Estrella distante del bolsonarismo: quién fue Olavo de Carvalho

Por Franco Gatica

Estrella distante del bolsonarismo: quién fue Olavo de Carvalho

El objetivo último de Hitler: instaurar el socialismo en Europa y el mundo. En Latinoamérica la izquierda busca legalizar la pedofilia y el incesto, hay que estar muy atentos. La Pepsi-Cola es fabricada a partir de fetos abortados en los Estados Unidos. La tierra es plana, esto lo sabe cualquiera, no hace falta probarlo. Barack Obama llegó a la presidencia con un DNI trucho. Los Beatles, analfabetos musicales. Fue Theodor Adorno, de la Escuela de Fráncfort, quien les escribió letras y músicas a los cinco de Liverpool. Es altamente probable que si se reproducen las cintas a la inversa, puedan oírse mensajes satánicos y consignas LGTB+.

El decálogo posverdadero del olavismo. Monólogo y obstinación. Obliterar toda diferencia, una obsesión de fierro. Conservar a ultranza las tradiciones duras de los privilegios. Es el fin de la verdad. La muerte del valor y la diferencia. “No necesitas pasar años estudiando como un especialista para estar convencido de tu opinión. Quien no está de acuerdo contigo tiene que ser silenciado”, de Carvalho dixit.

Filosofía barata y botas militares. Rifles norteamericanos y cursos on-line para un ejército de trasnochados. “Yo concebí este curso para que cualquiera pudiera entrar, en cualquier momento. Si vos no sabés absolutamente nada, eres mi alumno ideal”, promocionaba de Carvalho, quien lucraba desde los Estados Unidos, donde se instaló en 2005. Por sus aulas virtuales pasaron los ex ministros Ernesto Araújo, de Relaciones Exteriores y Abraham Weintraub, de Educación. Más de un millón de suscriptores en Youtube. Yo quiero tener un millón de amigos y así más fuerte poder gritar.

Petersburg, Virginia. 32.000 habitantes. Bosques y montañas en el noreste de los Estados Unidos. Un suburbio de clase trabajadora: mucha madera y banderas norteamericanas flameando típicamente en casi todos los recibidores. Una calle asfaltada se abre como repetición, apenas ligeras diferencias en el curso del paisaje. Aún con GPS, es complejo encontrar la morada de Olavo de Carvalho, quien a miles de kilómetros de Brasil ha tensando las veleidades de sectores de derecha y centro. Una calcomanía, en la luneta de una camioneta Dodge, es lo que llama la atención de la periodista Letícia Duarte: COMMIE HUNTER.

Duarte, brasileña también, vivió cerca de Olavo. Lo entrevistó en dos oportunidades. En la primera, se encontró con una persona agradable, incluso simpática, sin el olor a tabaco que ella le imaginaba después de haber visto tramos de sus videos, donde el cazador de comunistas no para de darle cuerda a la pipa y la conspiración. En la segunda visita, Duarte fue expulsada de la propiedad al grito de “vagabunda!” y un portazo bien dado. La periodista estaba realizando una investigación sobre cómo líderes autoritarios están amenazando la democracia en el mundo, para The GroundTruth Project.

Tras ganar en segunda vuelta en 2018, Bolsonaro da un vivo en Facebook. Exhibe deliberadamente cuatro libros: la omnipresente biblia, la Constitución brasileña, una edición de “Memorias de la Segunda Guerra Mundial” de Winston Churchill y «Lo mínimo que necesitas saber para no ser un idiota». La militancia en la profundidad barrosa de internet daba sus frutos: el libro sagrado del olavismo en primer plano institucional, en la misma escala que la Constitución. Dos meses después, durante un brindis en la embajada de Brasil en los Estados Unidos, Bolsonaro colocó a De Carvalho a su derecha. A su izquierda se encontraba el arquitecto del trumpismo, Steve Bannon.

Autodidacta, se autotituló “filósofo”. Lo cierto es que nunca obtuvo un diploma oficial, abandonó el colegio a los 14 años. De Carvalho se fogueó en el ámbito de la astrología. Luego fue comunista, anticomunista, y por último snob fóbico a los “intelectuales”.

La verdadera inteligencia es cuestionar todas las certezas hasta que la única verdad posible sea indefectiblemente anticientífica. “El miedo a un supuesto virus mortal no es más que una historia de terror para acobardar a la población y hacer que acepten la esclavitud como un regalo de Papá Noel”, escribió de Carvalho en mayo de 2020.

Lápidas simples en el cementerio de Petersburg. Además de rezar, los familiares susurraron lentos cantos católicos. 30 personas en la ceremonia, ninguna con barbijo. ¿Fue así como murió de Carvalho, negando incluso su propia muerte? Fue diagnosticado de covid-19 ocho días antes de su fallecimiento, ocurrido el 24 de enero pasado. Su familia no ha confirmado la causa de su deceso.

En noviembre estuvo internado en Sao Paulo, tras ser operado de la vejiga y padecer problemas de salud diversos. Tras la citación por parte de la Justicia, por una causa sobre milicias digitales, abandonó la clínica en la que estaba internado y viajó a los Estados Unidos. Nadie sabe cómo pudo finalmente volar. ¿Desde Paraguay, en un avión de las Fuerzas Armadas?

Heloisa, la hija con la que no tenía contacto, hizo un comentario en sus redes sociales tras conocerse el fallecimiento: “Que Dios perdone todas las maldades que cometió”. Ella sí afirma que su padre murió por coronavirus y negación.

Antes de apagarse por completo, la estrella tomaba distancia de Bolsonaro: “No ganará la reelección. He intentado todo para que despierte a tiempo”. El presidente lo despidió en Twitter: “Olavo fue un gigante en la lucha por la libertad y un faro para millones de brasileños”.

Al momento de la escritura de este artículo, han pasado 1.419 días desde el asesinato de odio contra Marielle Franco.

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