Por Gustavo Aro
El deporte en general y el fútbol en particular tienen como presunción predominante que todas las personas son heterosexuales y que las dinámicas de género y sexualidad se ajustan a normas tradicionales. Se llama heteronormalidad.
Este enfoque puede marginalizar a atletas que no se ajustan a estas expectativas, creando un entorno que favorece y perpetúa estereotipos de género y orientaciones sexuales normativas. Como resultado, los deportistas que no encajan en este marco heteronormativo pueden enfrentar discriminación, falta de visibilidad y barreras para su plena participación y aceptación en el ámbito deportivo.
HOY DÍA CÓRDOBA habló con René de Santis, médico, docente de Educación Sexual Integral de nivel universitario, sexólogo clínico y terapeuta sexual, para abrir el debate sobre sexualidad, género y discriminación en el deporte.
Hay sectores donde la heteronormatividad es muy evidente y el deporte es uno de esos…
-La sociedad en sí está viendo el deporte siempre desde la heteronormatividad porque, digamos, el deporte es parte de la sociedad. El deporte es parte del ocio y ahí también hay una vinculación con la sociedad. No hay deporte si no hay sexualidad y no hay ocio si no hay sexualidad, entonces una de las formas de pensar cómo se mide el deporte es mirar qué ocurre en la sociedad. Si nosotros miramos el fútbol, hace cuánto que se empezó a hablar de varones que salen del clóset. En el fútbol son pocos los casos. En otros deportes la situación es similar.
En el fútbol es difícil pero naturalizamos o damos por sentado que en el hockey femenino hay lesbianas
-Y hay mujeres lesbianas en el boxeo y al varón no le preguntamos si es gay. En el deporte en general pasa esto. A la mujer no se la cuestiona porque si hace deporte pareciera que ya es lesbiana. Dentro de lo heteronormado eso es una mirada patriarcal, machista. Al varón no se le cuestionan un montón de cosas que a la mujer sí. Si una mujer sale del clóset asentimos diciendo “y, sí, si juega al tenis tenía que ser torta”. Otra cosa, para que juegue y sea torta, tiene que ser machona y ahí entran a jugarse los estereotipos, la expresión de género. Si juega al fútbol tiene que ser “machona” y hay personas completamente femeninas o medianamente femeninas que juegan al fútbol.
-Es una construcción que viene desde siempre…
-Un deportista rumano de gimnasia artística que vive en Estados Unidos salió del clóset y leí comentarios de gente diciendo “oh, tan lindo”, como si el gay tuviera que ser feo, gordo. Todo lo despectivo lo encajan en el opuesto a lo heteronormativo. Porque también hay una mirada patologizadora o estigmatizadora que tiene lo que no cis hetero.
El secreto guardado en el clóset
¿Por qué cuesta salir del clóset?
-Influye mucho lo heterenormado y la mirada discriminadora y peyorativa que se tiene hacia lo no heterosexual. Si se insulta a la madre, al negro, al puto, que son lenguajes de la subcultura del fútbol, pareciera que si se corren de ese lugar tiene menos valor. Es la cultura del disvalor que se tiene hacia lo no valorado, hacia el opuesto de lo que le pone valor. Entonces, pareciera que en el fútbol, el machito, el que putea, el que insulta, ese es el aprobado.
-En una tribuna de 30 o 40.000 personas gritando ‘son todos negros, son todos putos’, seguramente hay un negro, una negra, un gay o una lesbiana…
-Lo que pasa es que no hay educación para pensar que esa palabra puesta en una tribuna pueda lastimar. Si lo digo en este entorno y se lo utiliza como un insulto no lo puedo decir, entonces me quedo en el clóset. Y si en ese contexto yo salgo del clóset, en el fútbol me van a aceptar o me van a expulsar. Esa es la mirada discriminadora, excluyente, expulsiva, coercitiva. Es la mirada violenta sobre los cuerpos no heterosexuales. Entonces cuesta mucho correrse de ese lugar porque es una forma de exclusión social…
-Es una construcción que viene desde la etapa formativa, porque cuantas veces hemos escuchado a técnicos, profes o padres diciéndole al pequeño ‘Trabá fuerte, no seas maricón’ o ‘parecés una nena llorando’.
-Eso es re común. A cuántos chicos les dijeron andá a jugar al fútbol, hacete macho. Si hacías otro deporte no eras macho. Macho era el que se ensuciaba, el que hacía contacto. Y si vos te pones a mirar más homosensualizado que el rugby no hay. El rozamiento, los toques en las partes genitales en forma permanente, y sin embargo uno por la fuerza lo asocia a lo masculino. Esa es una construcción binaria. Por eso cuesta mucho salir de ese lugar.
¿Le cuesta más a la mujer hacer deporte?
-Sí, absolutamente. También hay una mirada heteronormada y con diferencias de género. Una mujer que quiere jugar al fútbol tiene que disponer de tiempo libre y hoy las mujeres están trabajando, criando a los hijos y estudiando, ponele. ¿Qué disponibilidad le dan a la crianza de los hijos? ¿Cuánto tiempo están criando al hijo?
Pero eso está cambiando. Hoy los roles se reparten más en las parejas.
-Está cambiando, pero todavía falta. Las estadísticas dicen que hay entre dos horas y dos horas y media de desigualdad de género en el cuidado de los hijos. Sumado además que tenemos muchas mujeres en espacios comunitarios, caritativos, que los ejercen más que los varones. Entonces, qué tiempo les queda de ocio a las mujeres para hacer deporte y cuánto les queda a los varones.
