Alemania, un golpismo “nostálgico”

Por Claire Burchett, Nueva Sociedad

Alemania, un golpismo “nostálgico”

El pasado 7 de diciembre, la policía arrestó a 25 personas acusadas de planear el derrocamiento del gobierno alemán en una serie de redadas en todo el país. El grupo se proponía, según la Justicia, proclamar como jefe de Estado a Heinrich XIII, un descendiente de la realeza alemana. Entre los arrestados se encontraban miembros del grupo Reichsbürger [Ciudadanos del Reich], un movimiento heterogéneo de grupos e individuos, incluidos algunos con posiciones de extrema derecha.

Ya se había impedido acciones violentas de Reichsbürger en el pasado, pero este último incidente y la lista de sus presuntos miembros han causado mayor preocupación. Una ex integrante del Parlamento alemán, que ha sido jueza hasta poco después de su arresto formaba parte del grupo. Birgit Malsack-Winkemann fue diputada por el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán). Varios ex militares también fueron arrestados en relación con la trama golpista. Esto es motivo de gran preocupación, ya que tales lazos dan a extremistas potencialmente peligrosos acceso a armas y personas entrenadas.

A comienzos de 2022, Heinrich XIII fue señalado por la prensa alemana como una persona cercana a los círculos de Reichsbürger y un convencido de las teorías de la conspiración, lo que llevó a su familia, la Casa de Reuss, a distanciarse públicamente de él. Heinrich XIII Prinz Reuss no goza, sin embargo, de una gran notoriedad pública, más allá de un discurso de 2019 en la conferencia WorldWebForum en Suiza, que contenía un mensaje antisemita y revisionista. La participación de un aristócrata habla de las motivaciones en favor de la monarquía de algunos integrantes de Reichsbürger, que desean restablecer a un Kaiser como jefe de Estado.

Reichsbürger no tiene una estructura centralizada, pero se estima que tiene al menos 21.000 seguidores. Su creencia clave es que el actual Estado alemán (República Federal, Bundesrepublik en alemán), sus instituciones y representantes elegidos democráticamente no son legítimos. Los partidarios del movimiento se niegan a someterse a la autoridad estatal, por ejemplo, pagando impuestos. Se hicieron famosos en los primeros años de la pandemia por no cumplir con las restricciones frente al covid-19.

Algunos seguidores del movimiento consideran que los pasaportes y documentos de identidad provistos por el Estado alemán son ilegítimos. Mientras que algunos prefieren usar un certificado oficial de ciudadanía denominado gelber Schein [certificado amarillo], otros fabrican sus propios pasaportes ilegales y licencias de conducir, documentos que a menudo incluyen menciones a antiguos estados alemanes como lugares de nacimiento, como los reinos de Baviera o Prusia.

Por lo general, los miembros del grupo creen que la forma legítima del Estado alemán es alguna de las versiones del pasado, aunque existen discrepancias sobre cuál de ellas elegir. Algunos creen que la verdadera forma de Alemania fue la que existió entre 1871 y 1918, cuando se estableció el Reich alemán después de la unificación y antes de la Primera Guerra Mundial. Otros citan la Constitución de la República de Weimar de entreguerras como la única verdadera de Alemania. Y otros todavía se centran en 1937 para demostrar las que creen son las fronteras legítimas del territorio alemán, que entonces incluía el antiguo Reino de Prusia, cuyo antiguo territorio forma ahora parte de Polonia y de Rusia [Kaliningrad, ex-Königsberg], pero no Austria, que fue anexionada en 1938.

Una creencia unificadora entre los seguidores de Reichsbürger es que el actual Estado alemán carece de soberanía. Creen que los aliados occidentales (Francia, Reino Unido y EEUU) supuestamente han mantenido el control después de que su ocupación de Alemania occidental terminara en 1955. Por lo tanto, creen que el actual Estado alemán es un régimen títere que no representa los intereses del pueblo alemán. A veces se refieren a él como Deutschland GmbH [Alemania SRL], lo que implica que no tiene poder sobre sí mismo y sólo existe para enriquecer a sus controladores.

El foco en el revisionismo histórico y el cuestionamiento a la existencia de la soberanía alemana permite presentar a Alemania como un país intachable que permite un orgullo nacional sin complejos. Al centrarse en las fronteras de antes de la guerra y pasar por alto la historia de la posguerra, Reichsbürger puede ignorar la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, así como el esfuerzo para reconciliarse con su pasado nazi y colonial, en particular el Holocausto y el genocidio de los pueblos herero y nama de 1904 en Namibia. La eliminación de estos momentos oscuros de la historia alemana permite a los partidarios del movimiento centrarse en su propia victimización.

Un revisionismo similar es común en la extrema derecha alemana en su conjunto, en particular en algunos miembros de AfD. La minimización de la importancia del Holocausto y el énfasis en los momentos «positivos» de la historia alemana fomentan una relativización del Holocausto y el antisemitismo. Sin embargo, a diferencia de la AfD, que ha adaptado su retórica para encajar en la política, algunos seguidores de Reichsbürger ignoran por completo las leyes alemanas actuales que prohíben el negacionismo del Holocausto y la difusión de propaganda nazi. El grupo no oculta su vínculo con el antisemitismo y con la difusión de teorías de conspiración antisemitas sobre el poder de las «altas finanzas» [judías], así como la negación directa del Holocausto. En marzo de 2020, la policía alemana se apoderó de material de propaganda neonazi durante las redadas en las viviendas de algunos «ciudadanos del Reich».

En esencia, el extremismo de derecha se define en gran medida como antidemocrático. Mientras que muchos adherentes a Reichsbürger se niegan a respaldar la legitimidad del Estado democrático actual de Alemania, la falta de una visión unificada dentro del movimiento hace que no sea claro qué sistema preferirían, la monarquía constitucional del kaiser Guillermo II, el experimento democrático de la República de Weimar o la dictadura de la Alemania nazi. Sin embargo, en el caso de la trama más reciente, el papel clave de Heinrich XIII implica que el objetivo era la restitución de una monarquía constitucional al estilo del régimen del Guillermo II.

Reichsbürger podría ser considerado un grupo marginal, pero sus ideas claramente atraen a algunos lo suficiente como para convencerlos de que un golpe de Estado es un objetivo deseable y posible. Y los vínculos con organizaciones más influyentes los harían más peligrosos, por lo que las autoridades alemanas han tomado este asunto más seriamente.

Salir de la versión móvil