En un contexto de caída de los ingresos propios por la recesión económica, y de la poda de subsidios nacionales por la moto sierra del plan de ajuste que impulsa el presidente Javier Milei, el gobernador Martín Llaryora recalibra el rumbo de su gestión priorizando la política.
“Hay que estar cerca de la gente, ser austeros y defender nuestra gestión”, les bajó un mensaje a sus ministros el viernes al mediodía. En las gestiones peronistas que lo antecedieron, fundamentalmente las de Juan Schiaretti, la prioridad fueron las obras. Esto le permitió al PJ ganar el año pasado la séptima elección provincial consecutiva.
En un contexto económico complicado, con vencimientos de deuda en dólares, las grandes obras de infraestructura parecen una quimera, reveló el diario La Voz del Interior. Como para tranquilizar a su tropa, el gobernador repite en privado que todas sus gestiones arrancaron en un contexto adverso: en 2007, asumió como intendente de San Francisco, con un municipio “fundido”, como suele calificar el sanfrancisqueño.
Mientras, en 2019, reemplazó al radical Ramón Mestre en el Palacio 6 de Julio capitalino, también con un municipio endeudado. Y a los 100 días de gestión llegó la pandemia. “Tenemos experiencia. Gobernamos estados fundidos y también en pandemia”, alentó a sus íntimos, en los últimos días, el mandatario provincial, cuando percibió ciertas señales de desánimo por gestionar en medio de una crisis económica.
En este contexto, Llaryora encabezó el viernes la primera reunión del gabinete provincial, en el Centro Cívico. El otro encuentro con los ministros había sido en la ciudad de Cruz del Eje, el 18 de diciembre pasado. En realidad, aquella reunión en el norte cordobés fue más protocolar que de trabajo, a pocos días de la asunción en el poder provincial. Incluso participó el intendente local, el radical Renato Raschetti.
“La de Cruz del Eje fue casi protocolar. Recién habíamos asumido, y además participó el intendente anfitrión, que ni siquiera es de nuestro espacio político”, graficó un ministro que estuvo en el Centro Cívico.
No obstante, se sabe, el gobernador Llaryora prefiere las reuniones individuales con sus ministros más que los cónclaves grupales. Eso quedó reflejado en el encuentro del viernes. No fue una reunión estrictamente de trabajo, porque el protagonista absoluto fue el gobernador, con una fuerte bajada política a sus funcionarios.
Hablaron pocos ministros y no hubo el repaso área por área, habitual en cualquier reunión de trabajo. El dato fue el discurso político del gobernador, marcando el rumbo, en un primer año complejo. Llaryora puso como excusa para la convocatoria los 100 días de gestión. Dejó claro que, más allá de que habrá obras, no serán el sello distintivo que tuvieron en las gestiones provinciales peronistas.
El gobernador remarcó algunos aspectos, que sus funcionarios deberán tener en cuenta al administrar sus ministerios y agencias. “Salgan a hablar, a defender con fuerza nuestra gestión, acompañando al nuevo Gobierno nacional, pero remarcando que siempre nuestra prioridad será Córdoba”, fue una de las premisas que remarcó el gobernador.
El mensaje entrelíneas fue: salgan al territorio a hablar de la gestión, a hacer política, pero sin cuestionar al presidente Milei. “La gestión también se milita, se difunde. Cuando hay un logro, hay que salir a revalorizarlo para que la gente sienta que estamos cerca, activos y comprometidos”, les recomendó a sus funcionarios.