Sonia Torres, un icónico referente de la lucha por los derechos humanos en Córdoba, falleció a los 94 años tras una vida dedicada a la búsqueda de su nieto, un propósito que no pudo cumplir. Sonia era la figura central de la filial cordobesa de Abuelas de Plaza de Mayo, una organización que fundó en 1977, un año después de la desaparición de su hija embarazada, Silvina Parodi.
Nacida el 2 de septiembre de 1929 en Villa Dolores, Sonia se mudó a Rosario para estudiar farmacia y formó una familia con el aviador Enrique Parodi, con quien tuvo tres hijos. En 1976, poco después del golpe militar que derrocó el gobierno de Isabel Perón, sufrieron un ataque de un grupo paramilitar que secuestró al matrimonio de Silvina Parodi y Daniel Orozco.
Sonia se convirtió en el símbolo de Abuelas de Plaza de Mayo en Córdoba y dedicó décadas a la incansable búsqueda de su hija y yerno. A lo largo de los años, recopiló 14 carpetas con miles de notas y solicitudes en su esfuerzo por conocer el destino de sus seres queridos que, lamentablemente, continúan desaparecidos. La búsqueda de su nieto fue el motor que la mantuvo en pie.
El niño debía llamarse Daniel Efraín o Efraín Daniel Orozco Parodi y nació en cautiverio el 14 de junio de 1976. A pesar de los testimonios que confirmaron el parto en la cárcel y las torturas que sufrió su hija, nunca pudo encontrar a su nieto, a pesar de innumerables intentos y llamados desesperados. La tragedia siguió persiguiendo a Sonia, quien perdió a su hijo Luis a los 38 años debido a problemas de salud. Sin embargo, Sonia se mantuvo como un símbolo de lucha por los derechos humanos y se esforzó en la recuperación de los hijos de desaparecidos nacidos en cautiverio durante la dictadura.
A lo largo de su vida, Sonia recibió el cariño y respeto de la comunidad cordobesa, trascendiendo divisiones y diferencias. Aunque recibió numerosos reconocimientos en Córdoba y en todo el mundo, su deseo más profundo era conocer a su nieto. En sus propias palabras, Sonia Torres reflejaba su deseo de justicia y amor: “No siento odio; ni siquiera pienso en que los culpables mueran en la cárcel. Las abuelas trabajamos desde el amor. Sólo quiero justicia. Que las generaciones que vienen no tengan que sufrir lo que sufrimos nosotros”. Su partida marca el fin de una era en la lucha por los derechos humanos en Argentina, pero su legado perdurará en el recuerdo colectivo como un faro de esperanza y justicia. Cientos de personas, entre ellas figuras de la política de Córdoba y amigos cercanos, se acercaron al velatorio a presentar sus respetos.
La despedida de Schiaretti en las redes
El gobernador Juan Schiaretti, a través de la red social X (ex Twitter), escribió un mensaje en el que expresó que “el fallecimiento de nuestra querida Sonia Torres es una pérdida irreparable para el pueblo”.
Describió a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Córdoba, fallecida el pasado viernes a los 94 años, como una “luchadora que, en la noche más oscura de la Patria, junto a madres y abuelas, levantaron su voz reclamando por sus hijos y nietos”.
Además, destacó que “a 40 años del retorno de la democracia, su legado y trabajo seguirán siendo un faro en la búsqueda permanente de Memoria, Verdad y Justicia”.
Por otro lado, en un comunicado completo publicado por el diario La Voz del Interior, recordó que “los pueblos que no rescatan la memoria y no ponen la vida por delante del horror y la muerte tienen el riesgo de repetir tragedias. Y los derechos humanos son patrimonio de todos los argentinos, no pueden ser utilizados por un partido político o un gobierno intentando apropiarse de eso”.