Se podrían hacer muchas especulaciones sobre el nuevo pico de Dengue, que ha llegado con fuerza a muchas provincias de Argentina, especialmente a Córdoba.
La característica histórica de estos brotes es que son cíclicos, íntimamente relacionadas al cambio climático (tan negado desde algunos dirigentes en estos días), y al aumento de la temperatura, como también de la humedad, evidente en esta temporada final del verano.
Las transformaciones del cambio climático
Nuestro clima continental de años pasados muta a subtropical. En el país hay regiones endémicas y sus condiciones climatológicas permiten la supervivencia del mosquito “Aedes aegypti” durante todo el año. En Córdoba, el calentamiento global impone nuevas condiciones de temperatura y humedad; deberíamos no sólo acostumbrarnos al Dengue y a otras enfermedades tropicales que vendrán, sino preparar nuestras estructuras asistenciales y nuestra sociedad, de modo permanente, ante esta circunstancia.
El Dengue no es una enfermedad sencilla de enfrentar desde el punto de vista epidemiológico. El mosquito “Aedes aegypti” es el responsable de la mayor cantidad de muertes en humanos por enfermedades transmitida por un insecto o animal. Entonces, si bien muchos casos transcurren con escasos o ningún síntoma, otros miles de personas sufren las consecuencias de una suerte de gripe, con fiebre alta y decaimiento generalizado, acompañado de un extraordinario dolor, y del malestar que caracteriza al Dengue.
Nuestra provincia hizo frente a muchos brotes epidémicos (Dengue, Gripe A H1 N1, y Covid-19). Con este bagaje de conocimientos, se referencia frecuentemente a la epidemia de Dengue del 2009, la mayor hasta ese momento en Córdoba, (superada luego en número de casos en 2013, 2015 y 2016), donde se acordaron los mecanismos de actuación del Estado provincial y los Estados municipales, de la mano de un aprendizaje de las experiencias comparadas.
El gabinete del ministerio de Salud, con asesores locales y extranjeros, trabajó en el diseño de las políticas públicas, y se trazaron las estrategias que incluyeron la actuación de otras carteras del gobierno (Educación, Ambiente, Estadística y Censos, etc.), hasta generar una línea de acción sistematizada y plasmada en la Ley Provincial 9.666/2009: “Plan Director de Lucha contra el Dengue y otras enfermedades transmitidas por el mismo vector”, marco de acciones sanitarias de exitosa aplicación.
Fueron lecciones aprendidas e incorporadas por los profesionales de la salud, tanto de instituciones públicas como privadas, en nuestra provincia y en otras jurisdicciones.
Capacidad sanitaria
La provincia de Córdoba dispone de profesionales altamente capacitados en la materia (no sólo médicos). La colaboración de las Universidades, con sus docentes, investigadores y estructuras (con laboratorios especializados, como el Instituto de Virología), junto a la experiencia del sector de Epidemiología del Área Central del ministerio de Salud, los laboratorios provinciales (públicos y privados), el laboratorio Central, y el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SIVILA), han dado sobradas muestras de profesionalismo para la respuesta organizada de una epidemia.
Los servicios de Infectología públicos y privados, actuando con consensos y protocolos, sobre todo en las Terapias Intensivas cuando algún paciente se descompensa en los casos de Dengue grave, serán las respuestas adecuadas para mitigar los tan temidos resultados al final de estos eventos traumáticos para la sociedad, como son la cantidad de fallecidos en una epidemia.
El sistema sanitario provincial posee capacidad instalada, junto a un bagaje de experticia en el tema, que, de la mano de una rectoría profesional en la conducción epidemiológica para el establecimiento de las acciones preventivas y de abordaje correctivo, mitigarán sin dudas los resultados sanitarios al final de la epidemia.
Prevención
Las acciones sanitarias masivas, con campañas de prevención, descacharrado, mosquiteros, limpieza adecuada de piletas, tanques y otros reservorios de agua, higiene adecuada en los hogares, uso de lavandina, repelentes, espirales y ropas claras y manga larga, y, sobre todo, conocimiento de la población sobre la prevención de las picaduras, nacimientos de larvas e incubación de huevos del mosquito, ya ha sido probado científicamente y son las herramientas con las que se cuenta hasta ahora. Y no deben ser minimizadas por simples que parezcan, ya que son de alto impacto a la hora de analizar los resultados post pandemia.
Vacuna
La aparición reciente de la vacuna ofrece un rumbo, de la mano de la ciencia y la tecnología.
Tiene ciertas indicaciones para poblaciones de Dengue endémico (donde circula el virus en sus variedades 1, 2, 3 y 4 todo el año). Aún no ha sido incorporada al calendario oficial de vacunas por el ministerio de Salud de la Nación, y, desde luego, su costo restringe la accesibilidad: económicamente no estará disponibles para todos.
Las epidemias tienen su fecha de comienzo, pero la espiralización de los casos, que es un fenómeno impredecible, advierte sobre como tensar los mecanismos para mitigar los resultados adversos y generar mejores condiciones a futuro.
Señoras y señores profesionales de la salud: a sus puestos, la inevitable batalla está a la vuelta de la esquina.
Doctor en Medicina, ex secretario Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba, 2007-2011