El tangazo ¡Chau, no va más!, no sólo es otra genialidad de Homero Espósito, sino una descripción maravillosa de cómo nos acercamos y unimos a otras y otros, y de cómo nos alejamos y separamos. Les comparto tan sólo un par de párrafos, y les recomiendo escuchar este tango completo, y en lo posible, la versión cantada por el Polaco Roberto Goyeneche:
“Chau, no va más, es la ley de la vida devenir;
Chau, no va más, ya gastamos las balas y el fusil,
Te enseñé como tiembla la piel, cuando nace el amor,
Y otra vez aprendí, pero nadie vivió sin matar,
Sin cortar una flor, perfumarse y seguir….
Vivir es cambiar…
…Tomalo con calma… Esto es dialéctica pura,
¡Te volverá a pasar tantas veces en la vida!…
¿Acaso es imposible o muy difícil durar en pareja toda la vida, disfrutarla y soportarla en los momentos complicados, elegirla y volver a elegirla a pesar de las diferencias o tentaciones circunstanciales?, ¿Acaso es un fracaso terminar una relación por las razones que sean?, ¿Acaso hay algún mandato todopoderoso que nos obligue a hacer algo diferente a lo que sentimos y queremos?, ¿Acaso hay una sola verdad revelada y nada más?
El Psicólogo Gustavo Marín, autor del libro “Camino hacia el Sí Mismo”, trabaja desde hace muchos años en la psicoterapia de parejas. Vale entonces consultarlo, sobre este “ir y venir, dar y recibir” que nos atraviesa a todas y todos, y durante toda nuestra vida.
HDC: ¿Qué es lo primero que puede decirnos sobre este tema tan amplio y diverso?
GM: Estamos en un momento de apertura, se hablan y dicen cosas que antes no se decían, existen modelos de vida, teóricos, terapéuticos y médicos, de educación, economía, ambientales, que ya no dan los resultados esperados, lo cual nos coloca en un lugar de desconcierto, de desamparo, pero también de oportunidad de crear algo nuevo y más coherente con nuestra verdadera naturaleza de humanos amorosos y conscientes. Y entonces, ¿qué pasa con las relaciones de pareja? Muchos dicen que “la pareja” está en crisis, pero es posible que lo que está en crisis sea el “modelo de pareja” que veníamos sosteniendo. La crisis es de los individuos y eso repercute en la pareja. Justamente y cada vez más, estamos viviendo en una sociedad tremendamente individualista y esto hace que se exacerbe el “yo”, y se caiga muchas veces en la complacencia, o en la soltería a ultranza, o relaciones “light”, como formas “higiénicas o anestésicas” de vivir la vida. Cómo dice el filósofo Byung-Chul Han, “Nada debe doler… la propia vida tiene que poder subirse a Instagram, es decir debe carecer de aristas, conflictos y contradicciones que pudieran ser dolorosas. Olvidamos que el dolor purifica”.
HDC: ¿Por qué antes las parejas duraban más y ahora hay tantas separaciones?
GM: Quizás ahora es más factible que dure más el amor a los hijos/as o a las amistades que a la pareja, y eso no quita que el amor a una pareja pueda ser sumamente intenso, pleno y enriquecedor, lo importante ya no es la cantidad, sino la calidad de la relación, esto es lo que ha cambiado. El amor erótico, que es esencial en la pareja, se escapa a nuestra voluntad humana; aparece y desaparece misteriosamente como un rayo. Por supuesto que mientras está, algo puede hacerse para alimentarlo, y mantener “la llama del amor y de la pasión” que fue prendida en el inicio. Y es que para que se vaya consolidando la relación de pareja, se deben dar dos cosas: un sentimiento profundo que incluye esa atracción física y admiración por el otro, y también una actitud de compromiso, de respeto, de buscar acuerdos, de trabajar con uno mismo y con el otro para que la pareja alimente ese sentido de “quiero estar con el otro”.
HDC: ¿Qué entiende por “desgaste de la pareja” y cómo se va dando este proceso?
GM: Es una fantasía pensar una vida sin conflictos, ya sean propios o en una relación. Como también la creencia errónea que “para los demás es más fácil” o “quiero resolver todos mis conflictos y andar sin problemas”. Por lo tanto, creo que se trata de desarrollar la visión de que los conflictos no buscan complicarnos como un castigo divino, sino que son los “desafíos adecuados” que harán que pongamos a prueba nuestros recursos internos (muchas veces escondidos y desconocidos por nosotros mismos), nuestro coraje y principalmente nuestra humildad para aceptar que las cosas son como son, y de este modo no estancarnos en el malestar y la bronca y poder continuar con nuestro proceso de evolución. Teniendo en cuenta esto, podemos cuestionar el desgaste de una pareja como algo inevitable. Si encontramos la manera de mantener nuestra “conexión emocional” con el otro y desde ahí, solo desde ahí, afrontar los desacuerdos, las discusiones y los desencuentros, entonces la pareja se ira fortaleciendo, madurando, consolidando, y el desgaste no tiene razón para ser inevitable. Ahora, si hay un conflicto nuclear o fundacional en la relación que no se resuelve y no se aborda adecuadamente, es como una bola de nieve que ira creciendo a medida que pasa el tiempo, eso sí desgasta, hasta provocar un quiebre de la relación.
