Por Gustavo Aro (especial para HDC)
La nueva longevidad es más bien un enfoque integral que combina elementos de salud, bienestar, y una filosofía de vida para fomentar un envejecimiento saludable y prolongado. No es un tratamiento específico ni una corriente médica en sí, sino que abarca diversas disciplinas, incluyendo la medicina, la nutrición, el ejercicio, la psicología y la espiritualidad.
Se centra en mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen, promoviendo hábitos saludables, la gestión del estrés, la conexión social, y el desarrollo personal. La idea no es solo vivir más años, sino vivir esos años de manera plena y activa.
El doctor Carlos Presman, docente de la UNC y autor del libro Vivir 100 años (Ed. Editorial Raíz de Dos), aporta su visión sobre esta tendencia transformadora: Lo que se denomina nueva longevidad en realidad es un proceso de transformación demográfica por el cual cada vez hay más adultos mayores, cada vez hay más viejos, personas que superan los 65 años y a su vez ese grupo poblacional vive más, vive 80, 90 o 100 años. Eso es lo que se conoce como transformación demográfica y se le agrega el adjetivo de nueva longevidad porque de ese grupo de adultos mayores, dos tercios son sanos. Esto quiere decir que envejecer no es enfermar. Este proceso de envejecimiento es sin dudas un éxito colectivo que deviene de las condiciones sociales de vida. O sea, más allá de los avances científicos y tecnológicos respecto de la asistencia a enfermedades, el hecho de mejorar las condiciones de vida, protegerse en el invierno, las inclemencias, los hechos de violencia, la posibilidad de nutrirse o alimentarse, la convivencia democrática, son todos aspectos han permitido que grupos cada vez mayores de adultos mayores lleguen a edades avanzadas en buen estado físico.
“Lo importante es tener como concepto que la vejez saludable siempre es un éxito colectivo. Si tu entorno es inclusivo, favorece o promueve las distintas opciones de vida de cada uno y conviven de manera pacífica, eso es un factor potente de longevidad. Como así también la posibilidad de movilizarse, la posibilidad de trabajar, la posibilidad de ejercer los deseos artísticos, culturales, futbolísticos, religiosos, hasta edades muy avanzadas y esas condiciones devienen de un nivel socioeconómico al cual todos los adultos debieran poder acceder. Eso es lo que se conoce conceptualmente como nueva longevidad”, agrega Presman.
Otra visión médica sobre el tema la aporta Antonio Aldo Mottura, doctor especialista en cirugía plástica, estética y reparadora. El también profesor se mete en un tema muchas veces tabú para la mayoría de las personas mayores: las cirugías.
“Al prolongarse el envejecimiento, también la sexualidad se prolonga, por lo que las personas desean verse mejor y más atractivas, aunque tengan más años. El prolongar el envejecimiento también involucra las hormonas que hacen que se prolongue la actividad física y sexual. Esto motiva a que las personas se interesen por tratamientos estéticos y cirugías estéticas que les mitiguen el paso del tiempo y las haga sentirse mejor. Así como ahora las personas grandes hacen más gimnasia para mantenerse en mejor estado, también desean mejorar su facciones, el busto o el abdomen. Sin duda que en esta nueva era, los cambios son muy interesantes y querer mantenerse o mejorar física e intelectualmente, debería ser tomado como algo muy positivo para el ser humano”, sostiene.
Vejez en movimiento
Chicha Osorio, fundadora de Mannequins, escuela de Imagen con Orientación al Modelaje, aporta una idea desde la experiencia: la nueva longevidad es la prolongación de la vida con envejecimiento saludable. No sólo es vivir más, sino vivir mejor. En mi experiencia de 85 años la edad cronológica no me define. Tengo edad biológica porque así lo siento y agradezco por conservar mi espíritu joven, tener agilidad mental y física y conservar la curiosidad de aprender, informarme y sociabilizar en contínuo movimiento” cuenta la ex modelo y diseñadora de moda.
