El próximo domingo varios barrios elegirán las autoridades de sus Centros Vecinales. Hace unos meses lo hicieron otros en los que grupos encabezados por ciudadanos jóvenes impusieron mayorías en sus barrios –Nueva Córdoba, Junior, Centro, Maipú y Güemes son los primeros en formar una Liga de jóvenes Presidentes de Centros Vecinales-.
El proceso no es simple o exento de dificultades, tras años en que autoridades municipales manipularon con sucesivas intervenciones, elecciones amañadas o con sus listas repletas de punteros políticos.
También se observan problemas en la transición entre las conducciones anteriores y nuevas, a las que les cuesta asumir en plenitud sus mandatos y algunos problemas en la transparencia en la disposición y uso de recursos aportados por el municipio en el pasado.
Las reducciones presupuestarias municipales son a la vez un problema, pero también una oportunidad, como ocurrió en el interior hace décadas cuando se auto organizaron en cooperativas de usuarios en poblaciones en donde los gobiernos provinciales no llegaban, mientras si invertían y financiaban servicios públicos en las ciudades mayores.
La oportunidad está en que organizaciones transparentes, eficientes y con creciente eficacia estarán en condiciones de mostrarse más y mejor en aquellos aspectos en los que el Estado no llega y no llegará, llega tarde o de forma meramente formal –seguridad preventiva, organización de eventos, ferias, exposiciones, emprendedores, control de cumplimiento del Código de Convivencia que debe pasar de la letra a ser una norma efectiva-.
El ejercicio democrático –un valor en permanente construcción- exige siempre inclusión de minorías con conducción de mayorías, lo cual no es una forma ni simple ni frecuente que requiere un cambio en los modelos de gestión, sistemas, herramientas, procedimientos y actitudes que existen pero se conocen poco.
Allí, en el necesario proceso de aprendizaje de dirigentes y ciudadanos estará el quid de la cuestión para lograr los niveles de confianza requeridos y la adhesión a los principios de cooperación que se han mostrado válidos para hacer crecer el Capital Social en múltiples casos de éxito –Italia, Medellín, Bogotá, San Pablo, etc.-.
En ellas es clave el apoyo de sus Redes Ciudadanas, Juntas de Participación, Centros de Participación Comunitaria que desde la sociedad civil y las estructuras municipales son instancias en las que los Centros Vecinales pueden ejercer la virtud democrática con sus pares.
La mayoría de las anteriores gestiones –hecha la salvedad de unos pocos casos-, poco o nada tienen para mostrar ni en su organización, ni en su transparencia, ni en su eficacia como para comprometer el triunfo de una nueva generación de dirigentes voluntarios jóvenes que tienen ante sí el desafío de construir algo distinto, más inclusivo, más transparente, más presente y eficaz.
Los ciudadanos-vecinos tienen ante sí una nueva alternativa a las que adherir, orientar sus reclamos, construir organización, exigir transparencia y cooperar, y así romper el círculo vicioso de acciones y reacciones en el que pocas veces llegan soluciones sostenibles.
Para que eso se convierta en un círculo virtuoso, los Centros Vecinales no solo deben ser honestos, sino que deben mostrar –como la mujer del César en el Imperio Romano- que lo son y ganarse la confianza ciudadana de una sociedad mayoritariamente orientada a la solidaridad que ahora puede institucionalizarse.
Muchos podrán descreer que eso pueda lograrse. Sin embargo, poco hay que perder si se sostiene el modelo de gestión anterior. Por lo que elegir creer es el único modo posible de lograrlo. De lo contrario seremos protagonistas por omisión de los recurrentes fracasos.
Las democracias nacieron cuando en las ciudades griegas los ciudadanos se organizaron, y así fue cada vez que eligieron construir su propio destino. Esta es una nueva oportunidad de hacer germinar la democracia como valor fundamental en un momento en el que las distopías son una posibilidad cierta, pero en la que las mismas herramientas con las que nos amenazan –IA, cadenas de bloques, etc.- son útiles para ser usadas en favor de las sociedades.









