A menos de un mes del retorno de los docentes a las escuelas (15 de febrero), del “período de intensificación de saberes” para aquellos alumnos que no alcanzaron los conocimientos básicos (17 de febrero) y de los exámenes previos (21 de febrero), es todavía una incógnita cómo se desarrollará el próximo ciclo lectivo en medio de la tercera ola del Covid-19.
A fines del año pasado, el Ministerio de Educación de la Provincia informó que la intención es retornar a la presencialidad plena, si las condiciones sanitarias lo permiten. Pero aún no se sabe. Las clases presenciales son una demanda social cada vez más fuerte, después de dos años de educación intermitente que han provocado grandes falencias y resultados magros. Y aunque todavía es demasiado pronto para saber cómo será el inicio, la gran apuesta de los gobiernos es que los estudiantes de todos los niveles lleguen el primer día de clases con el esquema de vacunación completo.
Sobre ese eje pondrán los esfuerzos los agentes de salud en lo que resta del verano: la clave estará en la difusión de los beneficios sanitarios de la inoculación masiva de los más chicos, reveló ayer en un informe la periodista Mariana Otero. Las carteras educativas y de Salud de la Nación ya advirtieron que la vacunación es “un aspecto fundamental para garantizar la presencialidad”.
¿Sería posible implementar un “pase sanitario Covid-19” para las escuelas, con un sistema similar al vigente para participar en eventos recreativos, sociales y culturales masivos? Al parecer no. Si bien la idea podría servir desde la perspectiva sanitaria, vulneraría el derecho de los niños y las niñas a la educación. Pero también existe el derecho a la salud, y es un tema potencialmente controversial dirimir la prioridad de uno sobre otro.
Héctor Pedicino, referente de la Sociedad Argentina de Pediatría, subraya que es necesario acelerar la vacunación de los chicos antes del inicio de clases. “Con respecto al pase sanitario escolar, me parece una buena idea desde el punto de vista médico, pero hay temas legales que valorar también”, apunta con relación a que no se puede privar a los chicos del derecho a estudiar.
Por qué vacunarlos
Según datos oficiales, el 50% de los niños y las niñas de entre 3 y 11 años tienen dos dosis de vacunas en la provincia de Córdoba, y el 67% de los chicos y las chicas entre 12 y 17. Pedicino explica que la importancia de la vacunación en este grupo etario radica en tres datos fundamentales: evitar la enfermedad de niños, reducir la circulación del virus y favorecer la presencialidad.
“Si bien los niños habitualmente tienen un transcurrir de la enfermedad de leve a moderada, otros han tenido una enfermedad severa, e incluso hay casos de mortalidad, con lo cual eso solo ya sería suficiente”, dice el pediatra. Luego remarca: “Las vacunas utilizadas en edad pediátrica –Sinopharm, entre 3 y 11, y Pfizer y Moderna entre los 12 y los 17– son altamente seguras y eficaces”.
Analia Garnero, infectóloga pediatra y jefa del servicio de Infectología del Hospital de Niños, dice que los padres preguntan cada vez más sobre las vacunas para los chicos. Con respecto a un eventual “pase sanitario” para las escuelas”, Garnero cree que es “inviable”, ya que entiende que no es posible dejar a los chicos afuera de la escuela.
Derecho a educarse
Vanina Lamberti, abogada defensora de niños, niñas y adolescentes (NNyA), plantea que un “pase sanitario” para las escuelas violaría el derecho humano a la educación. Lamberti –la primera letrada en Córdoba en representar en el Fuero Penal a una niña víctima de abuso sexual– dice que desde el inicio de la pandemia “los derechos más relegados y consecuentemente que más se atropellaron” fueron los de NNyA.
“La educación es un derecho humano fundamental, así como lo es la salud. Sin embargo, durante 2020 y gran parte de 2021 ha sido uno de los derechos más disminuidos”, sostiene Lamberti. “No hubo acceso a este derecho en tanto la presencia no se ha garantizado, y la escuela, como institución, exige presencia. Para las infancias, estar con sus pares es clave. La virtualidad ha marcado y profundizado aún más las diferencias. Ha dejado afuera a muchas niñas y niños, y por lo mismo ha vulnerado derechos”, insiste la abogada.
Considera, además, que en todos los casos hay que poner a niños y a niñas en el centro de la escena. “Desde el comienzo de este fenómeno pandémico, los derechos de niños y niñas fueron puestos en un segundo plano, cada decisión fue adultocéntrica. La economía y la política guiaban las decisiones, en algunos momentos por encima de las cuestiones sanitarias”, opina.
“Que el pase sanitario se exija para ir a la cancha o a un evento social como un recital o un festival tiene otro matiz; puedo elegir ir o no hacerlo. Sin embargo, ir a la escuela de manera presencial es un derecho indispensable e incondicional. La educación es un derecho humano fundamental que sólo es tal cuando hay presencia”.