La OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) o NATO (por sus siglas en inglés) fue creada en 1949 en el marco de las Naciones Unidas, en el inicio de la guerra fría entre occidente y el bloque soviético. Conocer su acta constitutiva, su deriva tras la caída de la Unión Soviética y el desmembramiento de los países que formaban el bloque del llamado Pacto de Varsovia y sobretodo los últimos 25 años, así como su eficacia, puede permitirnos hacer hipótesis sobre su futuro, que afectará la geopolítica global.
El Artículo 1 del Tratado compromete a la OTAN a “resolver cualquier controversia internacional en la que puedan participar por medios pacíficos de manera que no se pongan en peligro la paz y la seguridad y la justicia internacionales, y a abstenerse en sus relaciones internacionales de la amenaza o el uso de la fuerza de manera incompatible con los propósitos de las Naciones Unidas”.
En el Artículo 2 establece entre otras cosas, que “Tratarán de eliminar el conflicto en sus políticas económicas internacionales y fomentarán la colaboración económica entre cualquiera o todas ellas”.
El Artículo 5 que se cita reiteradamente si Rusia atacara un miembro dice que “se considerará un ataque contra todos ellos» y continúa diciendo “si se produce tal ataque armado, cada uno de ellos, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva reconocido en el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, asistirá a la Parte o Partes así atacadas tomando de inmediato, individualmente y en concierto con las demás Partes, medidas que considere necesarias, incluido el uso de la fuerza armada, para restablecer y mantener la seguridad de la zona del Atlántico Norte”.
En el Artículo 6 establece los límites geográficos y materiales de su competencia, diciendo “en el territorio de cualquiera de las Partes de Europa o América del Norte, en los departamentos argelinos de Francia 2- recordar que en 1949 Argelia era una colonia francesa-, en el territorio de Turquía o en las islas bajo la jurisdicción de cualquiera de las Partes en la zona del Atlántico Norte al norte del Trópico de Cáncer”;
También sobre “las fuerzas, buques o aeronaves de cualquiera de las Partes, cuando se encuentren en estos territorios o en cualquier otra zona de Europa en la que las fuerzas de ocupación de cualquiera de las Partes estén estacionadas en la fecha en que el Tratado entró en vigor o el Mar Mediterráneo o la zona del Atlántico Norte al norte del Trópico de Cáncer”.
En 1999, a pesar de lo establecido en su Acta constitutiva la OTAN, sin autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y sin haber sido agredida, bombardeó Belgrado e invadió Kosovo, un país reconocido por muy pocos países, donde aún cuenta con bases y fuerzas de ocupación, al que en aquel entonces Serbia (sucesora de Yugoslavia) le ofrecía “más que autonomía y menos que independencia”, más allá de la persecución étnica que ejercía en aquel tiempo.
En 2001 tras el ataque a las torres gemelas, la intervención en Afganistán de EEUU y sus aliados de la OTAN para desplazar a los talibanes, derivó 20 años después en una retirada poco digna, entregando literalmente el gobierno a quienes habían desplazado.
En 2003, EEUU y algunos aliados de la OTAN invadieron Irak bajo el pretexto luego desmentido de “la existencia de armas de destrucción masiva” que informalmente pretendía eliminar la influencia de ISIS (sucesora de Al Qaeda), donde permanecen bases aún contra la opinión del gobierno legítimo de Irak, que ha derivado en la invasión reciente de ese grupo terrorista en Siria derrocando a Al Asad, que los hoy miembros de la OTAN parecen consentir a pesar de las matanzas de cristianos y otros grupos étnicos/religiosos que están ocurriendo.
También la ampliación de la OTAN a los países Bálticos (Letonia, Lituania y Estonia) en 2004, comenzó a extender su influencia a las fronteras de Rusia a pesar que habían prometido a Gorbachov que no lo harían, cuando se firmó el acuerdo que finalizó la guerra fría.
En 2011 con autorización de la ONU, una fuerza internacional –encabezada por los países miembros de la OTAN- intervino en “protección de los civiles” atacados por el gobierno de Gadafi, estableciendo una “prohibición de todos los vuelos en el espacio aéreo”.
No obstante lo cual EEUU, Reino Unido y Francia iniciaron acciones ofensivas que terminaron por consolidar una guerra civil que continúa hoy y contribuye a la migración masiva de africanos a Europa.
En el caso de Ucrania, la admisión en estos días del golpe de estado patrocinado por EEUU (el llamado Euromaidán) por fuentes de pensamiento demócrata, que removió a Viktor Yanukovich quien había rechazado la incorporación de Ucrania a la Unión Europea, derivó en la “invasión/incorporación” de Crimea a Rusia, que tenía allí su base principal en el Mar Negro (Sebatopol).
Los acuerdos de Minsk en los que Rusia admitía que el Donbás fuese una zona autónoma de Ucrania, fue según sus garantes (Merkel y Hollande de Alemania y Francia) “un engaño para ganar tiempo y armar a Ucrania” que derivó en la invasión de 2022, luego que la OTAN desarrollara actividades en la frontera con Rusia e insistiera en sumar a Ucrania a su organización.
Es más, en 2022 el preacuerdo firmado por Rusia y Ucrania en Turquía tras el inicio de la guerra, fue rechazado por el Reino Unido (Boris Johnson) en representación de la OTAN, condenando a Ucrania a continuarla.
Hoy ante el virtual triunfo militar de Rusia –que nunca se ha propuesto invadir Europa y ni siquiera toda Ucrania-, los miembros europeos de la OTAN abandonados por la administración Trump se debaten en un rearme que parece no tener financiamiento, ni viabilidad tecnológica sin EEUU en quien no podrían confiar, salvo que se recorten beneficios socialeso asuman una enorme deuda -que pagarán las próximas generaciones- y sea a largo plazo, invirtiendo en una industria militar propia.
O sea, la OTAN directa o indirectamente intervino fuera de su territorio, en acciones ofensivas, sin autorizaciones de la ONU, consolidando situaciones caóticas u hoy gobernadas por aquellos que decían combatir, habiendo perdido militarme en varios conflictos y con graves conflictos internos –especialmente con EEUU- que amenaza con atacar territorios de uno de sus miembros –Groenlandia territorio de Dinamarca-.
Así, se ha mostrado como una organización ofensiva, fuera de la ONU, sin sostener “un mundo basado en normas” que solo aplica a otros, que no busca la paz y encima es ineficaz militarmente, solo orientada a responder reactivamente a los intereses de sus principales miembros “en un mundo basado en reglas” que definen ellos mismos aun contradiciendo sus propios estatutos, mientras camina a su disolución.
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