Seis policías cordobeses enfrentarán desde hoy un juicio por jurados en el que se debatirán sus responsabilidades en el marco del operativo en el que fue asesinado de un balazo el adolescente Joaquín Paredes (15) y resultó herido un amigo de la misma edad, el 25 de octubre de 2020, en pleno Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) por la pandemia de coronavirus, en la localidad de Paso Viejo.
El inicio del debate estaba previsto para las 10 en la localidad de Cruz del Eje, en el noreste provincial, donde los integrantes del tribunal, Ángel Francisco Andreu, Javier Rojo y Ricardo Arístides, darán lectura a la acusación y luego a la presentación de pruebas documentales y testimoniales.
La acusación está a cargo de la fiscal Fabiana Pochettino y del abogado Claudio Orosz, quien representa como querellante a la familia de la víctima.
De acuerdo a la acusación, la madrugada del 25 de octubre un grupo de policías se trasladó hasta la plaza de Paso Viejo, una localidad de unos 1.000 habitantes, luego de ser alertado sobre una reunión de jóvenes en ese lugar mientras regía el aislamiento.
Cuando los efectivos llegaron al lugar se produjo una discusión con los jóvenes que, de acuerdo a la pesquisa, derivó en una balacera por parte de los policías, quienes efectuaron al menos siete disparos.
De los peritajes realizados durante la pesquisa surgió que cuatro balazos se realizaron con el arma del agente Alexis Luna y tres con la del agente Maykel Mercedes López, entre ellos el que impactó en la espalda de Paredes y le provocó la muerte.
Otro de los disparos, en tanto, se incrustó en el brazo de Brian Brandon Villada (15), quien debió ser asistido en un centro de salud pública, aunque en este caso no se pudo determinar de qué arma partió el tiro.
De los seis policías que llegan a juicio, López es el único que se encuentra detenido y enfrenta una acusación por «homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego y coautor de lesiones graves en agresión agravadas por el uso de arma de fuego en concurso real».
Luna, en tanto, está acusado por «lesiones graves en agresión agravadas por el uso de arma de fuego y disparo de arma de arma de fuego»; mientras que Enzo Ricardo Alvarado, Jorge Luis Gómez y Ronald Nicolás Fernández Aliendro enfrentan cargos por «omisión de los deberes» y «disparo de arma de fuego calificado».
Hay un sexto acusado, el oficial Alberto Daniel Sosa Gallardo, quien responde por el presunto delito de amenazas calificadas.
Soledad Laciar, mamá de Blas Correas, se hizo presente esta mañana en los tribunales de Cruz del Eje para acompañar a la mamá de Joaquín.
«Estamos con muchas ansias de que empiece el juicio, con una mezcla de sensaciones encontradas, porque yo voy a conocer al asesino de mi hijo», manifestó días atrás Soledad, madre de Joaquín, quien recordó que ella conoce a dos de los acusados porque viven en Paso Viejo.
«Estamos tratando de estar fuertes para esta etapa que se viene, que es dura, porque es volver a revivir todo de vuelta, y luchando para que se haga justicia por él», continuó la mujer, quien añadió que pretende «condena para todos», ya que si bien solo de un arma salió la bala que mató a su hijo, «esa noche dispararon todos y ninguno fue capaz de parar esa balacera.»
«Para mí fue un acto de locura lo que hicieron», finalizó Soledad sobre los policías acusados de matar a su hijo, al tiempo que recordó que ni ella ni su familia recibieron «ningún tipo de disculpa».
En las últimas semanas, se proyectó en distintas salas de cine de Córdoba un documental protagonizado por la familia de Paredes titulado «Un pueblo sin Joaquín» y dirigido por Juan Darío Almagro.
Ese documental de 16 minutos de duración contó con los testimonios de la madre de Joaquín; su tía Maribel, su abuela Beatriz y su abuelo Esteban, quienes relataron lo sucedido la noche del crimen.
En el material audiovisual se pueden apreciar imágenes desde adentro de cómo era la vivienda, la habitación y hasta los útiles escolares pertenecientes a Joaquín, además de una recorrida por el pequeño Paso Viejo, con palabras emotivas de los familiares.
«Esta es la mochila que usaba Joaquín para el colegio», muestra la abuela Beatriz, quien abre la ventana de la habitación y, entre risas, dice «para que se vayan los olores», recordando la vida de su nieto.
«A mí me han partido al medio», se lamenta el abuelo Esteban, quien fue policía en el pueblo durante 25 años y «nunca tuvo problemas con nadie».
Las imágenes finales del video muestran las innumerables marchas, pintadas en las paredes del pueblo, y hasta un tatuaje que se marcó en la piel alguno de sus allegados para recordar a Joaquín.