Un nuevo caso de violencia extrema conmociona a la ciudad de Berisso: Jesica Noelia Duarte, de 33 años, fue asesinada a balazos por su pareja, Nicolás Ángel Castro, de la misma edad, en presencia del hijo de ambos de apenas 7 años. Tras el crimen, el hombre intentó quitarse la vida con un disparo en la cabeza y permanece internado, bajo custodia policial, en estado grave.
El hecho ocurrió en una casa ubicada en la calle 39, entre 129 y 130. Según fuentes policiales, un llamado al 911 alertó sobre disparos en el lugar. Al arribar, efectivos del Comando de Patrullas de Berisso hallaron a Duarte sin vida en el patio delantero y a Castro herido de gravedad, con una herida de bala en el cuello con salida por el cuero cabelludo.
Personal médico del SAME constató el fallecimiento de la mujer, que presentaba dos impactos de bala, uno en la espalda y otro en el hombro. En el lugar se encontraron cinco vainas servidas de calibre 9 mm y señales de un forcejeo en el dormitorio, además de disparos que salieron hacia la calle desde el interior de la vivienda.
Un crimen anunciado
La investigación está en manos de la fiscal Ana Medina, de la UFI N°1 de La Plata, quien recaratuló el caso como “homicidio triplemente calificado”: por el vínculo, por mediar violencia de género y por el uso de arma de fuego.
Los antecedentes revelan una trama alarmante de violencia previa, judicialización y medidas incumplidas. Tanto Duarte como Castro estaban bajo arresto domiciliario con tobillera electrónica: ella, desde abril de 2024 por una causa de tenencia de drogas con fines de comercialización, y él, desde junio de este año por homicidio calificado y otros delitos.
Castro tenía además un amplio prontuario, con causas por tenencia ilegal de armas, encubrimiento y homicidio agravado, desde 2013.
El testimonio del hijo, clave para la causa
La hija mayor de Jesica aportó un testimonio clave, al revelar que el niño presenció el femicidio. Según su relato, el menor dijo que su padre le disparó dos veces a su madre y luego se intentó suicidar. También aseguró que hubo peleas previas y que Castro había agredido a Duarte y le quitó el celular tras arañarla.
El niño fue examinado médicamente y presentaba hematomas en la frente y marcas en el torso, compatibles con su relato. Vecinos y familiares confirmaron que la relación entre ambos era conflictiva y que Jesica era víctima frecuente de violencia de género.
En paralelo, se investiga si la madre de Castro tenía algún vínculo con la comercialización de drogas a través de Duarte, lo que profundiza el cuadro de vulnerabilidad y riesgo social que rodeaba a la víctima.
Próximos pasos
Mientras Castro continúa sedado y sin poder declarar, la justicia avanza en las pericias y la recolección de más testimonios. La fiscalía ya solicitó su detención formal y aguarda que su estado de salud permita interrogarlo. El caso está siendo seguido de cerca por la SubDDI Berisso y la Estación de Policía Departamental de Seguridad local.
El femicidio de Jesica Duarte vuelve a exponer las falencias del sistema judicial y de protección frente a la violencia de género, en un contexto donde las alertas estaban encendidas, pero no se pudo evitar el trágico desenlace.