El 8 de julio pasado, en Rosario, tuvo lugar un hito para la economía circular de Córdoba que pasó desapercibido. Allí, se colocaron los primeros 80 durmientes plásticos reciclados de la historia ferroviaria nacional, producidos por la empresa cordobesa RFG, con sede en Monte Cristo.
“Este proyecto arranca hace casi cinco años, con la necesidad de encontrar alguna salida de los materiales plásticos que no tenían valor comercial. Vimos en una feria en Moscú que se usaba el durmiente plástico (…) y nos pareció una salida más que interesante para canalizar todo ese material”, dijo a HOY DÍA CÓRDOBA Raúl Frola, fundador de RFG. Esta Pyme local se dedica, desde hace 10 años, a la gestión ambiental de las empresas, a través de la revalorización de los materiales que se descartan.
Fue en 2021, tras ganar una licitación internacional para proveer de 100.000 durmientes de plástico al sistema ferroviario argentino, que comenzó la implementación, desde cero, del producto. Esto requirió de un esfuerzo mancomunado entre el sector público y el privado, donde participaron, además de RFG, la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti), la empresa estatal Trenes Argentinos y el Centro Nacional de Desarrollo e Innovación Ferroviaria (Cenadif).
Las ventajas del uso de durmientes plásticos reciclados sobre los tradicionales de quebracho colorado son varias. En principio, según indicó Frola, “el material tiene una persistencia importante y como no lo atacan ni las bacterias, ni la humedad, ni los hongos, tiene una durabilidad mucho mayor que la madera”, estimada en 50 años.
Por otra parte, Estefanía Kiessling, de RFG, explicó que el quebracho colorado “es una especie en peligro de extinción”, por lo que se busca preservarla. “Entonces, las especies ‘maderables’ hoy no tienen la misma durabilidad, las mismas propiedades que si la tenía el quebracho colorado”, agregó al respecto.
En esta línea, Frola aseguró que otra gran ventaja del proyecto es que, además de reciclar, se inmoviliza el plástico utilizado. “Porque vos podés reciclar una bolsa de polietileno y después está de nuevo en la calle. Pero acá, nosotros inmovilizamos y guardamos por 40 o 50 años el plástico”, acotó y destacó también que el peso del durmiente plástico (70 kilogramos) es mucho menor al del tradicional, lo cual lo hace fácil de manipular y más resistente a las vibraciones ocasionadas por el paso del tren.
El principal desafío, recolectar más para cumplir los objetivos
Ahora, la empresa local -única productora de durmientes plásticos en el país y una de las 14 en todo el mundo- tiene el desafío de escalar su producción para afrontar nuevos compromisos ya asumidos y reemplazar los viejos durmientes de madera de la Argentina.
Frente a esto, Kiessling destacó que la elaboración de los durmientes requiere de una gran cantidad de plástico reciclado, por lo que, en lo inmediato, es importante optimizar la logística de recuperación de los descartes empresariales para que llegue a RFG, tarea que también realizan en la Pyme local a partir de Circularis.
Esta iniciativa de la empresa lleva adelante la recolección de los materiales reciclables que descartan las empresas.
“Circularis sería el eje sobre el cual se van movilizando todos los materiales y sobre la que después van naciendo las diferentes marcas”, explicó Kiessling.
Asimismo, la empresa cuenta con la marca Moebius, encargada de añadir valor a las telas de los asientos de autos que descartan las automotrices.
Tras su recolección, los elementos textiles recolectados por la compañía de Monte Cristo son procesados en una refinería y se obtienen nuevos productos.