El Gobierno de Javier Milei se anotó ayer una victoria pírrica en la Cámara de Diputados al conseguir sostener su veto a la reforma jubilatoria aprobada por el Congreso, gracias al quiebre del bloque radical, que amenaza con sumir al centenario partido en una crisis sin precedentes.
La Cámara baja ratificó el veto de Milei a la norma que disponía un aumento de alrededor de $14.000 en las jubilaciones en un contexto de fuerte tensión, que se tradujo en nuevos incidentes en las afueras del Congreso. Si bien el oficialismo de La Libertad Avanza (LLA) logró el aval al veto presidencial, el respaldo a la ley cosechó más votos a favor que en contra: fueron 153 apoyos, 87 rechazos y 8 abstenciones. Ocurre que, para poder revertir el veto, la oposición necesitaba una mayoría de las dos terceras partes de los votos, es decir 166 voluntades.
La sangría respecto a la votación de junio, cuando se aprobó la norma original, se debió al giro de cinco diputados radicales que votaron en contra de la iniciativa que había impulsado su propio partido, y el cambio del voto de los legisladores de Innovación Federal, que en junio habían apoyado la reforma jubilatoria y ahora se abstuvieron. El vuelco de los legisladores radicales desató una ola de críticas, tanto internas como externas.
“El transfuguismo y la cuestión pirulera de muchos legisladores genera la sensación de una gobernabilidad cada vez más opaca y vaya a saber qué tipo de transacciones de poder hubieron para perjudicar a los jubilados”, se quejó el diputado Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica); mientras que el diputado radical Pablo Juliano embistió contra sus compañeros que se dieron vuelta. “Las abstenciones, los que den vuelta los votos, van a tener que ser hacerse cargo y dar explicaciones”, subrayó Juliano. Mónica Schlotthauer (FIT) protagonizó un exabrupto al considerar que “hay que ser muy tacho de mierda” para votar en contra de la mejora a jubilados; a la vez que alertó que “la política de este Gobierno es un verdadero gerontocidio”.
El jefe del bloque del PRO, Cristian Ritondo, chicaneó al presidente de la bancada radical, Rodrigo De Loredo, al señalar que la UCR “no tiene conducta partidaria” por la interna que atraviesa el partido. El oficialismo consiguió sostener el veto presidencial gracias a los votos propios más 34 de los 38 diputados del PRO y los cinco radicales que se dieron vuelta: Martín Arjol, Luis Picat, Mariano Campero, Pablo Cervi y Federico Tournier.
“87 héroes le pusieron un freno a los degenerados fiscales que intentaron destruir el superávit fiscal que los argentinos con tanto esfuerzo logramos conseguir”, celebró por la tarde el presidente Milei, quien consideró que “los políticos siguen pensando que los argentinos somos tontos y no vemos sus malintencionadas maniobras para voltear a un Gobierno que por primera vez elige decirle a los argentinos una verdad incómoda (…). El déficit cero es innegociable”, finalizó.
Fuerte crisis interna en el radicalismo
El vuelco de cinco diputados radicales desató un cimbronazo dentro del centenario partido y el propio bloque que conduce Rodrigo de Loredo. Hubo reproches en privado, escraches públicos y hasta amenazas de medidas disciplinarias contra los “radicales tránsfugas”.
“Los que se sacan fotos devuelvan sus bancas. Tengan el coraje político de que lo que hacen afuera lo hagan acá adentro”, reclamó incluso ayer el diputado radical Pablo Juliano a sus pares. Emiliano Yacobitti, referente de la línea Evolución, criticó duramente a los “radicales con Peluca” y dijo que en 2025 podrían ser candidatos de La Libertad Avanza (LLA).
“Ya existían, ahora solo se ponen en escena”, consideró, mientras el presidente de la Convención Nacional, Facundo Manes, los calificó de “traidores”. “Por lo pronto, son traidores a sí mismos porque hace 60 días votaron lo contrario”, sentenció. Sin embargo, en principio De Loredo no apartará a los cinco legisladores que se dieron vuelta a favor de la Casa Rosada.