Milei y la casta reciclada

Por Javier H. Giletta

Milei y la casta reciclada

Javier Milei despotrica contra la “casta política” cada vez que puede. La oposición a la “casta” es su mejor estrategia de campaña y lo que más le reditúa en términos electorales. Sin embargo, las listas de los libertarios se están integrando con candidatos que tienen una larga (y no siempre buena) trayectoria en la vida política argentina. Precisamente un rasgo común que exhiben sus aliados es haber militado con anterioridad en las filas de otros partidos, como el radicalismo, el peronismo, el Pro y también en las fuerzas políticas más tradicionales de las provincias.

Es verdad que Milei debe conjugar sus ideas liberales con sus propias ambiciones presidenciales, y es ahí cuando surge la imperiosa necesidad de sumar estructura, financiamiento, dirigentes, fiscales y, fundamentalmente, votos. A esta tarea se encuentran abocados su hermana Karina y Carlos Kikuchi. Este último se encarga de tejer alianzas, armar estructuras y seleccionar candidatos en las provincias y municipios, bajo la estricta supervisión de la hermana Karina, que goza de la confianza absoluta del líder libertario.

En La Rioja se decidió postular para la gobernación al empresario Martín Menem, sobrino del ex gobernador y ex presidente Carlos Menem, e hijo de Eduardo Menem, quien fuera senador nacional por el Justicialismo durante más de dos décadas, y le fue mal. En Tucumán, en tanto, se cerró una alianza con Ricardo Bussi, hijo del represor y ex gobernador Antonio Bussi, quien se desempeña en la política desde 1987 (fue asesor en el Congreso, diputado y senador nacional, concejal en San Miguel de Tucumán y legislador provincial). En su largo derrotero, el presidente de Fuerza Republicana acumuló una serie de denuncias en su contra, entre ellas, una por abuso sexual por la cual se pidió oportunamente su desafuero (ahora en suspenso, porque la Corte Suprema acaba de suspender las elecciones previstas para el próximo domingo).

En el territorio bonaerense, Milei debe definir aún quién será su candidato a gobernador y cuál será su estrategia en el conurbano, mientras se van incorporando algunos rostros muy conocidos. Entre ellos, el de Ramón Vera, en Moreno, quien fuera precandidato a intendente por el FdT en 2019; el de Osvaldo Marasco, en Ituzaingó, donde se postuló a intendente por Cambiemos en 2015; y los de Eduardo Varela y Verónica Vidal en Merlo y Tigre, respectivamente, dirigentes de Juntos por el Cambio que se desempeñaron como concejales en sus distritos hasta el mes pasado.

A su vez, en La Plata se sumó a Carolina Píparo, legisladora provincial por Cambiemos desde 2017, que de la mano de José Luis Espert llegó a ser diputada nacional en 2021 (aunque luego conformó un monobloque y se acercó a Milei). Y en Mar del Plata ficharon a Alejandro Carrancio, quien se inició políticamente en el Frente Renovador de Sergio Massa, luego se pasó al Pro y ahora forma parte de las huestes libertarias.

No es muy diferente el panorama en la Patagonia. En Chubut, por ejemplo, el candidato a intendente en Trelew será Gustavo Mac Karthy, otrora vicegobernador durante la gestión de Martín Buzzi, político alineado al kirchnerismo. Mac Karthy ya fue intendente de su ciudad durante dos períodos, y su padre había sido un importante referente del peronismo en la región por más de cinco décadas.

En Río Negro, otro veterano de la política local será el candidato a gobernador de Milei. Se trata de Ariel Rivero, intendente de Campo Grande y dirigente cercano a Miguel Pichetto, que antes se había desempeñado como diputado provincial por el FdT, llegando a presidir la Legislatura tras la muerte de Carlos Soria.

Las alianzas de Milei también son variopintas en el Norte. En Sáenz Peña, la segunda ciudad más populosa del Chaco, una política con vasta experiencia que supo colaborar con el Pro, lidera ahora a los libertarios: Nancy Schuman, quien desde el 2012 carga sobre sus espaldas con una denuncia penal por presunto tráfico de influencias mientras era empleada del Poder Judicial.

En Misiones la cara visible de Milei es Ninfa Alvarenga, que trabaja en el ministerio de Coordinación General de la provincia y tiene vínculos con el espacio político de Carlos Rovira, ex gobernador y actual presidente de la Legislatura. Y en Entre Ríos, decidió apostar por Miriam Muller, una militante del Pro que en 2019 adscribió al NOS, el partido del ex oficial carapintada Gómez Centurión. Vale recordar que éste no fue el primer pase en la vida política de Muller, quien evidentemente se percibe como una mujer de principios y valores.

En tanto, en Salta se concretó una alianza con otro personaje histórico (y hasta pintoresco) de la política: Alfredo Olmedo, siempre recordado por su clásica y resistente campera amarilla, aliado al Pro.

Hacia el Oeste, en San Luis, el candidato a gobernador de Milei será Bartolomé Abdala, o sea, uno de los fundadores del Pro en tierras puntanas, quien llegó a presidir el partido, incluso asumió como legislador y fue precandidato a diputado nacional, antes de enfrentarse con Patricia Bullrich. Y en Mendoza los puentes libertarios conducen directamente al Partido Demócrata, con referentes como Mercedes Llano y Jorge Difonso, quien estuvo al frente de la intendencia de San Carlos durante 12 años, y en 2019 asumió como legislador. A ellos se suma Carlos Balter, un histórico dirigente demócrata.

En Córdoba y Santa Fe el economista enfrenta otros desafíos que tienen un denominador común: la ausencia de figuras de peso o renombre. Además, muchos libertarios que lo acompañaron desde un principio se sienten ahora defraudados y desplazados por veteranos de la política. Algo similar sucede en San Juan, donde Mieli se acercó a Nancy Avelín, que asumió por primera vez como legisladora en 1991, luego fue diputada y senadora nacional, y dos veces candidata a gobernadora por Cruzada Renovadora, el partido que en 1960 fundó su padre, don Alfredo Avelín, quien fuera gobernador por la Alianza en 1999.

Está claro que Javier Milei quiere mostrarse como lo nuevo en la política, algo distinto, disruptivo, diferente a lo que él denomina como “casta”, es decir, a la clase dirigente corrupta que sería la responsable del fracaso económico y las penurias. Pero, curiosamente, las listas de su espacio político se están poblando con pocos militantes libertarios y muchos dirigentes que formaron (o forman) parte de los sectores más rancios y conservadores de la vieja política vernácula, esa de la que Milei aparentemente pretende diferenciarse.

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