El hotel Sheraton de Retiro amenaza con convertirse, el próximo martes, en epicentro de las fuertes tensiones políticas que agitan a nuestro país con la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que será comandada por el presidente Alberto Fernández como vidriera del posicionamiento internacional de su gestión.
La tensión se agigantó en los últimos días a nivel interno con el duro rechazo de Juntos por el Cambio (JxC) a la presencia de los mandatarios del llamado “eje bolivariano”, encabezado por Venezuela y Cuba, que derivó en una denuncia del llamado Foro Argentino por la Democracia en la Región (FADER) contra los presidentes de ambos países, Nicolás Maduro y Miguel Díaz Canel -que incluyó además a su par de Nicaragua, Daniel Ortega, cuya presencia en la cumbre está en duda-, por supuestas “violaciones del derecho internacional”.
Desde Cancillería sostienen que la denuncia no tiene ningún sustento jurídico, ni podrían prosperar pedidos para impedir el ingreso de los mandatarios o retenerlos en el país. “Los vuelos oficiales suelen servir como embajadas en el aire en términos de inmunidad”, explicaron las fuentes, aunque aclararon que “todas las oficinas del Estado están siguiendo el tema de cerca, el ministerio de Justicia, Defensa, Relaciones Exteriores y la Procuración”. Incluso, en las últimas horas el mandatario venezolano confirmó su presencia en el país, aunque aún restan cerrar los detalles de su llegada.
Sin embargo, la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, redobló ayer la apuesta al pedir que el propio Maduro sea detenido “por haber cometido crímenes de lesa humanidad” cuando venga al país. “Si Nicolás Maduro viene a la Argentina, debe ser detenido de manera inmediata por haber cometido crímenes de lesa humanidad. Tal como ocurrió con (el ex dictador chileno Augusto) Pinochet en Londres, en 1998”, afirmó la ex ministra de Seguridad de Mauricio Macri, quien agregó: “La Justicia debe actuar en resguardo de la vigencia universal de los derechos humanos”.
Poco después se expresó en el mismo sentido la Coalición Cívica ARI, que a través de un comunicado manifestó su “profunda preocupación por la presencia de dictadores” en la cumbre de la Celac. “El camino del Estado de derecho es el único posible para alcanzar una región próspera y en paz. No podemos con nuestro silencio avalar regímenes que no respetan la voluntad popular, los derechos de las minorías, ni permiten la pluralidad política y la diversidad y libertad en materia de género, así como la división de poderes, la existencia de justicia independiente y que apoya tácitamente las violaciones a la integridad territorial de los estados”, sostuvo el espacio político liderado por Elisa Carrió.
Gesto positivo de Estados Unidos
En su calidad de presidente pro tempore de la (Celac), el presidente Alberto Fernández prepara contra reloj la organización de la cumbre, que el martes concentrará en Buenos Aires a presidentes y mandatarios de toda Latinoamérica, con delegaciones de Estados Unidos y China, nada menos, como invitados especiales, lo que redobla los desafíos para conseguir que sea una cumbre exitosa.
Si bien el embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, confirmó vía Twitter la ausencia del presidente Joe Biden en el encuentro, al mismo tiempo anunció el envío de una delegación norteamericana encabezada por el senador Chris Dodd, asesor especial del mandatario para las Américas, junto a funcionarios del Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional.
Se trata de un guiño positivo en las relaciones bilaterales con Argentina, ya que no es el ámbito más amable para la delegación norteamericana porque la Celac fue creada por el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez junto al brasileño Luis Inacio Lula Da Silva, que ahora regresará como flamante mandatario electo en su país.