HDC: ¿Cuándo el divorcio es un alivio, y cuándo una situación difícil de asimilar?
GM: Las parejas no se divorcian de entrada, primero se separan. Y en general es uno de los integrantes quien propone la separación, casi nunca es en total acuerdo, aunque Bert Hellinger dice que cuando uno se va de una pareja, el otro ya se fue antes. Esto nos indica que ambos están implicados en la separación aunque de maneras diferentes, y no siempre se ve con total claridad al principio. La separación siempre es dolorosa, y es para ambos, más allá de quien sea el que la proponga. Y a la vez debiera ser un alivio también para ambos, porque aunque alguno de ellos estaba conforme, no es saludable estar con alguien que no quiere estar con uno, o que está incómodo, o que ya no está.
Y por muchas razones puede ser difícil asimilar una separación. De entrada nomás, es un proyecto que se pierde, y no estamos en una cultura que le dé mucho espacio al perder; por el contrario, los mensajes y mandatos son los de “ganar siempre”, “tener éxito”, “evolucionar”, “ser abundante”, y entonces nadie nos enseña a perder, lo cual requiere humildad, volar bajo, darse tiempo para la tristeza, y también ser realista. Si me sentía bien con mi pareja, pero en el fondo estaba desconectado de la relación (y de mí mismo) y andaba en automático, entonces es posible que la separación me caiga como un balde de agua fría y no entienda nada, me resista, y sufra más de la cuenta. También si mi pareja (o la familia) era “el eje, el centro de mi vida”, y esto se cae, es como perder el sentido de mi vida, y es como si todo se derrumba. Nuestras carencias afectivas (traumas), la dependencia emocional, nuestro temor al abandono, el apego, las idealizaciones, todo queda al descubierto en una separación, y si nunca lo trabajé conmigo mismo, es probable que se ponga difícil.
HDC: ¿Qué peso tienen la negación, el egoísmo, las culpas, los reproches, los mandatos y el maltrato en algunas relaciones?
GM: La pareja es el mejor lugar para el desarrollo personal, en donde podemos ser más Yo mismo, desnudarme sin miedos, integrarme como persona, conocer aspectos míos que desconozco, seguir mi camino individual desarrollando mis dones, y a la vez aprender la práctica de la humildad, el desapego, atreverme a ver, conocer y aceptar al otro, descentrarme de mi Ego que suele estar arriba y separado de todo, y así construir un INTER-SOMOS como dice Thich Nhat Hanh. La negación, el egoísmo, las culpas, los reproches, los celos, las proyecciones, están en nosotros e interfieren en la relación, y claro que no somos perfectos ni iluminados, ni yo ni el otro. La pareja es el lugar para trabajar estos aspectos sombríos, descubrir mis patrones de conducta que me mantienen en la ingenuidad o en lo infantil, y desarmarlos, poderme ubicar en mi lugar de adulto, madurar. Por supuesto, al maltrato hay que ponerle límites, nada lo justifica, pero hay que tener en cuenta que es un tema complejo, porque hay muchas formas de maltrato, no solo el insulto y el golpe, también el silencio, la indiferencia, el control, la desatención y el ocultamiento, que son formas más sutiles de maltrato, pero muy dañinas.
HDC: En el caso de las separaciones, ¿suele ser más fácil para los hombres, las mujeres o para ambos?
GM: Buena pregunta, porque he observado que muchas personas se enredan con el prejuicio que una separación es más fácil para el otro, y uno se queda sufriendo, quebrado, llorando por los rincones. Perder siempre duele, aunque sepamos que es lo inevitable, y no hay un medidor de dolor. Es un error querer comparar dolores: a mí me duele más que a él/ella. Cada uno lo vive como puede, y nunca es fácil, si uno esta consciente de lo que significa salirse de una relación. Yo creo que es hermoso amar a alguien profundamente, y esto tiene el contraste que cuando esa persona no está más, nos duele también profundamente, todo tiene su costo, y claro que vale la pena el Amor.
HDC: ¿Realmente cree que estamos cambiando cantidad por calidad?
GM: Totalmente. Las parejas están en un momento de gran transformación, asistimos a la oportunidad de gozar de relaciones más profundas y auténticas, ya no se busca sostener una pareja para paliar nuestra soledad, para lograr comodidad o para encajar en un mundo que se olvida del amor. Queremos parejas que nos permitan vivir la plenitud del amor, aceptando los roses inevitables, pero que fluya con calma e intensidad. Que sea un trampolín para el propio desarrollo personal, y siguiendo los dictados del corazón, que son inciertos. Y si nos asiste un Amor Verdadero, que importa si dura 1, 5, 10, 20 años, o hasta “que la muerte nos separe”. Estamos cambiando cantidad por calidad, control por libertad, seguridad que adormece por incertidumbre que revitaliza. No hay contradicción entre el amor a sí mismo y el amor al otro, son caras de la misma moneda, van juntas, como la Paz y la Alegría.
Más allá de la monogamia: triejas, poliamor y relaciones abiertas