De muñecas y pelotas
En esta sociedad se decía -y algunos lo siguen diciendo- que las mujeres hacían tareas sociales o caritativas porque les sobraba tiempo en la casa
-Se pone el acento en lo peyorativo, porque eso está asociado al cuidado y si vos ves las profesiones al cuidado son mayoritariamente mujeres. Todavía hay una mirada heteronormada porque la pedagogía del cuidado está más asociada a lo femenino, no vaya a ser que lo haga un hombre y le digan puto. Hay una discriminación asociada a lo femenino porque pareciera que el cuidado viene naturalmente con lo femenino. A una nena lo primero que le dan cuando nace es una muñeca.
-Y al niño una pelota
-Claro. Yo hice control de ausentismo domiciliario y las docentes o las personas que sacaban carpetas médicas por familiar al cuidado eran mujeres y te decían ‘es que pide por la madre’. ¿Por qué no el padre? ¿Qué no desarrolló vincularmente el varón? ¿La ternura? La ternura se puede desarrollar, pero pareciera que ser tierno no es sinónimo de ser hombre.
¿Cómo se puede trabajar en el deporte?
-La ley de Educación Sexual Integral (ESI) se está trabajando en las instancias de la educación formal, aunque no todas las dan y las que la dan no siempre lo hacen de manera integral. A veces se asocia la educación sexual con la genitalidad, entonces desde ese lugar algunas instituciones no la dan o la dan haciendo una segregación de contenidos. Cortan algunos temas y los más ajustados son los de perspectiva de género y diversidad. Esas dos son justamente las que nos permiten pensar desde otro lugar. También se puede trasladar la ESI a espacios no formales, como los clubes, los centros culturales, los lugares de baile.
Hay clubes en Córdoba que trabajan la violencia, la igualdad pero no está definido si el destinatario tiene que ser el femenino o el masculino
-Hay que trabajarlo sobre las personas. Si yo voy solamente a las personas que hacen deporte le estoy privando de la posibilidad de que cambie su modo de ver la realidad al técnico, al preparador físico, al que cuida el estadio. Hay que pensar en todos los sectores. Las charlas tienen que ser para todos y hay que pensarlo en los ámbitos formales con todos los que actúan en ese espacio.
Diversidad, transexualidad y disidencias
¿Y las emociones?
-Es otro de los puntos, trabajar sobre las emociones. El ser humano tiene mente, emoción y cuerpo. Tres factores que tenemos para trabajar la sexualidad. El deporte trabaja con el cuerpo, entonces qué parte no estamos trabajando del cuerpo que no nos animamos a ponerla en el deporte.
¿Cómo se conjugan estos ejes en la educación sexual?
-Una educación sexual que no trabaje con esas tres áreas se está salteando una parte. Por eso, después capaz te encuentres con una persona que pega una piña o un codazo. Se ve como conducta antideportiva y vos te quedás pensando cuánto se trabajó eso. Fijate vos a quiénes se ve como seres emocionales, a las mujeres no a los varones. Entonces, si sos muy emocional, pareciera que sos menos varón.
No se puede llorar en el fútbol…
-Claro, pasa eso. Messi lloró y prestó su sensibilidad, su frustración y su enojo a los comentarios negativos de algunas personas porque le hubiera gustado terminar el partido. Fueron por la crítica peyorativa y el insulto. Utilizan la sensibilidad con fines de menor valor.
Hasta Cristiano lloró, ja. Lo hizo cuando erró un penal.
-Son humanos. Ahí también la mirada capacitista sobre el deporte está puesta en que el único exitoso es el que no llora, el que siempre hace goles o llegó a la final. Pareciera que el que quedó segundo no existe. Se están viendo algunos cambios y no están siendo excepciones, pero están siendo poco profundos los trabajos que se están haciendo para romper con la mirada cis hetero en el deporte.
Pero si hacemos una línea del tiempo, nos damos cuenta que vivimos siglos con una hetero normalidad que en los últimos 20 o 30 años empezó a cambiar. Visto así son cambios profundos.
-La sexualidad también tiene un movimiento histórico y si miramos hacia atrás todo hecho revolucionario después tiene un hecho de conservación nuevamente. No por casualidad tenemos un gobierno que está ejerciendo muchas formas de relaciones violentas con lo no binario para lo cual está avalando violencias como repetitivas y se está mochando el trabajo de la ESI. Está queriendo volver a esa educación sexual de tabú, de silencio. Entonces, la preocupación es que cuando uno no mira la historia las conductas son repetitivas. Así como tenemos un movimiento que cambia, tenes un movimiento que retrocede.
¿Y las disidencias?
-Pareciera que en el deporte sólo existe la mujer y el varón y hay un montón de personas que no se consideran ni una ni otra cosa, que son no binarias, que tienen otras identidades y que también se las cuestionan en el deporte. Siguen existiendo o todavía escuchamos que hay determinados deportes que no están avalados para que lo puedan hacer las mujeres trans. Desde qué lugar son varones, desde qué mirada, con qué teoría son varones. Hay una discriminación sobre las mujeres trans porque son varones, no van sobre el varón trans porque biológicamente son mujeres. Las críticas no son lo mismo. Siempre es más discriminada y juzgada la mujer trans que los varones trans y ahí también hay una mirada machista.
Desafiar la heteronormatividad en el deporte es el objetivo e implica promover un entorno inclusivo que respete y celebre la diversidad sexual y de género, permitiendo que todos los deportistas puedan participar sin prejuicios.
Al abrir el diálogo sobre estas cuestiones, no sólo se fomenta un espacio más seguro para los deportistas, sino que también se contribuye a una sociedad más justa y equitativa. La lucha por la inclusión y el respeto en el deporte es un reflejo de la lucha más amplia por los derechos y la dignidad de todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género.