La nueva geografía de la internacionalización

Por Enrique Fanjul

La nueva geografía de la internacionalización

Las perturbaciones de estos últimos años en las cadenas de suministros, y en los flujos económicos internacionales en general, han puesto en marcha una dinámica de cambios en la estructura geográfica de la internacionalización.

Las empresas han tomado la delantera en estos cambios. Entre las medidas tomadas por ellas, la de mayor importancia es la diversificación de proveedores, seguida del aumento de existencias y de la búsqueda de proveedores más cercanos. Aunque esta información proviene de antes del estallido de la guerra en Ucrania; cabe pensar, por tanto, que desde entonces la respuesta de las empresas para afrontar los problemas de abastecimiento se ha reforzado.

Las amenazas e incertidumbres, de cara al futuro, son diversas; y serias las amenazas e incertidumbres sobre las relaciones económicas internacionales. Aparte de los problemas de inflación, el aumento de los precios de energía y la desaceleración económica, han cobrado especial fuerza las tensiones geopolíticas: el creciente enfrentamiento entre EEUU y China, el riesgo de que este país pudiera embarcarse en medidas militares para lograr la reunificación de Taiwán, la imposición de sanciones a China si decide suministrar armas a Rusia o prestarle apoyo a través de otras vías, etc.

Empresas y gobiernos deben prestar, lógicamente, una atención prioritaria a estos riesgos e incertidumbres. Deben, en primer lugar, identificar cuáles son los segmentos críticos en sus cadenas de suministro y de ventas. En segundo lugar, deben identificar los riesgos a los que se podrían enfrentar estas cadenas. Y, en tercer lugar, deben prever cómo mitigar o protegerse de esos riesgos. Las medidas que han adoptado las empresas son una indicación de algunas de las acciones que se pueden tomar, o que ya se están tomando, para mitigar esos riesgos.

Hay algunos temas que merecen ser objeto de atención. Por citar algún ejemplo, respecto de España, China se ha convertido, con cerca de 50.000 millones de euros, en el primer suministrador de importaciones de España en todo el mundo, superando a Alemania. Parece necesario estudiar el mapa de dependencias respecto a las importaciones chinas: hasta qué punto existe una dependencia de productos esenciales, qué medidas están previstas en el caso de que se produzcan disrupciones en el comercio con China, por conflictos geopolíticos o sanciones; adicionalmente, cabe señalar que la exportación española a China cayó el año pasado un 7,5%, mientras que las importaciones de productos chinos crecieron un 42%.

Otro ejemplo de un tema que merece un ejercicio de evaluación es la relativamente mala evolución de la exportación a los países que constituyen un objetivo prioritario de las políticas de internacionalización, los denominados Países con Actuación Sectorial Estratégica (PASE). Las exportaciones a estos países crecieron en 2022 un 17,7%, por debajo del crecimiento general de las exportaciones.

Finalmente, un último tema: un objetivo de las políticas de internacionalización, desde hace años, es aumentar el grado de diversificación geográfica de las exportaciones, reduciendo en especial la alta concentración de éstas en los países europeos. La evolución no está yendo efectivamente en esta dirección.

En 2022, la concentración geográfica del comercio exterior en Europa ha vuelto a aumentar. El crecimiento de exportaciones a Europa (23,2%) ha sido superior a la media, hasta representar el 73,7% del total. Por el contrario, se ha registrado un crecimiento muy por debajo de la media a Asia (7,5%) y África (14,2%).

Estos cambios en la geografía de la internacionalización tienen diversas implicaciones. Por razonas de espacio, me voy a limitar a una que considero clave: la necesidad de reforzar los sistemas de inteligencia para la internacionalización.

El objetivo de este sistema de inteligencia sería llevar a cabo las labores que he mencionado al principio: identificar segmentos críticos en las relaciones económicas internacionales, tanto de comercio como de inversiones; identificar los riesgos principales a los que se pueden enfrentar esas relaciones; y diseñar estrategias que permitan mitigar esos riesgos. Para ello es necesario, lógicamente, contar con unos buenos sistemas de generación de información. Los países más avanzados económica y políticamente tienen potentes sistemas de inteligencia para la internacionalización.

Salir de la versión móvil