“El enojo que hay entre los productores es enorme porque se sintieron burlados. No te miento si te digo que todos hicieron sus cálculos con la poca o mucha soja que tenían guardada. Esta bronca no está siendo canalizada por las entidades del agro y creo que va a salir hacia cualquier lado”. Esta reflexión de un ingeniero agrónomo del sur provincial resume bastante bien el ánimo que reina entre los agricultores después del blef del gobierno nacional con las retenciones cero que duraron 72 horas.
Por el momento nadie ha podido capitalizar ese hecho con fines electorales. La gestión Milei quedó mal parada y la desconfianza es general entre la gente del campo. Pero el cordobesismo no puede o no quiere aprovechar la situación y por eso ha mantenido un incómodo silencio sobre la oportunidad aprovechada sólo por las grandes cerealeras. Nadie pudo explicar desde Provincias Unidas por qué no merece críticas la reposición de los derechos de exportación a pesar de ser uno de los ejes discursivos de los gobernadores Martín Llaryora y Maxi Pullaro.
Los encuestadores aún calibran los instrumentos para medir el impacto en términos de votos en la Zona Núcleo donde se temió en las primeras horas del anuncio que pudiera inclinar a favor de los libertarios el sufragio de los chacareros. Un consultor especulaba sobre la categoría “voto del campo” y precisaba que “se caracteriza como no-ideológico que emigra rápido como lo hizo del macrismo al mileísmo” aunque matiza que tal vez asistimos a un punto de inflexión de aquí en adelante “por la desconfianza que se instala, por desbaratar en pocas horas una medida que los ilusionó a los productores”.
Pero en algo coinciden los encuestadores frente a hechos muy recientes: la volatilidad del voto no siempre es rápida y suele llevar tiempo a otras fuerzas políticas captarlo. El refugio frente al desencanto suele ser el abstencionismo aunque para averiguarlo deberemos esperar a la noche del 26 de octubre. Lo único cierto para los que siguen de cerca al sector es que desde CABA no dimensionan el volumen del enojo que se instaló entre los productores.
El cordobesismo entre la oportunidad y el silencio
El presidente Milei y sus aliados circunstanciales anhelaron que el milagro económico llegará antes que la reconstrucción política de la oposición le plantara respuesta por los daños en la producción, el empleo y la microeconomía de las familias. No han pasado tres meses de la frase “comprá campeón, no te la pierdas” que Toto Caputo irónicamente lanzó a quienes le cuestionaban el atraso cambiario. Desde entonces la estrategia de la Casa Rosada sólo ha ido a pérdida.
El gobierno negocia un acuerdo con Washington cuyos detalles y cláusulas la oposición quiere conocer pero al mismo tiempo no logra extender el respiro que le dió la administración de Trump a Milei. A una semana del viaje a los Estados Unidos nuevamente caen los bonos soberanos, los ADRs y escala el Riesgo País. En medio de las turbulencias busca apoyo entre algunos gobernadores afines que van a las legislativas de medio término con La Libertad Avanza como Cornejo de Mendoza o Zdero de Chaco entre otros. Sin embargo desde el Panal aseguran que aún no sonó ningún llamado del flamante Ministro del Interior Lisandro Catalán.
Por ahora suena lógico que los gobernadores no se tienten con algún acuerdo con Nación. Por un lado está en marcha una campaña electoral que suspende la chance de conversaciones realistas y por el otro aún está fresco el recuerdo de pactos sellados con Guillermo Francos y cancelados por Javier Milei.
La Capital en el foco de la campaña
Mientras tanto la campaña sigue en marcha y se espera en los próximos días una fuerte presencia de Juan Schiaretti en los actos de Capital y del gobernador Llaryora acompañando a los candidatos de Provincias Unidas. Algunas encuestas marcan el descontento de los vecinos de la ciudad y creen que el voto que le garantizó la gobernación a Hacemos por Córdoba hoy podría depositarse en otras canastas.
El fuerte deterioro de la administración municipal de Daniel Passerini puede pasarle factura al cordobesismo que siempre basó la eficacia de su maquinaria electoral en la eficiencia de su aparato de gestión. El intendente no deja de recordar en cada oportunidad que debió afrontar los compromisos de deudas “roleadas” ni que afronta mensualmente subsidios al transporte por el retiro de fondos que giraba el gobierno nacional. “Tuvimos que juntar 33.000 millones de pesos para comprar los dólares para evitar el default. Si esa plata se destinaba a servicios la ciudad no estaría en estas condiciones”, dicen desde el Palacio 6 de Julio en estricto off.