Este 31 de marzo, en el marco del Día Mundial contra el Cáncer de Colon, reflexiono sobre la importancia de la prevención. Este año, la fecha adquirió un matiz especial debido a las recientes pérdidas de personas cercanas a mí por esta enfermedad, una enfermedad que se encuentra entre las principales causas de muerte oncológica en Argentina. Esto me impulsó a investigar más sobre los hábitos alimenticios que dejan una huella significativa en nuestro cuerpo.
Un total de 15.895 nuevos casos de cáncer de colon se producen cada año en Argentina, lo que equivale en promedio a 43 casos por día y representa el 12,1% de todos los diagnósticos oncológicos en nuestro territorio, según estimaciones realizadas por el Observatorio Global del Cáncer (Globocan), de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC).
Si bien la detección temprana y los tratamientos médicos son fundamentales, la prevención y las perspectivas en salud integral son indispensables. Durante mi búsqueda, me encontré con Sofía «Nutricia» Alzuarena, licenciada en nutrición (MP 3199), quien lleva adelante un programa de ‘Détox otoñal’.

Su enfoque va más allá de la alimentación, abarcando también las dimensiones físicas, emocionales y espirituales del bienestar. Su propuesta despertó muchas preguntas sobre la nutrición de los argentinos, los desafíos y las estrategias para mejorar el acceso a alimentos sanos y de calidad.
Sofía Nutricia, formada en la Universidad Nacional de Córdoba, complementó su educación con un extenso recorrido por Latinoamérica, donde incorporó conocimientos de diversas medicinas ancestrales.
Además, enriqueció sus estudios con una diplomatura en Medicina Tradicional y Cosmovisión Indoamericana en la Universidad Nacional de Rosario, lo que le permitió revalidar y combinar conocimientos con su bagaje académico. «No se trata de reemplazar la medicina convencional, sino de integrarla con un enfoque holístico«, resalta.
La soberanía alimentaria como clave de bienestar
Un aspecto central del trabajo de Sofía es la promoción de la alimentación soberana. «Los alimentos locales y de estación tienen más nutrientes, son más accesibles y respetan los ciclos de la naturaleza. La compra en comunidad también permite que sean más económicos«, afirma.
Sofía participó en redes de nutricionistas por la soberanía alimentaria y en ferias agroecológicas, buscando generar estrategias realistas para que las personas puedan mejorar su alimentación, incluso sin acceso a productos agroecológicos. «No todos pueden acceder a productos agroecológicos, pero sí pueden aprovechar lo que está disponible en su entorno«, indica.
Esta perspectiva también fomenta una nueva relación con la alimentación, donde se rescata el acto de cocinar y se descubren nuevos sabores. Sofía reconoce que la planificación alimentaria requiere cierta logística: “Es importante tener espacio para almacenar los productos, estar pendiente de las fechas de compra y ahorrar dinero para ello”. Recomienda realizar compras quincenales o compartir productos con vecinos para abaratar costos. «La única forma sostenible de acceder a alimentos agroecológicos es comprando en comunidad«, asegura.
¿Por qué un ‘Détox otoñal’?
Desde hace años, Sofía desarrolla “détox estacionales”, adaptando los menús a la energía de cada estación. “El otoño es ideal para soltar lo que ya no sirve. Lo vemos en la naturaleza: los árboles pierden sus hojas, las cortezas se marchitan y todo se recicla. Si nos sincronizamos con estos ritmos, podemos aprovecharlos para mejorar nuestra salud”, afirma.
Sofía explica que el otoño es una época propicia para este proceso, ya que “invita al recogimiento y a soltar lo que ya no es necesario, similar a lo que ocurre en la naturaleza”. Además, es un buen momento para la desparasitación, tras los posibles excesos alimenticios del verano. “Un plan alimentario como el détox otoñal puede fortalecer el sistema inmune antes del invierno”, destaca.
Nutrición, emociones y salud integral
El programa ‘Détox otoñal‘ propuesto por Sofía va más allá de una simple depuración física; busca también acompañar los procesos emocionales que puedan surgir. “Cuando eliminamos toxinas, también removemos emociones acumuladas. Por eso, durante el détox, trabajamos con herramientas de acompañamiento como meditaciones, documentales, podcasts y prácticas de autoconocimiento”, explica la nutricionista.
Para Sofía, la nutrición no solo afecta el cuerpo, sino también las emociones y el bienestar espiritual. El détox ayuda a las personas a salir del «piloto automático» en su alimentación, fomentando la autonomía y el empoderamiento en la gestión de su salud.
“Por un lado la prevención primaria del cáncer de colon incluye adoptar una alimentación saludable, que incorpore frutas y verduras, no fumar, moderar la ingesta de alcohol y hacer actividad física regularmente; pero la prevención secundaria, que consiste en detectar precozmente un pólipo -que es una lesión benigna- y extirparlo antes de que se vuelva canceroso, nos permite salvar más vidas incluso más que con la mamografía”. Dr. Carlos Silva, médico oncólogo, Director Médico y co-coordinador del Área de Acompañamiento al Paciente de LALCEC.
En el contexto del Día Mundial contra el Cáncer de Colon, la visión integral de Sofía cobra una relevancia especial. La prevención no se limita a los chequeos médicos, sino que involucra una relación consciente con la alimentación, las emociones y el bienestar integral. Su trabajo genera un “efecto expansivo” en la percepción de la salud, promoviendo la soberanía alimentaria, el autoconocimiento y una conexión más profunda con los ciclos de la naturaleza, aspectos claves de un camino hacia el bienestar integral.
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