Según el último sondeo del Ministerio de Salud de la Nación (2023) más del 30% de los niños y adolescentes de 5 a 17 años presentan sobrepeso u obesidad. A su vez, se estima que pasan, en promedio, 3 horas de su día frente a algún tipo de pantallas.
Frente a esta situación alarmante, desde la Federación Argentina de Cardiología (FAC), se desarrolla una campaña para ayudar a los padres a revertir esta situación. El objetivo es sencillo, pasar a la acción y dedicar solamente 60 minutos del día a desarrollar alguna acción lúdica o deportiva con los hijos. Es decir, romper el sedentarismo para pasar a la actividad.
Riesgos y beneficios
El sedentarismo, sumado a la falta de actividad física, aumenta significativamente el riesgo de problemas graves. Junto a la inactividad, incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y problemas de salud mental como la baja autoestima.
De esta forma, la obesidad no es un tema estético, es un problema de salud que trae consecuencias en el presente y continúa en la adultez. Por estos motivos, la actividad física es fundamental. El ejercicio fortalece el corazón, mejora la circulación sanguínea y reduce hasta un 20% el riesgo de obesidad en la adultez, según estudios de la Sociedad Argentina de Pediatría. Más allá del control de peso, actividades como caminar, andar en bicicleta o jugar al fútbol, así como otras actividades al aire libre, mejoran la salud ósea y el bienestar general.
“Aprovechando el auge de las redes sociales, buscamos que los padres se conviertan en verdaderos ´influencers del movimiento´. Nuestro ejemplo es poderoso: si nos movemos, nuestros hijos nos imitarán. Esto implica también ejercer un control consciente sobre el uso de pantallas. Establecer límites claros y promover actividades alternativas al tiempo frente a estos dispositivos”, dice la Dra. Celeste López (MP 4326), cardióloga pediátrica integrante de la FAC. Un buen camino para comenzar este cambio es sumarse al entorno de los niños y adolescentes y desafiarlos con algún baile de TikTok. Pero luego continuar esta actividad complementaria con juegos de pelota, caminatas, salir a andar en bicicleta. “Estas acciones no solo cuidan el corazón de nuestros hijos, sino que los preparan para un futuro más sano, activo y feliz”, señala López.
Cambiar el entorno
Cabe señalar que la actividad física también trae beneficios sociales y emocionales, aspectos que también generan salud cardiovascular en las personas. Lamentablemente, los adolescentes, si son obesos, hoy están expuestos al ciberbullying, una práctica que repercute directamente en su salud emocional y los retrae sobre sí mismos. “El ataque por el aspecto físico es un tema a abordar, incluso con la ayuda de profesionales en la materia, pero también están los puntos de su salud cardiovascular que se deben atender y revertir para que sean adultos sanos”, resalta López.
Nuevamente, una de las formas de afrontar este tipo de situaciones es con la guía y el apoyo de los padres. Ayudarlos a expresarse y alentarlos a realizar algún tipo de deporte o actividad que implique movimiento. En este sentido la Guía de Entornos Escolares Saludables del gobierno argentino destaca que los niños que crecen en entornos activos desarrollan mejores hábitos para toda la vida.
Por su parte el estudio español (ANOBAS, 2021) demostró que los niños físicamente activos experimentan menos ansiedad y presentan mayor confianza en sí mismos, lo que subraya la conexión directa entre el movimiento y la salud psicológica. “Es crucial entender que estas condiciones, como la baja autoestima o incluso hasta la depresión, históricamente estaban asociadas a la adultez y a los adultos mayores, ahora se observan con una preocupante frecuencia en poblaciones más jóvenes”, refiere López
Así, desde la FAC se señala que, con tan solo 60 minutos diarios, los padres pueden darles el mejor regalo a sus hijos: enseñarles a cuidar su salud, construyendo un entorno social y psicológico sano e inclusivo que los acompañará para toda la vida.