El presidente Alberto Fernández hizo ayer un fuerte llamado a la unidad dentro del Frente de Todos (FdT) luego de la profundización de las diferencias por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque al mismo tiempo aclaró que él toma las decisiones porque “no existe una Presidencia colegiada” y defendió la opción “de no haber caído en un default” con el organismo de crédito mundial.
“La unidad es absolutamente necesaria”, aseveró el Presidente durante una entrevista radial, donde llamó a todos los integrantes del espacio oficialista a “estar unidos para que no vuelvan a gobernar los que ya lo hicieron y dejaron un daño incalculable”, en referencia a Juntos por el Cambio (JxC). “Yo escucho a todos, pero la verdad es que el Presidente soy yo y el que tiene que tomar las decisiones soy yo y eso hay que entenderlo porque así funciona la República en Argentina. Yo valoro a todos. A Máximo (Kirchner), a Cristina (Fernández), a (Sergio) Massa, pero lo que digo es cómo funciona un Gobierno. No existe la Presidencia colegiada”, señaló Fernández en una nueva indirecta hacia el kirchnerismo, espacio al que convocó a “aprender a convivir” con las diferencias dentro del FdT y “sacarle dramatismo” a la división interna.
“De mi parte solo van encontrar voluntad de seguir trabajando juntos”, subrayó el jefe de Estado, quien destacó que “aquí nadie sobra, nadie está de más”. Sin embargo, nuevamente aclaró que “es evidente que, cuando me pidieron que me haga cargo de esto (por la candidatura presidencial), sabía que tenía que tomar decisiones y esperaba que me acompañen, pero no todos me acompañaron. Yo respeto eso porque no todos debemos pensar igual y hay que respetar la diversidad, pero no podemos darnos el lujo de desunirnos, por la causa que sea”, añadió.
Horas antes, un colectivo de referentes de la cultura, la política y la comunicación ligados al kirchnerismo había emitido una nueva carta con fuertes críticas hacia su gestión, donde destacó que “la unidad no se mantiene porque se la nombre, se mantiene si continúan activas las políticas que le dieron origen”. “¿Queremos la unidad? Por supuesto que sí. Unidad como concepto estratégico. Para que sea posible, es necesario dotarla de sentido; dejar que aparezca lo que ha estado y sigue estando por fuera de ella: las políticas que le dieron origen; la memoria histórica que la habilita”, afirma la carta, que destaca que “la unidad política requiere de permanente debate político. Ello es lo que falta y a eso convocamos”.
En su tramo más duro, el texto advierte que “un grupo de compañeros y compañeras proponen ir despacio pero terminan inmóviles. Pretenden hablar suave pero se vuelven inaudibles. Todo lo que se presenta moderado termina siendo débil y sin capacidad transformadora. Es necesario recordarlo: los Gobiernos no se evalúan por sus intenciones, sino por sus realizaciones”. “Las diferencias políticas se resuelven con más política. A eso convocamos a los compañeros y compañeras que, lo sabemos, están plenamente comprometidos con la ampliación de la discusión pública”, culmina el texto.
Gesto de respaldo de Georgieva
El presidente Alberto Fernández mantuvo ayer una “constructiva” conversación con la directora gerenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, en la que ambos reafirmaron la importancia del Programa de Facilidades Extendidas aprobado en el Congreso argentino, que tratará el Directorio del organismo el próximo viernes, según confirmó la directora.
A través de un zoom, del que participó también el ministro de Economía, Martín Guzmán, que se encuentra en París, Fernández enfatizó el “firme y decidido compromiso” con el cumplimiento de los objetivos del acuerdo, a la vez que remarcó que son los propios objetivos del Gobierno, según informaron las fuentes de la Casa Rosada.
Horas antes, Fernández había afirmado que el acuerdo con el FMI “no legitima” la deuda de U$S 44.500 millones tomada por el gobierno de Mauricio Macri en 2018 y reiteró su pedido a la Justicia para que investigue la fuga de capitales en ese período.
Desplazan a Caló de la conducción de la UOM
La interna del oficialismo se replicó ayer en la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) con un impactante giro político donde el kirchnerismo logró desplazar de la conducción a Antonio Caló tras 20 años de reinado en el gremio, que será comandado por el ex diputado nacional Abel Furlán por los próximos cuatro años.
Cercano a Alberto Fernández, titular de la poderosa seccional porteña y actual secretario de Interior del Consejo Directivo de la CGT, Caló no pudo renovar su mandato ante la embestida de varias seccionales opositoras ligadas al kirchnerismo, por lo que aceptó dar un paso al costado en el Congreso de renovación de cargos tras no lograr una lista única.
“Hubo un silencioso y trabajoso entramado político-gremial durante tiempo entre varias seccionales del interior y del Gran Buenos Aires (GBA), disconformes y descontentas con la realidad salarial y social por la que atraviesan las bases metalúrgicas, por lo que Caló no tuvo más salida que negociar su retiro”, sostuvieron algunas fuentes gremiales.