En los últimos años, el debate sobre la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU ha adquirido una relevancia creciente, especialmente en un contexto internacional marcado por la fragmentación geopolítica y la creciente influencia de nuevas potencias emergentes. La actualidad global y los conflictos geopolíticos, como la invasión de Ucrania por parte de Rusia y el ascenso de China, evidencian la necesidad urgente de una actualización del sistema de gobernanza internacional que ha estado vigente desde la Segunda Guerra Mundial. Para que la ONU siga siendo relevante, es esencial realizar una reforma profunda y amplia de su Consejo de Seguridad, un paso que puede reforzar la arquitectura de seguridad global y mejorar la representación.
La Desigualdad Global en la Atención Internacional
Uno de los factores clave que impulsa la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad es el creciente descontento en muchas regiones del mundo con respecto al trato desigual en la distribución de la atención y los recursos. Mientras que los países occidentales, liderados por Estados Unidos y sus aliados europeos, han centrado su atención y apoyo económico en Ucrania, muchas naciones del Sur Global se sienten marginadas. Como señaló el ministro de Asuntos Exteriores de India, Subrahmanyam Jaishankar, la prioridad de Occidente hacia Ucrania se percibe como una visión de “problemas del mundo” vistos desde una óptica europea, mientras que las dificultades de otras regiones, como África, Asia y América Latina, pasan desapercibidas en la agenda internacional.
Esta sensación de desdén ha creado un resquebrajamiento de la confianza de muchos países emergentes hacia los Estados Unidos y sus aliados, quienes a pesar de compartir intereses en común con potencias como India o Brasil, no logran ganarse la plena cooperación de estos países. Muchos gobiernos de la región, aunque coinciden en puntos clave con Washington, sienten que las grandes potencias occidentales no los tratan como iguales en el escenario global. Este sentimiento ha impulsado la búsqueda de una mayor representatividad en el Consejo de Seguridad de la ONU, el órgano clave encargado de la paz global.
La Necesidad de Ampliar el Consejo de Seguridad
El Consejo de Seguridad, uno de los órganos más poderosos de la ONU, ha permanecido prácticamente intacto desde su creación en 1945. Su composición no refleja las realidades geopolíticas actuales, lo que genera una creciente desconfianza en muchas naciones fuera de Occidente. En la actualidad, solo cinco países –Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido– tienen derecho de veto, lo que les otorga un poder desmesurado para bloquear las resoluciones clave. Además, las decisiones del Consejo se toman en base a una representación limitada, que excluye a muchas naciones con una influencia creciente en el
Los países en desarrollo más poderosos, como India, Brasil, Alemania, Japón y Sudáfrica, llevan años luchando por un asiento permanente en el Consejo, pero sus esfuerzos han chocado con la resistencia de las potencias establecidas. Aunque la reforma del Consejo de Seguridad ha sido un tema recurrente durante décadas, las negociaciones han fracasado repetidamente debido a la falta de consenso sobre cómo implementar un cambio que no diluya el poder de los miembros permanentes actuales.
La Propuesta de Estados Unidos: Un Consejo de Seguridad Más Inclusivo
La administración de Joe Biden ha señalado una nueva disposición para impulsar la reforma del Consejo de Seguridad, con el objetivo de adaptarlo a la realidad del siglo XXI. En su discurso ante la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2022, el presidente Biden expresó su apoyo a una ampliación del Consejo, tanto en términos de miembros permanentes como no permanentes. La propuesta de Estados Unidos se centra en la creación de un nuevo grupo de puestos a largo plazo, asignados con base en criterios objetivos como el Producto Interno Bruto (PIB) y la población, sin otorgarles derecho a veto, pero sí asegurándoles voz y voto. en el principal foro de seguridad del mundo
Obstáculos y Desafíos en la Reforma
La reforma del Consejo de Seguridad no está exenta de desafíos, y los obstáculos no se limitan únicamente a la oposición de las grandes potencias. El proceso de reforma debe contar con el apoyo de dos tercios de los miembros de la Asamblea General de la ONU, lo que significa que se necesitan 128 votos de los 193 países miembros. Sin embargo, incluso si se supera este obstáculo, la propuesta de reforma se enfrentaría a la firme oposición de Rusia y China, quienes no están dispuestos a ceder su poder de veto. La creación de nuevos miembros permanentes podría alterar el equilibrio de poder actual, lo que pone en duda el interés de Moscú y Pekín.
Además, los países en desarrollo que aspiran a un asiento permanente no siempre coinciden en cuanto a quién debe representar a su región, lo que podría generar más divisiones. Por ejemplo, en África, existen tensiones entre Egipto y Sudáfrica, o entre Nigeria y otros países del continente. Lo mismo ocurre en América Latina, donde Brasil podría ser visto como un competidor de México en la lucha por un lugar más influyente. Sin embargo, algunos analistas creen que esta disparidad podría resolverse mediante un sistema más flexible de puestos rotatorios y asignados en base a criterios objetivos, como la población y el PIB, lo que podría ofrecer una
El Futuro del Consejo de Seguridad: Una Necesidad Urgente de Reformas
En resumen, la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU es más que un simple ejercicio diplomático; es una necesidad urgente para garantizar la relevancia y la eficacia de la organización en el mundo actual. Si bien la tarea de reformar el Consejo es compleja y enfrenta muchos obstáculos, una propuesta basada en criterios objetivos de población y PIB podría abrir la puerta a una solución que sea aceptable para la mayoría de las naciones. Estados Unidos tiene una oportunidad histórica para liderar esta reforma, lo que no solo fortalecería su posición en el orden mundial, sino que también contribuiría a la creación de un sistema.
El Consejo de Seguridad debe reflejar el mundo tal como es, no tal como era hace casi 80 años. El fracaso de reformarlo podría resultar en un mundo más caótico y peligroso. Por lo tanto, la iniciativa de reforma, aunque compleja y llena de desafíos, debe avanzar para garantizar que la ONU siga siendo un pilar fundamental de la paz y por la paz.