Bancos en crisis: ¿dónde está la plata?

José Emilio Ortega.

Bancos en crisis: ¿dónde está la plata?

El cierre de los bancos Silicon Valley, Silvergate y Signature se asemeja a una mancha destinada a expandirse, tal como ocurrió otras veces, la última de ellas en 2007-2008. Relevantes autoridades financieras reiteran que el sistema es sólido; pero el origen de las dificultades no está completamente blanqueado, y la capacidad de respuesta del entramado bancario global frente a futuros episodios es incierto.

El Silicon Valley Bank empezó a operar en California en 1983 como subsidiario del SVB Financial Group (que también quebró). Se encontraba dentro del top 20 de EEUU, con 29 sucursales, sumando oficinas en 10 países. Forbes la mencionó recientemente como una de las grandes empresas norteamericanas. Poseía activos por 212.000 millones de dólares y sus depósitos (predominantemente de “startups” tecnológicas, se estima que la mitad del total norteamericano) superaban en muchas cuentas el piso de 250.000 dólares asegurados por el gobierno federal.

¿Qué pasó? El banco invirtió agresivamente en Bonos del Tesoro (55% de sus activos, cuando la media es 24%). Al subir drásticamente la Reserva Federal las tasas de interés, se explicitó su necesidad de mayor endeudamiento (además de una necesidad gubernamental de controlar la inflación) y ello debilitó la cotización de los títulos (más del 30% de caída). Se agrega que muchos clientes (“fintechs”) recurrieron a sus ahorros durante 2022, ante las dificultades para conseguir préstamos o inversiones para nuevos emprendimientos luego de la pandemia. El banco vendió activos, pero los precios obtenidos fueron menores a los oportunamente pagados. Contaba apenas con un 7% de efectivo sobre el total de depósitos (la media es 13%). Al solicitar financiamiento externo para equilibrarse, se desplomaron las acciones (60%). Y una corrida selló su suerte: es la segunda quiebra más importante en EEUU.

Biden ordenó la cobertura inmediata y los fondos serán garantizados por un reaseguro constituido por bancos (Corporación Federal de Seguros de Depósitos de EEUU). Además, la Fed se comprometió a prestar a otros bancos que necesiten resolver situaciones similares.
El Signature Bank nació en 2001, de las cenizas del Bank of New York (cuando fue comprado por HSBC). Desde 2010 comenzó a expandirse y abrió 38 sucursales dentro de EEUU, en estados económicamente poderosos, apuntando a clientes premium. A fines de 2022 contaba con 110.000 millones de dólares en activos y 88.000 en depósitos. Su valor de mercado era de 4.400 millones. En los últimos años, se especializó en mercados digitales y apostó a la criptomoneda (un 20% de sus activos). Mientras el banco era investigado por el Departamento de Justicia y la Comisiones de Bolsa y Valores por opacidad, la caída del Silicon y del Silvergate, un banco más pequeño y volcado a las criptomonedas, influyeron sobre su cotización bursátil (caída del 32% en pocas horas), con retiro masivo de depósitos (que migraron a bancos más grandes). La Corporación Federal de Seguros de Depósitos exigió a los bancos no volcarse sobre la criptomoneda.

Semejante desplome afectó también al First National Bank, 14° banco norteamericano, fundado en 1864, con muchas subsidiarias y 200.000 millones de dólares de activos, sobregirada en sus préstamos (un 11% más que su total de depósitos). Sus acciones cayeron 80% tras la crisis del Silicon. Once bancos, en operación coordinada por JP Morgan, le prestarán 30.000 millones (aunque según informó el banco, ese “blindaje” llegaría a 70.000 millones).

Se agregan 11 bancos regionales (la escala mediana es la más afectada, sin la maniobrabilidad de los pequeños ni la espalda de los más grandes), cuyo valor cayó entre el 11% y el 25%. El 2022 mostró que los balances de bancos norteamericanos perdieron en total 620.000 millones de dólares.

Otras consecuencias
Estas caídas arrasaron a numerosos fondos de inversión, cada uno de ellos administradores de decenas de miles de millones de dólares. Paralizó a emprendedores o grandes empresas de todo calibre con cuentas en los bancos fundidos. Y repercutió en las bolsas de todo el mundo.

La Reserva Federal está trabajando en diversos programas de ayuda, incluso mediante préstamos directos a bancos o ampliación de garantías de depósitos. Se estaría estudiando bajar las tasas de interés, lo que podría impactar sobre la inflación.

En Europa, si bien la vulnerabilidad de muchos bancos del continente viene generando comentarios desde el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania (al inicio del conflicto bélico, el riesgo se estimaba en 100.000 millones de euros), la crisis del banco Credit Suisse, que se encuentra entre los 30 más importantes del mundo (con sucursales en 50 países y operaciones en 100 estados) se presenta como un duro golpe financiero y político.

La institución fue recientemente investigada y sancionada (con gran desprestigio de sus directivos y de la institución). El incremento de tasas del Banco Central Europeo (en recorrido similar a la Fed) también la afectó, como la quiebra de clientes importantes (a los que el Banco le habría permitido maniobras demasiado arriesgadas) y la definición saudí (principales accionistas) de no aportar más dinero para salvarlo. El Banco Central suizo debió anunciar un rescate por 53.700 millones de dólares, aunque subyace la necesidad política de aventar una tormenta aún mayor que la despertada por los bancos regionales de EEUU.

El abordaje de las catástrofes (pandemia o guerra) se financia con aportes excepcionales obtenidos por emisión, tributos o -especialmente- préstamos. El mayor endeudamiento de los Estados desde 2020, prolongado por el conflicto multilateral con epicentro en Ucrania, es superlativo. La plata cambia de destino y se corre de ejes. Hasta los fondos que los Estados anuncian hoy para socorrer a los bancos en crisis provienen de nuevo endeudamiento (para el cual siempre hay prestamistas, y más costos colectivos, a mediano o largo plazo).

Las dos Guerras Mundiales, como la Guerra Fría, muestran en el siglo XX cuánto influyeron los agentes financieros públicos o privados (y las decisiones de política pública frente al sector o su ausencia) en el rumbo del pasado reciente (y del presente). Aunque la evolución de los conflictos actuales se presente misteriosa, aquellas lecciones deberían ser un espejo en el cual mirarnos.

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