Rusia ganó ayer más terreno en el este de Ucrania, donde la ofensiva está ocasionando una “destrucción catastrófica” según admitieron las autoridades de Kiev, que igualmente se mostraron desafiantes ante el Kremlin.
En realidad, Ucrania admitió que la ofensiva rusa en el este del país sigue avanzando y causa “destrucciones catastróficas”, por lo que en cuestión de días las fuerzas invasoras podrían tener el control completo del Donbass, objetivo fijado por el presidente Vladimir Putin tras el retiro de sus tropas de Kiev.
Pese a las declaraciones del mandatario Volodimir Zelenski sobre la resistencia ucraniania, ayer se conoció una estimación oficial que indica que al menos 30% de la infraestructura del país resultó dañada o destruida en lo que va de la guerra.
El cálculo pertenece al ministro de Infraestructura, Oleksandr Kurbakov, quien sostuvo que las pérdidas originadas por las hostilidades rusas superan los 100.000 millones de dólares y la recuperación de todo lo destruido hasta el presente llevará como mínimo dos años.
“Casi todos los componentes de nuestra infraestructura de transporte se han visto afectados de una forma u otra”, admitió el funcionario, quien señaló también que más de 300 puentes en rutas nacionales fueron destruidos o dañados, más de 8.000 kilómetros de rutas necesitarán reparación y decenas de puentes ferroviarios fueron volados.
Pero la de Kurbakov no fue la única voz ucraniana en admitir el avance de las fuerzas invasoras. El gobernador de la región de Lugansk, Serguei Gaidai, dijo que el Ejército ruso está provocando una “destrucción catastrófica” en Lisichansk, localidad vecina de Severodonetsk, actual epicentro de los combates.
“Todas las ciudades y pueblos” que quedan en control ucraniano en la región de Lugansk “están bajo fuego casi ininterrumpido”, admitió Gaidai, quien confirmó que el pueblo de Toshkivka ya está bajo control ruso. A pesar de ese cuadro, Zelenski aseguró ayer en un mensaje a la población que Rusia “está muy nerviosa” por la resistencia de Ucrania en el Donbass y agradeció al Ejército por su labor.
“Ataque económico a Europa”
El ministro de Economía alemán, el ecologista Robert Habeck, afirmó ayer que los recientes recortes en el suministro del gas ruso a países europeos constituyen un “ataque” que busca “sembrar el caos en el mercado energético” del continente.
“La reducción del aprovisionamiento de gas a través del gasoducto Nord Stream 1 es un ataque contra nosotros”, denunció Habeck en un discurso ante empresarios en Berlín, donde aseveró que es un “ataque económico” que fue “llevado a cabo de forma deliberada” por el presidente ruso, Vladimir Putin.
Lo cierto es que el Gobierno de coalición alemán, que incluye a los ecologistas, anunció que recurrirá al carbón para enmendar el faltante de gas ruso, en una medida “amarga pero indispensable para reducir el consumo de gas”, según argumentó.
Rusia amenaza a Lituania
Mientras avanza en su ofensiva en el este ucraniano, Rusia abrió ayer un nuevo foco de conflicto con Occidente al amenazar con “graves” consecuencias a Lituania, miembro de la Unión Europea (UE) y de la OTAN, por imponer restricciones al tránsito ferroviario de mercancías hacia su enclave noreuropeo de Kaliningrado.
Si bien el país báltico alegó que se limitó a cumplir las sanciones impuestas por la UE contra Moscú, Rusia denunció una “escalada”.
“Rusia reaccionará a esos actos hostiles (…). Y (las acciones) tendrán serias consecuencias negativas para la población de Lituania”, advirtió el jefe del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patrushev.
Por su parte, Estados Unidos reaccionó a las amenazas y anticipó que “apoyamos a nuestros aliados de la OTAN y apoyamos a Lituania”.