La jornada del domingo 26 le develará a cada fuerza política la magnitud de los aciertos y errores en el planteo de una elección de medio término que se tornó más importante que cualquier otra en la democracia reciente. Provincias Unidas conocerá cuánto pesa el aparato partidario en la suma de votos fuera de un comicio ejecutivo. La Libertad Avanza sabrá qué tan acertada fue la estrategia trazada por Karina Milei y Gabriel Bornoroni de poner candidatos sin trayectoria confiando sólo en la marca del partido.
Fuera del lote de los más encumbrados en las encuestas asoma Natalia de la Sota que aspira a consolidar una polaridad contra Milei pero también contra la hegemonía que el cordobesismo quiere imponer en el sistema político local. Los votos que coseche sumarán una cuenta dirimente a futuro en el espacio político que fundó su padre ya que el peronismo dividido pierde chances de retener cargos ejecutivos en el 2027.
Corren por una banca
Por el lado de la UCR Ramón Mestre espera alcanzar los votos suficientes para obtener un escaño en la Cámara Baja pero ningún sondeo le asigna porcentajes superiores al 4 por ciento, menos de la mitad de lo que se necesita para llegar vía Sistema D’Hont a la suma de 170.000 sufragios que constituirán el piso para quedarse con la novena banca.
Por su lado Fuerza Patria y el diputado Pablo Carro, que aspira a renovar su mandato, deberán contar cuántos votos se fugaron hacia Defendamos Córdoba y cuantos pueden contener como expresión genuina del kirchnerismo que nunca sumó menos que lo necesario para llegar al Congreso. El voto progresista, según los sondeos, parece mudar sus preferencias hacia Natalia seducido por cierta coherencia parlamentaria.
Un dato que nadie oculta entre los estrategas de campaña es qué pasará con el alto nivel de indecisos que revelan las investigaciones de campo. Arriesgan que apenas puede superar el 60 por ciento de participación con alto abstencionismo de esos desencantados tal como se vió en Provincia de Buenos Aires donde 2 millones de ciudadanos no concurrieron a las mesas de votación. Este escenario favorece a formaciones muy aparateadas como Provincias Unidas o con una base muy motivada ideológicamente como LLA.
Economía y desencanto como termómetro
Pero el factor determinante como predictor del comportamiento del votante suele ser la situación económica de las familias y eso no parece inclinar las preferencias hacia el oficialismo nacional. La inflación se despabiló en los últimos dos meses, el dólar no tiene freno a pesar de la intervención del tesoro de los Estados Unidos y las ventas no repuntan ni siquiera con el anabólico del Día de la Madre donde la caída, según Came, fueron 3,5 % inferiores al año pasado.
La crisis entre quienes tienen simpatías libertarias puede convertirse en abstención y entre quienes quieren colocar un voto opositor en la urna puede ser la dispersión. ¿Quién encarna el verdadero rol de oponente al gobierno nacional? Según el gobernador Llaryora “quién no vota a Schiaretti lo vota a MIlei” en una explícita búsqueda del efecto voto útil. De la Sota asegura que sólo puede considerarse oponente a Milei quien levantó la mano en contra de la Ley Bases en un tiro directo al corazón del dialogismo cordobesista en el parlamento.
PU y su principal candidato han insistido en el tramo final de la campaña que el modelo económico fracasó en una especie de antimileísmo de baja intensidad para no ofender a votantes compartidos. También para dejar abierta la puerta del acuerdismo que cualquier gobernante debe tener para mantener el rumbo de la gestión. El domingo sabremos si el antagonismo moderado rinde a la hora de poner la cruz en la boleta única de papel.
Un líder sin narrativa seductora
El gobierno de Milei no controla ninguna de las variables sensibles al bolsillo del votante: precios, dólar, consumo ni empleo. Además se quedó sin el combustible de la bronca del 2023 y sin la narrativa diferencial que proponía un outsider de la política que supo sintonizar a la perfección con las demandas de ciudadanos cansados de nombres repetidos que no ofrecían respuestas.
El discurso libertario ha pasado en las últimas dos semanas por apelar al kirchnerismo como amenaza de retorno en el 2027, promesas de reforma laboral en el nuevo congreso (donde las mayorías no esperan más y mejores derechos) y una retórica pro norteamericana que cuesta que cale en uno de los países más refractarios a las ideas de Trump. En menos de una semana veremos cuánto apoyo conserva el presidente y su experimento minarquista en el poder.