El ex presidente Fernando de la Rúa falleció ayer a los 81 años en el Instituto Fleni de la ciudad bonaerense de Escobar, donde fue internado por complicaciones en su salud. Según el parte médico difundido el lunes pasado por las autoridades del establecimiento, el ex mandatario ingresó al establecimiento en “muy grave estado” y por una “descompensación cardíaca y renal”. La salud del ex jefe de Gobierno porteño era delicada. Sufrió dos infartos durante el año pasado y a principios de este año tuvo que ser sometido a una angioplastía.
Su deceso produjo repercusiones de todo el arco político. El presidente de la Nación, Mauricio Macri, lamentó el fallecimiento de De la Rúa y afirmó que “su trayectoria democrática merece el reconocimiento de todos los argentinos”. En tanto, la Unión Cívica Radical (UCR), partido al que pertenecía De la Rúa, también lamentó su partida.
Por su parte, desde Cuba, la senadora de Unidad Ciudadana y candidata a vicepresidenta por el Frente de Todos, Cristina Fernández de Kirchner, envió su pésame a los familiares y amigos del ex jefe de Estado. En palabras similares se pronunció también el candidato a presidente del mismo espacio político, Alberto Fernández.
El funeral de De la Rúa comenzó ayer en el Congreso de la Nación y contó con la presencia de numerosos funcionarios políticos. Acompañado por la primera dama, Juliana Awada, el presidente Macri dio el último adiós al ex mandatario y compartió unos minutos junto a la familia De la Rúa frente al féretro. Los restos del ex Presidente serán trasladados hoy a un cementerio privado del partido bonaerense de Pilar.
De la Rúa llegó a la Presidencia en diciembre de 1999, en medio de una fuerte expectativa que nunca alcanzó a cumplir. Su mensaje de seriedad, austeridad y lucha contra la corrupción logró el 48,4% de los votos y lo puso al frente de la Casa Rosada. Llegó acompañado de Carlos “Chacho” Álvarez, luego de que la UCR y el Frente País Solidario (Frepaso) sellaran una coalición.
La llamada Alianza para el Trabajo, la Justicia y la Educación no pudo cumplir los objetivos que se propuso y terminó de manera precipitada su mandato sumida en una de las peores crisis sociales, económicas y políticas de la historia argentina (ver recuadro aparte). En su última entrevista, De la Rúa aseguró que su caída fue “un golpe” del peronismo, el sindicalismo y el empresariado. También recordó que no contó con el apoyo de su propio partido y que en ese aspecto intervino el ex presidente, Raúl Alfonsín.
La sucesión de hechos que terminó con el alejamiento en helicóptero del mandatario
Los problemas comenzaron rápido para la Alianza. Ya al frente de la Casa Rosada, De la Rúa logró que en mayo del 2000 se apruebe la ley de flexibilización laboral que impulsó quien en ese entonces era ministro de Economía, José Luis Machinea.
Sin embargo, al poco tiempo, el radical Mario Pontaquarto desataría el escándalo de las coimas en el Senado de la Nación. Se acusó a De la Rúa de pagar sobornos a senadores peronistas para que la normativa pasara. Para un Gobierno que había llegado con la bandera de la anticorrupción, fue un duro golpe. De hecho, provocó la renuncia de “Chacho” Álvarez, en octubre de ese mismo año.
Luego decidió alejarse del Gobierno Rodolfo Terragno, quien se desempeñaba como jefe de Gabinete. En noviembre, De la Rúa anunció un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por un monto que ascendía a U$S 40.000. El blindaje, que implicaba fuertes restricciones económicas, no logró reactivar la economía y terminó con la renuncia de Machinea.
Lo reemplazó fugazmente Ricardo López Murphy, quien presentó un plan con un severo ajuste. Dos semanas después fue reemplazado por Domingo Cavallo. A los pocos meses, el Gobierno decidió recortar los ingresos de los jubilados y estatales un 13%, una medida que contribuyó a profundizar la crisis económica. Con una gestión debilitada, el peronismo se impuso en las legislativas de medio término y se hizo con ambas cámaras del Congreso de la Nación.
En noviembre, el FMI anunció el fin del acuerdo y en diciembre Cavallo puso en marcha lo que se conoció como el “corralito”, una medida restrictiva que sólo permitía retirar en efectivo $250 de las cuentas por semana.
Luego se sucedieron las protestas populares, el cacerolazo, el estado de sitio y la salida en helicóptero del ex presidente. En ese marco, la Policía reprimió las manifestaciones y 36 personas resultaron muertas.
Su última aparición pública
El ex presidente fallecido ayer fue visto en un evento público por última vez a fines de noviembre del año pasado, cuando la ciudad de Buenos Aires era atravesada por la Cumbre del G-20. En ese entonces, De la Rúa, junto a su esposa, Inés Pertiné, observaron la gala del Teatro Colón, Argentum, preparada para agasajar a los mandatarios extranjeros y a sus acompañantes.
Si bien desde el Gobierno emitieron invitaciones para todos los ex presidentes, sólo el mandatario de la disuelta Alianza y su predecesor, Carlos Saúl Menem, fueron los únicos que asistieron.