La crisis impacta de lleno en comedores y merenderos de Córdoba

No consiguen donaciones y se multiplica la demanda de alimentos. Los referentes solidarios sostienen que este año la situación se agrava por la pérdida de las fuentes laborales

La crisis impacta de lleno en comedores y merenderos de Córdoba

Ante la profundización de los índices de pobreza e indigencia como consecuencia de la crisis económica nacional, los comedores y merenderos de Córdoba sufren por estos días la escasez de alimentos, hacen malabares para conseguir donaciones y estiran “como chicle” el dinero que reciben como ayuda, mientras crece sin pausa la demanda de comida.

La falta de los aportes solidarios que recibían años atrás fue perdiendo regularidad debido a la recesión y la inflación que afecta a las empresas y a los salarios. Muchos de estos centros de ayuda comunitaria pertenecen a familias que los sostienen con dinero de sus propios “bolsillos” y sólo algunos de ellos reciben ayuda del Estado.

Algunos cerraron, otros funcionan menos días y a otros los sostienen como pueden, sin regularidad. Por lo general, aguantan para al menos ser un espacio de contención para las personas que están sufriendo hambre, sobre todo adultos mayores y familias que no llegan a fin de mes.

El municipio de Córdoba les brinda ayuda económica con la Tarjeta Activa y hasta la fecha ya entregó $ 400.000 con esta modalidad. Hay registrados 2.607 comedores y merenderos, y otros seis cerraron sus puertas. Estos comedores entregan entre 80 y 100 raciones diarias. Incluso, algunos superan ese número y llegan a 200.

Sobre el particular, el secretario de Políticas Públicas y Desarrollo Humano municipal, Raúl La Cava, dijo en declaraciones al diario La Voz del Interior que estos espacios cumplen un rol estratégico en el abordaje territorial y son los primeros lugares donde recurren las familias ante situaciones críticas. “Venimos trabajando con ellos y otras instituciones barriales desde la gestión anterior, y frente a este contexto de crisis económica siguen trabajando codo a codo con el municipio”, reveló el funcionario. Y destacó que en este contexto hay un fenómeno que toma más relevancia: “Muchos merenderos se reconvierten en comedores nocturnos frente a la necesidad de las personas”.

Por su parte, María Cozzi, directora ejecutiva de la Fundación Banco de Alimentos de Córdoba, que desde hace 20 años rescata alimentos aptos para el consumo, reveló que asisten a 560 merenderos y comedores comunitarios de Córdoba, y tienen en lista de espera a otros 300, por lo que es vital sumar donantes para multiplicar la ayuda.

Sostuvo que las donaciones aumentarían si más industrias y empresas se suscriben a la ley de donación de alimentos (Donal), vigente desde 2018, una norma que las deslinda de responsabilidades una vez que el alimento está en el banco. “Necesitamos más donantes de alimentos para sumarles valor nutricional a los comedores”, subrayó.

La Fundación ya recuperó 140.000 kilos de alimentos, entre ellos, cebollas de Mendoza, zanahorias de Sierra de los Padres, Buenos Aires, y 30 toneladas de garbanzo de Córdoba que se distribuyen a nivel nacional. “Enviamos garbanzos a ocho bancos de Argentina. Nos enfocamos en los sectores productivos para rescatar más granos”, afirmó.

Cozzi resaltó que, a pesar del trabajo que realizan con la Municipalidad, a muchos comedores les está costando sostenerse: “Los fondos de la Tarjeta Alimentar son insuficientes. Necesitan ayuda social y asignación de recursos para tener calidad alimentaria”.

Y aseveró que la necesidad alimentaria no disminuyó; por el contrario, aumentó. Cuando no hay acceso a los alimentos –manifestó–, el comedor es el espacio de contención sobre todo para los niños y para los adultos mayores que no consumen cuatro comidas diarias.

También, Emanuel Berardo, responsable de Polo Obrero, contó que la organización asistía a 120 comedores y copas de leche que eran financiados por el Estado. Estos pasaron a manos de personas físicas, pero hace cinco meses que están cerrados porque no tienen asistencia.

“Se reinscribieron en el padrón, pero no tuvieron respuestas”, dijo. Ahora, quedan 15 comedores que son asistidos por el municipio y 20 copas de leche con recursos de la Provincia, y otros cinco espacios que financian los sindicatos. “Las ollas populares funcionan cada dos o tres días con los recursos de los compañeros. La situación es muy crítica porque no hay trabajo y la ayuda es cada vez menor”, aseguró.

Menos trabajo y más demanda de alimentos

Este año, la crisis atravesó a familias enteras, y los referentes sociales destacan que cada vez son más los adultos mayores que solicitan un plato de comida. La situación se agrava aún más por la falta de trabajo registrado e incluso de empleos informales.

Además, la demanda con asistencia alimentaria aumenta con los niños que almuerzan en los comedores escolares Paicor, pero el resto del día o durante el fin de semana no tienen para comer.

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