por Trump tras su regreso a la Casa Blanca. Durante su primera semana, ya había derogado dos órdenes ejecutivas de Biden que facilitaban el acceso a píldoras abortivas y autorizaban a las mujeres a viajar entre estados para interrumpir sus embarazos.
Desde la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), la subdirectora del Proyecto de Libertad Reproductiva, Alexa Kolbi-Molinas, cuestionó duramente la revocación. “Legalmente, no significa nada”, dijo en declaraciones al medio The Hill. “La obligación de brindar atención médica de emergencia proviene de una ley federal. Por más que quieran, ni Trump ni el secretario Kennedy pueden borrar 40 años de legislación con un simple comunicado”.
El acceso al aborto se mantiene como uno de los temas más divisivos en la política estadounidense, y este nuevo retroceso confirma que será un eje clave del mandato de Trump y de la campaña hacia las próximas elecciones.