Los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y China, Xi Jinping, discutieron ayer por teléfono los principales temas de la agenda bilateral y otros de alcance global en los que mantienen notables diferencias, como el apoyo de Pekín a Rusia en Ucrania o la seguridad en el mar de China Meridional y el estrecho de Taiwán.
La llamada, según Pekín a petición de Biden, es la primera desde los contactos que ambos mantuvieron en noviembre del año pasado en Woodside (California) y un año antes en Bali (Indonesia). “La relación está empezando a estabilizarse […].
Por otro lado, los factores negativos de la relación también han ido creciendo, y esto requiere atención por ambas partes”, señaló el comunicado oficial de Pekín, mucho más beligerante que el de su contraparte sobre las líneas rojas que China no permitirá que se crucen: Taiwán y el libre desarrollo tecnológico, contra el que no aceptará restricciones, como los intentos de prohibir el uso de TikTok.
En efecto, según el comunicado de la Casa Blanca tras la llamada, Biden y Xi “revisaron y alentaron el progreso en temas clave discutidos en la cumbre de Woodside, incluida la cooperación antinarcóticos, la comunicación continua entre militares, las conversaciones para abordar los riesgos relacionados con la IA y los esfuerzos continuos sobre el cambio climático y los intercambios entre pueblos”.