8M: Lideresas en el mundo del Covid-19

Por María Solanas

8M: Lideresas en el mundo del Covid-19

Desde hace más de cuatro décadas, cada 8 de marzo los datos disponibles evidencian que, a pesar de los avances, la igualdad entre hombres y mujeres sigue siendo un desafío global. Que persisten obstáculos para lograr la igualdad de género plena y efectiva en todo el mundo, también en los países más avanzados. Los progresos son desiguales, adicionalmente, la pandemia está poniendo en riesgo algunos de esos logros.

La distribución del liderazgo político, económico y social entre las dos mitades de la población sigue adoleciendo de un gran desequilibrio. Según ONU Mujeres, el poder, imprescindible para transformar la realidad, continúa mayoritariamente en manos de los hombres. En un contexto en el que apenas 20 mujeres son jefas de Estado (un 10% del total, frente a un 90% de hombres), este 8 de marzo Naciones Unidas pone el foco en la urgencia de promover los liderazgos de las mujeres para afrontar los desafíos, y en particular el mundo marcado por la pandemia. Las mujeres ocupan tan solo el 21% de las posiciones ministeriales y el 25% de los escaños de los parlamentos. Por regiones, América se sitúa a la cabeza, con el 32% de mujeres del total de parlamentarios, seguida de Europa (30%), África Subsahariana (25%), Asia (21%), Oriente Medio y Magreb (19%) y, por último, la región del Pacífico con el 18%. La paridad, por tanto, está lejos de alcanzarse en cualquiera de los niveles de representación política. El lema de este 8M apela a una de las esferas más crítica para avanzar: la de la participación y el liderazgo en el espacio público. La participación de las mujeres en la toma de decisiones no solo mejora la calidad de la democracia, sino que garantiza la adopción de políticas públicas que reflejen las prioridades y necesidades del conjunto de la sociedad, más inclusivas y, por tanto, más eficaces para abordar los retos actuales.

Argentina y EEUU en la mesa chica

La 65 edición de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de Naciones Unidas (CSW, por sus siglas en inglés), que tendrá lugar entre el 15 y el 26 de marzo, abordará también como tema central la situación de las mujeres en el espacio público y la igualdad de participación en la toma de decisiones, así como la eliminación de la violencia hacia las mujeres en los ámbitos social y político, una lacra que impide y/o dificulta su participación. Entre los temas que se abordarán destaca el relativo a la política exterior feminista, que reunirá a representantes de los gobiernos de México, Suecia, Canadá y Francia, así como del gobierno argentino de Alberto Fernández y el de Estados Unidos de Joe Biden. Teniendo en cuenta que el tema de esta CSW será el impacto del liderazgo de las mujeres, una red global de socios comprometidos con una política exterior feminista es una buena palanca para avanzar en esta senda.

La CSW, que reúne a representantes de los Estados Miembros, ONU y ONGs, llega a esta 65 sesión con una nueva Administración en EEUU, en un contexto de cuestionamiento de las normas de igualdad de género por parte de Donald Trump. Cabe esperar que esta próxima CSW pueda beneficiarse del regreso proactivo de EEUU, y contar con su contribución como un país clave para el multilateralismo por su apoyo financiero a la agenda de los derechos y libertades de las mujeres.

Entre las primeras decisiones del presidente Biden destacan la vuelta de EEUU al Fondo de Población de Naciones Unidas, así como a la Organización Mundial de la Salud – OMS, y la firma del decreto que revoca la llamada Global Gag rule”, que bloquea la posibilidad de que las ONG extranjeras puedan hacer uso de fondos procedentes de EEUU en su tarea de proveer información sobre el aborto. Tradicionalmente, desde que fuera aprobada en 1984 por el presidente Reagan, cada presidente demócrata la ha rescindido (lo hicieron Clinton y Obama), y cada presidente republicano ha vuelto a ponerla en vigor. No obstante, el presidente Trump situó el rechazo al acceso universal a la salud sexual y reproductiva como un tema clave de su agenda, en los ámbitos nacional e internacional. Por el contrario, para Biden avanzar en la agenda de seguridad económica y física de las mujeres y garantizar el ejercicio de todos sus derechos civiles constituye parte del plan para reconstruir mejor”, por lo que cabe esperar un compromiso robusto en este ámbito también en la esfera internacional.

La creación de un nuevo Consejo de Política de Género en la Casa Blanca responde a la promesa de situar la igualdad de género como una prioridad. El Consejo ayudará a moldear las distintas políticas del gobierno; informando directamente el presidente, este organismo tendrá entre sus tareas impulsar la restauración y ampliación de los derechos de salud sexual y reproductiva, la lucha contra la violencia de género a través de un plan nacional, o la reducción de la mortalidad materna. Asimismo, junto a la seguridad económica, la brecha salarial, el acoso sexual, la atención médica y la salud reproductiva, o el trabajo de cuidado de menores, se sumarán otras prioridades como el cambio climático, las infraestructuras, la justicia racial, o la política exterior, con el objetivo de restaurar a EEUU como un campeón para las mujeres”, sostienen en el entorno del presidente Biden. Veremos.

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