¿Hacia dónde va China?

Por Raquel Jorge

¿Hacia dónde va China?

En los últimos meses las empresas chinas están experimentando un auge de regulaciones a las que deben estar sujetas. También de multas, aunque en menor medida. El llamado crackdown” (medidas rígidas”) que está llevando a cabo el gobierno chino no es algo nuevo, pero sí más intenso, en especial para las tecnológicas.

Desde el sector de Internet (Tencent), las aplicaciones de reparto de comida (Meituan), los sistemas automatizados de contratación (Kanzhun), las aplicaciones de taxi (Didi) hasta los buscadores de tutorías privadas online, muchas de ellas están viendo cómo la intervención y supervisión estatales crecen en un momento en el que su actividad económica empezaba a crecer de forma significativa.

Ant Group es la empresa de Fintech” mejor valorada del mundo. En noviembre de 2020, Ant Group intentaba salir a las bolsas de Shanghái y Hong Kong con una previsión de 34.500 millones de dólares, que lo hubiera convertido en la Oferta Pública Inicial más grande de la historia. Sin embargo, antes de que esto ocurriera, cuatro organismos reguladores chinos, liderados por el Banco Popular de China, se reunían con el equipo ejecutivo de Ant Group y se restringía la venta de acciones a gran escala, con el argumento de evitar conductas monopolísticas. La salida a bolsa tuvo que posponerse.

Desde entonces, ha habido casos similares, como sucedió con la también limitación de la salida de Didi Chuxing (el llamado Uber chino), en este caso en la bolsa de Nueva York, puesto que se consideró que vulneraba los protocolos chinos de seguridad de datos personales.

Para entender el crackdown” chino hay que buscar varias razones. El mantenimiento y estabilidad de la seguridad nacional es uno de ellos. En julio se aprobaba la Ley de Seguridad de Datos, y en noviembre debería entrar en vigor la Ley de Protección de la Información Personal. El objetivo es gestionar cómo se utilizan los datos estatales núcleo”(core state data), es decir, aquellos datos que se consideran esenciales para la seguridad nacional.

La segunda razón se refiere a la concentración de poder por parte de las empresas tecnológicas chinas. Ant Group es la empresa de mayor valor a nivel global. Las empresas unicornio, o emergentes con una valorización de más de 1.000 millones de dólares, son realmente pocas: 225 en todo el mundo, de las cuales 33 son de origen chino; de EEUU hay más de 140, como son Uber o Airbnb.

El gobierno quiere evitar prácticas monopólicas; ya existía una ley antimonopolio en China desde 2008, pero lo cierto es que no ha sido hasta noviembre de 2020 cuando se empezó a crear nuevas reglas más severas. La regulación antimonopolio ya se ha aplicado al menos a 35 empresas tecnológicas por no registrar las fusiones de forma adecuada, firmar contratos exclusivos, o por irregularidades en las adquisiciones.

A la regulación antimonopólica se une el temor de que las empresas concentren demasiado poder por cuenta propia, es decir, sin el aparato estatal. Tencent y Alibaba han estado durante los últimos ocho años repartiéndose el poder de mercado de Internet con servicios y plataformas que eran interoperables entre sí. Por ejemplo, el sistema de pagos de Tencent no puede utilizarse en las páginas de comercio online de Alibaba, y Alibaba no puede compartir sus enlaces en WeChat, la aplicación de mensajería de Tencent. En octubre del año pasado, el fundador de Alibaba, Jack Ma, se quejó en una conferencia en Shanghái de que las autoridades chinas sofocaban la innovación. Desde entonces no aparece demasiado en público.

Las restricciones del gobierno chino no van dirigidas únicamente a empresas que buscan mercados extranjeros; tampoco se apela solo a razones de protección de datos personales. Lo cierto es que hay dos factores más. Primero, Ant Group ha llevado a varias agencias del gobierno chino que tenían competencias para regular mercados a entrar en una rivalidad entre ellas (las turf wars”) para sobrevivir ante lo que se viene con la siguiente ronda de reformas del Partido Comunista Chino, que consiste en reducir agencias y centralizar ciertos asuntos en unas pocas. La segunda razón tiene que ver con el bienestar social, la cohesión interna y la salud mental. La regulación de los sectores de los videojuegos parte de esta idea: reducir el número de horas a la semana para jugar a videojuegos busca reducir el aislamiento social, y limitar las tutorías privadas online pretende aliviar el ambiente hipercompetitivo de la educación china.

No se puede señalar una única razón para explicar lo que está ocurriendo en China. El crackdown” se debe en algunos casos a motivos de seguridad nacional y competitividad económica, y en otros a causas como la salud mental y el cambio cultural. Ahora bien, en todos ellos hay algo común: una tendencia a priorizar industrias estratégicas, algo que podría asemejarse más al modelo alemán de política industrial que al estadounidense.

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