“La vida se ha alargado más de 20 años. Los que recién nacen llegarán a los 100 años con salud y bienestar porque se está tomando conciencia del cuidado desde muy temprana edad donde los tres pilares fundamentales son salud, autonomía y derechos. Todavía hay discriminación con los adultos mayores. Se supone que la vejez es siempre enfermedad, falta de autonomía y deterioro mental. Eso no es siempre así. No hay que tenerle miedo a la vejez y hay que hacer valer los derechos de inserción laboral a las personas de más de 65 años, para que cuando se jubilen puedan seguir trabajando y aportando su experiencia y sabiduría. Yo sigo viviendo el presente siempre con agradecimiento y actitud positiva para llegar al final de mi vida con paz interior y en plenitud”, completa quien además es conductora del programa de televisión Cómo dos extraños, que se emite por El Doce.
Para Juan Adrián Ratti, médico psiquiatra y co-conductor televisivo junto a Osorio, la nueva longevidad es un tema relativamente nuevo. “Intenta resolver una situación que se está manejando mal desde hace bastante tiempo, con criterios muy antiguos, como del siglo pasado. Es un hecho que sería como una revolución bastante fuerte, que se manifiesta en varios órdenes, que tiene que ver incluso con lo económico y lo político”, explica.
“Ahora sabemos que el 50 por ciento de las personas que hoy cumplen 50 años van a llegar a los 95 años. De las cuatro personas que hoy cumplen 80 años, dos van a llegar a los 85, una a los 90 y la otra va a llegar a los 95. ¿Qué nos dice esto? Nos dice que la vejez es el periodo más extenso de la vida de un ser humano. Sabemos de la infancia, la adolescencia, la juventud, la adultez, pero la vejez es el periodo más extenso de la vida y todo lo que ello implica a nivel consumo, económico, elecciones, etc. Hoy, la vejez, tiene un peso muy importante. Siempre se ha trabajado sobre las transiciones de la niñez a la adolescencia, de la adolescencia a la juventud y ahora llegó el momento de trabajar la transición a la vejez. Vejez que va más allá de lo cronológico, va hacia la calidad de la nueva longevidad”, explica Ratti.
“Otro tema a resolver, por ejemplo, es el de los abuelazgos. Que digan el abuelo, el nono, indudablemente le choca a la gran mayoría. La palabra abuelo debería quedar entre la relación abuelo-nieto, pero para el resto no. Salgamos de esos viejos esquemas donde el viejo está muy mal visto por los jóvenes. Es un hecho que tenemos que cambiar. Las personas tienen una vida afectiva y sus variantes, sus cambios afectivos, como también su sexualidad, toda la vida, más allá de las cosas falocéntricas, puede tomar determinados ribetes o distintas calidades o distintas alternativas creativas en el juego de la afectividad, de la sexualidad”, cierra el conocido periodista.
En la misma sintonía se expresa Haydée Lenkiewicz, magíster en gerontología y licenciada en kinesiología y fisioterapia: mi tema siempre ha sido la vejez en movimiento, entendiendo el movimiento desde la forma de pensar la actitud hacia esta etapa de la vida y la adaptación, haciendo muchísimo hincapié en todo lo que son capacidades existentes y potencialidades. Considerar el máximo potencial del desarrollo humano, sin desconocer los aspectos negativos que pueden aparecer en esta etapa de la vida.
“Hoy, como persona mayor, habitante de la vejez, y como kinesióloga, profesional del movimiento, difundo esta cuasi filosofía y modo de estar en el mundo, con un abordaje, diagnóstico y práctica, desde las potencias y capacidades, sin por ello desconocer que hay dificultades ciertamente. Se trata de construir este nuevo pensamiento, intentando cambiar el imaginario social negativo hacia una realidad de un paradigma valioso de la vejez y entender que no todo en la vejez es negativo. La edad cronológica por sí sola no justifica la pérdida de salud y de calidad de vida y un envejecimiento saludable no significa tener ausencia de enfermedades”, explica Lenkiewicz, dedicada a la gerontología desde hace más de 30 años.
