Honrar la deuda es honrar primero la Constitución

Honrar la deuda es honrar primero la Constitución

Carta de Abraham Lincoln a su hermano Johnston, cuando éste le insiste con un nuevo pedido de préstamo: No creo que sea conveniente que cumpla con tu nuevo pedido de dinero. En anteriores ocasiones, cuanto te he ayudado, has dicho que con eso te arreglarías, pero al poco tiempo te he encontrado nuevamente en dificultades… Mi propuesta es que vayas a trabajar… para que alguien te dé dinero por ello… Y si te contratan a diez dólares mensuales, obtendrás de mí otros diez dólares en préstamo. Si haces esto, pronto saldarás tus deudas, y lo que es mejor, adquirirás un hábito que te impedirá endeudarte nuevamente. Pero si ahora te ayudo a salir del atolladero, el año próximo estarás en similares aprietes”.

El Poder Ejecutivo envió al Congreso un proyecto de ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública. En un primer artículo prevé que el Presupuesto anual establezca el porcentaje máximo de emisión de títulos en moneda y legislación extranjera en relación al total de endeudamiento. Superado el límite sus excedentes deben ser aprobados por el Congreso.

El artículo segundo es más restrictivo. Zafa de la postura actual que el Poder Ejecutivo no necesita autorización cuando se trate de acuerdos negociados en el marco de la adhesión del país a organismos financieros internacionales; específicamente con el Fondo Monetario Internacional. Hasta ahora se interpretaba –así lo hizo el macrismo en el año 2018- que solo se trataba de ejecución de préstamos en los términos que la Nación había aceptado por ser socio del FMI. Recordemos que el país se incorporó al organismo nacido de los tratados de Bretton Woods en 1944 recién en 1956, durante la dictadura de la Revolución Libertadora. El gobierno democrático de Juan Perón se habían negado a hacerlo.

La Constitución Nacional es clara al exigir el dictado de una ley, para aprobar todo tipo de crédito público. La sabiduría de la Carta Magna se fundamenta en cuanto, si son facultades del Congreso fijar las cargas tributarias, también le corresponde aprobar el endeudamiento que será pagado, en el futuro, con aquéllas. Las regulaciones en materia de crédito público incluidas en la ley de administración financiera 24.156 no lograron evitar el expansivo endeudamiento en la década de los 90 y durante el gobierno macrista.

Al enumerar los recursos del Tesoro Nacional (artículos 4º y 75º inciso 4), la Constitución, incluye empréstitos y operaciones de crédito que apruebe el Congreso para urgencias de la Nación, o para empresas de utilidad nacional. Y atribuye al Congreso (artículo 75º inciso 7), la facultad de arreglar” el pago de la deuda interior y exterior de la Nación. No hay dudas de sus facultades originarias. De entenderse de otra manera llegaríamos a la absurda interpretación que el Congreso está para arreglar” la deuda solo después de contraída, negando la posibilidad de su participación desde el momento que se toma.

El incumplimiento de la participación del Congreso en materia de endeudamiento significa una violación flagrante a la Carta Magna. Asimismo, bajo el principio que honrar la deuda es responsabilidad de la Nación como un todo, si bien no lo prohíbe expresamente en virtud de las potestades federales, la Constitución (artículo 104) dispone que las provincias podrán celebrar convenios internacionales con conocimiento del Congreso Nacional.

Recordemos el daño que significa al país el préstamo multimillonario en dólares contraído con el FMI sin aprobación del Congreso en 2018. No hace falta”, afirmaban sus adláteres jurídicos y legisladores. No solo se violaron normas constitucionales, sino la propia Carta Orgánica del Fondo, quien autorizó el préstamo por sobre los límites de su Estatuto. No es una sospecha. Fue reconocido por Mauricio Claver, presidente del BID y asesor de Trump al afirmar que el préstamo del FMI fue un pedido de la Casa Blanca para que Macri gane en 2019” (sic). Si no se puede dejar librado el endeudamiento a manos del Poder Ejecutivo, la inconducta del FMI corre igual suerte.

Veremos cómo los legisladores del liberalismo, acostumbrados a la oposición ciega y la desestabilización, son capaces de restituir una facultad primigenia del Congreso. Si se hubiera respetado en 2018, evitando tomar tamaña deuda, no enfrentaríamos tan crítica situación financiera. Ahora es contrafáctico analizarlo. El daño está hecho.

De la mano del ministro Guzmán se ha acordado con los acreedores. Aún resta con el FMI. Como apunta Lincoln, en carta a su hermano manirrota, en más el endeudamiento debe estar en línea con el crecimiento y no con la codicia especulativa. Keynesianismo, como se dice ahora.

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