Las defensas de los 13 policías acusados en la causa por el homicidio de Valentino Blas Correas, el adolescente de 17 años asesinado de un balazo en la espalda durante un control policial en agosto del 2020 en la ciudad de Córdoba, llevaban adelante hoy sus alegatos de apertura en la segunda audiencia del juicio por jurados que se realiza en la capital provincial.
La audiencia, dirigida por un tribunal técnico de la Cámara 8va. del Crimen, se inició a las 9.25, cuando se habilitó a los abogados defensores a exponer sus alegatos de apertura del proceso de enjuiciamiento, que cuenta con la participación de Amnistía Internacional en su rol de «observador»’ y la Secretaría de Derechos Humanos como «amicus curiae».
El abogado del cabo1° Javier Catriel Alarcón, Héctor Luna, abrió el debate y dijo que intentará demostrar que su defendido “no mató a nadie, por lo tanto no corresponde la calificación legal” que se le adjudica como «coautor de homicidio calificado por abuso de su función y homicidio agravado por el empleo de armas de fuego”.
De acuerdo a la acusación, Alarcón fue el policía que realizó dos de los seis disparos de arma que impactaron en el automóvil ocupado Blas y sus cuatro amigos. El defensor pidió al jurado «abstraerse” de todo lo que conocen a través de los medios y “valorar debidamente la prueba”, al sostener que eso es “fundamental para acreditar y condenar un hecho o para absolver de un hecho”. “Claro que hay responsabilidades, pero se deben determinar específicamente para que haya justicia”, expresó.
Pero el protagonismo del juicio se lo llevó Gaston Schönfeld, el defensor del principal acusado de Lucas Gomez, quién expresó que «en realidad», Gómez tuvo «una mala percepción, que cuando vio el auto que se le venía encima en el control policial, pensó que eran delincuentes que estaban escapando después de haber cometido un delito», a lo que sumó que «ese error» lo llevó a cometer un error posterior que fue el tiroteo.
«Por eso fue un exceso, en la legítima defensa», declaró el abogado defensor del policía. «Gómez no hubiese actuado de la misma manera, si las circunstancias antecedentes hubiesen sido cualquiera», justificó el letrado ante el jurado popular.
Así fue el esfuerzo del abogado defensor del uniformado para lograr cambiar la acusación de homicidio calificado, que indefectiblemente, podría derivar en una condena de perpetua.
Indignación
La situación y las declaraciones, generaron cierto malestar en Soledad Laciar, mamá de Blas Correas. «La verdad es que me retiré porque no nos hablaba a nosotros. No sé si fue un olvido que tuvo, pero se refirió a todos los miembros que estaban adentro pero no de la familia».
«La verdad que es muy triste. Hace quedar mal a los mismos colegas que nos han tratado con un respeto increíble dentro y fuera. Hay cuestiones que rozan la falta de respeto. Me parece que ya es bastante», aquejó Laciar.
Cabe recordar que en la primera audiencia del juicio, celebrada el pasado miércoles, fueron los fiscales Fernando López Villagra y Marcelo Hidalgo y los querellantes quienes presetaron sus alegatos de apertura.
El fiscal Villagra calificó el hecho como un “asesinato brutal y absurdo” y dijo que esa “inadmisible masacre es uno de los mayores casos de gatillo fácil y de violencia institucional de los últimos tiempos”. “Atentaron contra cinco adolescentes, matando a uno de ellos, y toda la documentación probatoria es contundente e irrefutable desde el punto de vista objetivo sobre la responsabilidad para la condena de cada uno de ellos”, afirmó al referirse a los 13 efectivos acusados.
Por su parte, el fiscal Hidalgo cuestionó las políticas en materia de seguridad del Gobierno provincial, al sostener que “el Estado no admite que se vulneran derechos humanos”.
“Murió Blas y solo un milagro hizo que no murieran los otros chicos que lo acompañaban”, resaltó el funcionario judicial, quien agregó que existe una “máquina tropera” que la policía utiliza para “encubrir crímenes, plantar pruebas, evadir responsabilidades, falsear información y omitir poner en conocimiento de los funcionarios” las conductas delictivas.
Antecedentes
El hecho ocurrió la madrugada del 6 de agosto del 2020 cuando Blas Correas se hallaba dentro de un Fiat Argo junto a cuatro amigos con quienes iba a ir a tomar algo a un bar.
Cuando circulaban por avenida Vélez Sarsfield y Romagosa, del barrio Colinas, en el sur de la capital cordobesa, uno de los jóvenes que conducía evadió un control policial porque -según reveló luego- se asustó porque uno de los policías le apuntó con un arma a la cabeza.
En ese momento, según la investigación, el suboficial Lucas Damián Gómez (37) efectuó cuatro disparos con su arma reglamentaria, mientras que el cabo primero Alarcón (33) disparó en dos oportunidades.
Las pericias determinaron que uno de los cuatro disparos efectuados por Gómez impactó en la espalda de Blas, lo que le provocó la muerte, mientras que otro de los disparos traspasó el apoyacabeza y la capucha del uno de los adolescentes que estaba sentado en el asiento delantero del Fiat Argo, a milímetros de su cráneo.
Posteriormente, y con el objetivo de simular un enfrentamiento con un grupo armado, los policías ‘plantaron’ un arma en las cercanías de la zona del control policial.
En este juicio, Gómez y Alarcón llegan al juicio como «coautores de homicidio calificado por abuso de su función y homicidio agravado por el empleo de armas de fuego, homicidio calificado por abuso de su función en grado de tentativa reiterado -cuatro hechos- y homicidio agravado por el empleo de armas de fuego en grado de tentativa reiterado -cuatro hechos».
Y los restantes policías acusados son Sergio Alejandro González, Wanda Micaela Esquivel, Yamila Florencia Martínez, Walter Eduardo Soria, Enzo Gustavo Quiroga, Jorge Ariel Galleguillo, Leonardo Alejandro Martínez, Rodrigo Emanuel Toloza, Ezequiel Agustín Vélez, Leandro Alexis Quevedo y Juan Antonio Gatica.