Escándalo en el aniversario del gremio de los judiciales

Crónicas cordobesas | Por Mercedes Grimaldi

Escándalo en el aniversario del gremio de los judiciales

A los 70 años de la Agepj asistieron todos los integrantes de la corporación judicial. Un veterano dirigente sindical tomó el micrófono, descargó todas sus críticas y el secretario general se descompensó.

Estaban todas y todos, entre amigas y amigos. Era, lo que se dice, un ambiente de camaradería. Pese a que la Justicia en Córdoba no es justamente un motivo de orgullo, cuando las funcionarias y los funcionarios judiciales se reúnen nunca suelen aparecer críticas. Entre bomberos, nadie se pisa la manguera.

Por eso, lo que sucedió la semana pasada en el acto frente a la sede del gremio de los empleados judiciales iba a quedar en la historia judicial, lo que obligó a varios a borrar cualquier archivo: la fiesta que no fue, la celebración tachada.

Se trató del acto por el 70 aniversario del gremio de los judiciales, Agepj, en la sede que ahora va a ser objeto de una faraónica obra de modernización. De impecable traje, camisa, corbata roja y zapatos recién lustrados, el vocal del Tribunal Superior de Justicia, Luis Angulo, fue uno de los primeros en llegar. Su presencia no pasó para nada inadvertida: verlo allí, en un acto público, con su edad y la pandemia dando vueltas llamó la atención.

Tras él llegó un viejo camarada: el actual ministro de Trabajo, Omar Sereno, cuyo vestuario no tenía el mismo brillo que el de Angulo. El Gobierno tenía otro representante de chomba, zapatillas y cabeza rapada: el fiscal general adjunto, Héctor Chirola” David.

Todos intercambiaron sonrisas, copas y algunos copetines con la titular de la asociación de Magistrados, Silvana Chiapero. Ella, como es costumbre, vestía de manera elegante pero sobria.

La lista de quienes se sentaron esa tarde en el improvisado teatro al aire libre incluye más nombres y apellidos de mujeres y varones cuyas trayectorias confunden la pertenencia política y el rol público: el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julián López; el secretario General de la CGT Regional Córdoba (y legislador provincial oficialista), José Pepe” Pihen; el presidente del Colegio de Abogados, Ignacio Segura; y la presidenta del Ente Municipal Córdoba Obras y Servicios (COyS), Victoria Flores.

Las charlas, sin la debida distancia de los dos metros, no hacían referencia ni al escándalo por la proximidad política del próximo fiscal general, Juan Manuel Delgado, ni al escaso catering que se sirvió. Todas y todos cuidaban los modales, como de costumbre, y hacían la mejor performance para este tipo de actos: ser sólo formas.

El titular de la Agepj, Federico Cortelletti, lucía los nervios propios de su juventud. El gremio, de raigambre kirchnerista, hace tiempo que intenta un viraje hacia el schiarettismo, atento a los movimientos de los jefes de Tribunales. Cortelletti, vestido con una camisa azul arremangada, es, en la práctica, todo lo opuesto al estilo de su antecesora, Irina Santesteban, una mujer siempre de vaqueros: con un pie en el escritorio y otro en el pulso de la calle.

El gremio, el Tribunal Superior, la Asociación de Magistrados y los jefes de los fiscales coinciden en el mismo silencio: no objetar las estructuras vigentes. Cada tanto, simulan palos, pero nadie toca la base. Delgado, un abogado ligado a la iglesia católica, y considerado como un anti derechos” por los sectores que promueven las políticas de género, vio allanada su postulación ante la gran simulación que en Córdoba hace más de dos décadas practican oficialismo y oposición, con los sindicatos incluidos.

En su discurso, Cortelletti habló de la historia: Como decía Rodolfo Walsh, las clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengamos historia, no tengamos doctrina, no tengamos héroes y cada lucha deba empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. Para que ello no nos ocurra las y los judiciales mantenemos el firme propósito de recuperar nuestra historia”.

Pero, de manera paradójica, el gremio que él hoy lidera borró todo registro del momento en el que el ex dirigente gremial, Armando Roberto Battaglia, hoy jubilado tras un largo historial en la lucha de los derechos humanos, tomó el micrófono y comenzó con un breve repaso de la historia reciente: criticó el accionar judicial con la quema de los Tribunales de Corral de Bustos, hace ya unos años; fue ácido al remarcar la dependencia del Poder Judicial con respecto al Ejecutivo cordobés; y terminó por vociferar que Delgado cobraba una asignación universal por hijo”.

Mientras Cortelletti se descompensaba en su silla (lo que obligó a que fuera asistido por un médico), Angulo y David se pusieron de pie y se fueron sin decir adiós.

Se lo contamos acá, porque va a ser difícil que lo lea en otro lado.

Salir de la versión móvil