Inicio de clases: un marzo diferente

Carta de nuestros lectores

Inicio de clases: un marzo diferente

Sr. Director: 

Algunas miradas que llaman la atención en estas primeras semanas de una nueva escuela en múltiples entornos. Miradas en la que las nuevas generaciones nos enseñan y se ponen al frente. Esto se puede observar cuando algún/a docente directivo dice «me conmueve ver lo bien que se portan los chicos, las chicas, lo bien que están dentro de esto».

En el mejor de los casos, 2021 inicia con una escuela repartida en diferentes entornos: en los edificios; en aulas en vivo en pantallas; en plataformas educativas; en cuadernillos. Otra dimensión de esta heterogeneidad nos determina una escuela con modalidad vincular diversa. En momentos con presencialidad corporal, con miradas que se encuentran, con palabras simultáneas. Otro formato, en vínculos con presencia a través de pantallas que permiten acercar encuentros hasta la próxima cara a cara, otorgando continuidad pedagógica. Otra, en vínculos a través de propuestas, consignas, que permiten construir aprendizajes en una lógica de secuencias de enseñanza. Todas formas hoy necesarias. En ellas niños, niñas, jóvenes, se mueven como peces en el agua. Aprenden, incorporan formas, respetan, se comprometen, interrogan, fundamentan. 

Familias y escuelas ocupándose de acompañar, contener, entender, argumentar. Estudiantes que incorporan nuevas formas, nuevos hábitos, maneras, estilos hoy necesarios y que no eran habituales, pero que rápidamente, en general, ellos, ellas, pudieron interiorizar y hacerlos rutina. Por supuesto, con la heterogeneidad que los caracteriza y requiriendo de la palabra adulta que explica, que otorga sentido e insiste.

Niños, niñas, jóvenes, con consciencia social, conformando una comunidad necesaria, una tarea colectiva que persiste.

Otra dimensión es la de los adultos articulando lógicas, saberes, modalidades y requerimientos. Familias con ciertos desconciertos, con nuevas organizaciones, exigencias, costumbres. Escuelas que, desde la lógica pedagógica, organizacional, deben incorporar muchas otras variables incidentes de la pandemia, y que surgen para esta nueva forma de vida.

Directivos y docentes súper ocupados en nuevas dinámicas y organizaciones. Múltiples decisiones cotidianas, situadas, en las que la consulta es continua. Médicos acostumbrados a criterios biológicos, individuales, sobre los que deben incorporar miradas integrales, criterios socio afectivos, comunitarios, colectivos.

Una sociedad actuando frente a situaciones inéditas, inciertas, que afectan la vitalidad y despiertan inquietudes, preocupaciones frente a la pérdida. 

Urge educar y educarnos para este mundo, para esta vida. Para ello la flexibilidad y apertura es fundamental. El «nadie lo sabe todo» y por lo tanto «necesito del otro, de la otra, para la consulta y la mejor toma de decisiones» pareciera ser un accionar cotidiano, necesario no sólo en las escuelas. El compromiso, la confianza, el reconocimiento es sobre los que aprendemos de nuestros estudiantes. ¿Lo aprenderá la sociedad?

 Janet Saltanovich

Vice rectora Escuela Nueva Juan Mantovani

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