Por Héctor Cuevas
El “novelón” que envuelve a la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba tiene una larga historia. Sin embargo, un comunicado del Gremio de la Unión de Empleados de Justicia de la Nación, que dirige Julio Piumato, terminó por llevar a la opinión pública en los últimos días lo que hasta entonces era algo más que un secreto a voces en la torre de los Tribunales Federales, ubicada en el Parque Sarmiento. El que la prensa llama “fiscal k” Enrique Senestrari; el ex fiscal general de la provincia, Gustavo Vidal Lascano; la fiscala Graciela López de Filoñuk -tan alabado por su gestión pro derechos humanos, como cuestionada por su reticencia a encontrar pruebas en la “cueva” financiera por la que se produjo el trágico tiroteo de Nueva Córdoba-; y el juez Ricardo Bustos Fierro, siempre tan cercano a los intereses del gobierno provincial (del cual su hijo es fiscal general adjunto), suelen ser las figuritas mediáticas repetidas del ámbito federal cordobés. A ellos, se les sumó en los últimos tiempos la reaparición de otro “fiscal k”, Carlos Gonella.
De todos modos, la puja de alto voltaje en la Cámara Federal de Apelaciones tiene otros jugadores, que casi siempre han preferido tejer en las sombras: Luis Rueda; Liliana Navarro; e Ignacio Vélez Funes hoy aparecen enfrentados a sus pares Graciela Montesi; Abel Sánchez Torres; y Eduardo Ávalos. Seis votos que cuando no llegan a un acuerdo terminan por ser definidos por la actual presidenta de la Cámara, Graciela Montesi. Esto pareció ocurrir el pasado 23 de mayo, cuando Lorena Castelli y Celina Laje pulseaban por acceder a la Secretaría Penal. Montesi, ante la paridad, quiso hacer valer su voto doble en favor de la primera. Lo que hasta ahora no se sabía es un entuerto político detrás de esta competencia. Castelli inició parte de su carrera judicial en la intervención en Corrientes, del dúo Ramón Mestre (padre) y Oscar Aguad, ministro saliente de Defensa del macrismo
La relación entre este dato con el doble voto de Montesi, según fuentes de Tribunales Federales, estaría en que, en realidad, a casi nadie le interesaba la disputa Castelli-Laje; pero sí estaba en juego la vacante que Castelli podía dejar en una instancia inferior. Lugar en el que algunos ubicaban como posible sucesora, nombramiento mediante, a una hija del inefable Oscar Aguad. Y en la Justicia Federal, estas coincidencias son extrañas. Aquel enfrentamiento que en su momento traspasó a medias los muros de la torre del Parque Sarmiento volvió a salir a la luz en los últimos días, cuando Piumato envió un grueso comunicado desde la Capital Federal. Palabras más, palabras menos, denunció que ante la “relación afectiva” entre Montesi y Sánchez Torres (son pareja, públicamente, desde hace tiempo), ambos jueces votaban en tándem, para lo que habían sumado a un tercer magistrado, Eduardo Ávalos. En las votaciones de los seis, era imposible que perdieran, ya que la presidenta tiene la facultad de utilizar el doble voto en caso de empate.
El conflicto derivó a que, en la mañana del miércoles último, aparecieron una serie de afiches que sorprendieron a los empleados y abogados que concurren a Tribunales: “Falta independencia entre los jueces, son pareja”, se leyó en las paredes. Ya la Corte Suprema se había expedido al respecto, luego de que los otros tres magistrados federales (Rueda, Navarro, y Vélez Funes) alertaran oportunamente sobre cómo esta supuesta situación de pareja alteraba el normal funcionamiento de la Cámara. Y la Corte les rechazó la petición. En el fallo del supremo tribunal se indicó que la presentación ponía de manifiesto “una actitud teñida de subjetivismo e invasiva de la intimidad que es ajena, por cierto, a la prudencia, circunspección y mesura que son componentes indispensables de todos los actos de un magistrado”. “Los jueces tenemos la obligación moral y legal de ser independientes entre nosotros”, agregó el veterano magistrado Luis Rueda, en declaraciones televisivas.
Definen la presidencia para 2020
Todo esto se da en medio de otra puja, también desconocida. Mañana se define quién ocupará la presidencia de la Cámara Federal durante 2020. En los últimos cinco años, hubo varias coincidencias. Sánchez Torres la presidió tres veces, Ávalos lo sucedió (con él como vicepresidente); y ahora, en 2019, quedó a cargo Montesi con la vicepresidencia de Navarro, algo que pronto quedó en un hecho teórico, ya que la segunda pasó a ser una suerte de opositora. El presidente de la Cámara tiene varias facultades que detentan un poder importante, además del manejo de una caja especial: decide reformas edilicias, empresas de mantenimiento, y ordena a los jueces inferiores, por ejemplo, que comuniquen cada paso que dan fuera de su jurisdicción.
“Habrá que llamar a declarar a empresarios, abogados y empleados, para que indiquen si conocen o no que Montesi y Sánchez Torres hace tiempo que son pareja de hecho”, deslizó una fuente a este diario. Esa misma fuente aseguró que el “novelón sentimental” terminará en el Consejo de la Magistratura. La cuestión es que toda esta situación tiene una afectación práctica. Ya hay abogados que han presentado recursos de queja, porque Sánchez Torres habría fallado ante apelaciones sobre resoluciones que ha tomado el juez federal de San Francisco, Pablo Gustavo Montesi, hermano de Graciela… ¿y “cuñado”, entonces, del juez Sánchez Torres?