“La vejez está comenzando a despojarse de las implicancias negativas y se presenta como un periodo de oportunidades, de madurez y de experiencia. También encontramos que muchas personas siguen reproduciendo desde el discurso, valores sumamente negativos asociados al envejecimiento que tienen que ver con la tristeza, la incapacidad, el deterioro cognitivo o un paradigma general de retirada. Que existen, pero también nos encontramos con un creciente grupo etario físicamente activo y las más de las veces integrados socialmente. El movimiento es vida y se experimenta como un movimiento hacia delante, una tendencia hacia el envejecimiento saludable. Simplemente mantener y mejorar nuestras capacidades funcionales como podamos, como sepamos. Cuerpo y mente están dialogando todo el tiempo. No existe división. Lo que ocurre en uno, ocurre en el otro. Somos un todo. Si estoy deprimida, mi cuerpo se encorva, si estoy contenta me expando”, completa.
Un enfoque positivo
Entonces, la Nueva Longevidad nos invita a repensar la vejez no como una etapa de declive, sino como un período de oportunidades. Es vital centrarse en las capacidades existentes y potencialidades de las personas mayores. Este enfoque no solo enriquece sus vidas, sino que también contribuye a la sociedad. Las personas mayores pueden desempeñar roles fundamentales en sus comunidades, aportando sabiduría, experiencia y un enfoque diferente a los problemas contemporáneos.
No menos importante es la inclusión en todos sus términos. En ese sentido, es clave seguir cuestionando el lenguaje utilizado en la mayoría de los Medios de Comunicación. Cada término que empleamos moldea nuestra percepción. En lugar de “abuelo” como un término genérico y a menudo connotado negativamente, deberíamos adoptar un lenguaje que refleje dignidad, respeto y la diversidad de experiencias de las personas mayores. Esta revalorización del lenguaje puede ayudar a cambiar la narrativa social sobre la vejez.
Términos como personas mayores o adultos mayores son más neutrales, amigables y respetuosos que gente de la tercera edad. En contextos formales o académicos, se suele evitar “tercera edad” debido a su connotación a veces negativa. La elección del término puede depender del público y del enfoque que se quiera dar, pero siempre es mejor optar por expresiones que promuevan la dignidad y el respeto. Además, ¿cuántas edades tenemos las personas? ¿Qué edad tomamos para referirnos a la tercera edad? ¿Cronológica, biológica, psicológica, social?
La convivencia de múltiples generaciones presenta una oportunidad invaluable. Las personas mayores no solo tienen mucho que enseñar, sino que también pueden aprender de las nuevas generaciones. Fomentar espacios de interacción intergeneracional puede enriquecer tanto a jóvenes como a mayores, promoviendo un entendimiento y respeto mutuo.
Aunque es cierto que enfrentamos desafíos significativos como la pobreza y las jubilaciones insuficientes, también debemos centrar la atención en soluciones creativas. Fomentar políticas que prioricen el bienestar de las personas mayores, el acceso a la salud, y programas comunitarios que promuevan la inclusión son pasos necesarios hacia un envejecimiento digno.
Finalmente, el llamado a la acción es esencial. No se trata solo de que las personas mayores defiendan su lugar en la sociedad, sino que toda la comunidad debe unirse para celebrar y empoderar esta etapa de la vida. Las redes de apoyo, el activismo y la educación son herramientas poderosas para desafiar los estereotipos negativos y crear un futuro donde la vejez sea vista como un periodo de riqueza y valor.
En consecuencia, abordar la tendencia de la nueva longevidad, implica hacerlo desde un enfoque general en el que intervienen la salud física, la salud mental y la vinculación social.
El trabajo de la nueva longevidad es, en última instancia, mejorar la calidad de vida de las personas y en lugar de solo enfocarse en vivir más años, buscar vivir esos años de manera activa, satisfactoria y saludable adoptando hábitos que promuevan el bienestar general y que se adapten a las necesidades individuales.